Luego de que el Gobierno se sacudiera desde los cimientos a partir de la sorpresiva renuncia de Martín Guzmán, el staff del FMI le comunicó al -aún- ministro que no había habido un acuerdo en el board técnico para cambiar el plan económico de la Argentina. Fue a través de una conversación con Ilan Goldfajn, el director para el Hemisferio Sur del organismo, un funcionario de estilo ‘duro’ en el espectro ideológico del organismo, que antes presidió el Banco Central de su país, durante la presidencia Michel Temer, asumió en enero en el Fondo y quedó a cargo del diseño del programa de refinanciamiento con la Argentina.
El Presidente fue debidamente informado ayer y asume que el camino para destrabar el problema de la reforma que necesita la Argentina deberá iniciarse en la reunión que mantendrá a fines de este mes con Joseph Biden, en Washington. También, en la reunión que mantendrán Alberto Fernández y Sergio Massa con Kristalina Georgieva, también en DC. Sólo de esa forma podrían lograr que el board apruebe los cambios.
El último documento del FMI exige una reducción de las jubilaciones, de la obra pública y de las transferencias a las provincias, para que la meta del déficit fiscal suba. Lo cual no tiene el respaldo del staff del FMI. Es por eso que Alberto Fernández está obligado a cerrar un acuerdo político con Biden que le brinde mayor apoyo, para luego empezar a avanzar los términos de la reformulación con el Fondo tanto con Kristalina Georgieva como con el board.
Esta negociación le permitiría al Presidente, según elucubran en la Casa Rosada, apoyo de los gobernadores y de La Cámpora, la organización que responde a Máximo y Cristina Kirchner y que se plantó en contra durante la recta final de las negociaciones.
Además, una renegociación serviría para mejorar el humor social, mientras los fondos erogados por el FMI seguirían fluyendo hacia las arcas argentinas. Lo cual es necesario en el contexto preelectoral para un Frente de Todos que plantea mantenerse en pie, a pesar de que el impacto en la emisión traiga consecuencias en el preocupante índice de inflación.
El Presidente se encontraba en Olivos mientras diseñaba la estrategia que viene en la relación con el FMI, y sopesaba nombres y cambios en la estructura del Estado para la etapa que viene, después de la renuncia de Martín Guzmán. Ayer, el mandatario se reunió con un grupo de funcionarios en la quinta de Olivos, encuentros que continuaron este domingo.
Y hoy volvió a recibirlos desde temprano. Entre ellos, el canciller Santiago Cafiero, y Sergio Massa, que ayer no fue a Olivos, pero esta mañana sí. Su nombre es uno de los que el Presidente baraja para hacerse cargo de Economía, o bien de la Jefatura de Gabinete. Juntos deberán delinear el nuevo programa económico, consensuando con la vicepresidenta Cristina Kirchner. Según fuentes del Gobierno, los anuncios serán durante la tarde y la noche, para evitar forzar un feriado cambiario mañana.
Los cambios se precipitaron a partir de la presión de Cristina y Máximo Kirchner sobre la figura del -ahora- ex ministro de Economía durante los últimos meses. Más específicamente, desde que Alberto Fernández anunció que su gobierno había alcanzado un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para restructurar la deuda contraída por la gestión del ex presidente Mauricio Macri. Ahora vienen nuevos aires de negociación.
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