El ex marino Roberto Bravo fue condenado en EEUU a pagar USD 27 millones a los familiares de la Masacre de Trelew

El ex militar, de 80 años, no irá a la cárcel porque es un juicio civil. Un jurado popular lo encontró responsable de los fusilamientos ocurridos en agosto de 1972. Su extradición a la Argentina fue rechazada en varias ocasiones

Roberto Guillermo Bravo en los tribunales de Florida

El ex marino Roberto Guillermo Bravo fue condenado por un jurado popular en Estados Unidos a pagar una indemnización de USD 27 millones a los familiares de las víctimas de la Masacre de Trelew, el fusilamiento de militantes de Montoneros, FAR y ERP que intentaron fugarse del Penal de Rawson en agosto de 1972.

A pesar de haber sido encontrado culpable, Bravo no irá a la cárcel porque se trató de una demanda civil. El ex militar de 80 años vive en Estados Unidos desde 1973, a donde llegó como agregado a la Embajada argentina en Washington DC.

Hasta el momento, todos los pedidos desde Argentina para extraditarlo fueron rechazados debido a que Bravo se nacionalizó estadounidense. El último reclamo de traerlo al país para juzgarlo por los delitos de lesa humanidad fue rechazado en 2010.

El juicio civil, que tramitó en una corte del distrito sur de Florida, fue iniciado por cuatro familiares de las 16 víctimas en 2020. Según revelaron fuentes de la querella a Infobae, cada familiar recibirá USD 3 millones “más diversos accesorios punitorios”.

En Argentina la investigación de lo sucedido se había reanudado hace más de una década con la apertura de los archivos militares. En 2012 fueron condenados el contraalmirante Horacio Mayorga, el capitán Jorge Del Real, el capitán Luis Sosa -se lo sindica como uno de los ejecutores e ideólogos del plan- y el cabo Carlos Marandino. El ex jefe de la Base, Roberto Horacio Paccagnini, y el capitán de Navío Jorge Enrique Bautista fueron absueltos. Pero la Cámara de Casación revirtió el fallo dos años más tarde.

El ex militar deberá pagar 27 millones de dólares en indemnización

En medio de esa investigación, en el año 2008, una investigación periodística reveló que Bravo estaba instalado en Florida y que gracias al éxito de su empresa, RGB Group inc., se había hecho millonario. Ese mismo año, el juez federal Hugo Sastre, que investigó el fusilamiento, pidió su captura internacional.

Bravo fundó su compañía con sede en Miami el 22 de junio de 1990. Dedicada a la contratación de personal médico y paramédico en el exterior, sobre todo en Centroamérica, sus principales clientes eran las fuerzas armadas. Los contactos que hizo en sus años dentro de la Agregaduría Naval en Washington, y probablemente después, fueron claves para su desarrollo.

El 24 de marzo de 1980 recibió su estatus de “residencia permanente” en Estados Unidos y el 1 de septiembre de 1987 se convirtió formalmente en ciudadano de ese país. En 1982, Bravo, su esposa y sus hijos se mudaron a Miami, desde donde el ex teniente operó con RGB Group Inc.; y también figuró como presidente y CEO de RLM Services; One Fountainhead Center y Stafford Bookbinding; y gerente de Miami Alliance. Con RGB proveyó de servicios médicos para el Pentágono.

La Masacre de Trelew

El 15 de agosto de 1972, 25 militantes de FAR, ERP y Montoneros detenidos en el Penal de Rawson se fugaron y secuestraron un avión en Trelew para huir a Chile. Seis de ellos consiguieron el objetivo, pero el resto fue detenido y enviado a la Base Naval Almirante Zar.

Las víctimas de la Masacre de Trelew

Una semana después, a las 3.30 de aquel 22 de agosto de hace casi 50 años, un grupo de Infantería de la Armada, conducido por Bravo, los baleó a todos después de que él y el capitán Luis Sosa los despertaran a los gritos, los hicieran salir y formar en el pasillo.

Algunos presos murieron inmediatamente. Otros quedaron heridos y se escondieron en sus celdas. Según la declaración de testigos, Bravo habría entrado a la celda 10, donde estaban Alberto Camps y Mario Delfino, obligando a los dos detenidos baleados que estaban allí a que pusieran sus manos en la nuca, para luego rematarlos. Ambos quedaron tirados en el suelo. Delfino no logró sobrevivir, pero sí Camps, quien tiempo después junto a María Antonia Berger y René Haidar contó los hechos al periodista y poeta Francisco “Paco” Urondo.

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