No fue una decisión intempestiva. Lo que se traduce de la carta del renunciante ministro de Economía Martín Guzmán es la convicción a la que finalmente llegó este discípulo dilecto de Joseph Stiglitz acerca de la imposibilidad de gobernar económicamente sin contar con todos los instrumentos del Estado y mucho menos aún teniendo en contra a una figura del peso político de Cristina Kirchner.
El texto que finalmente dio a conocer a través de su cuenta de Twitter, Martín Guzmán lo empezó a escribir ayer, cuando terminó de tomar plena conciencia de que tenía las manos atadas en la gestión.
Minutos antes de subir la carta a las redes, hubo una comunicación telefónica con Alberto Fernández para avisarle de la decisión de renunciar. El Presidente no deseaba esto y no creía que se haría realidad pese a que el ahora ex ministro le venía planteando el tema - no la renuncia en sí misma - desde hace más de una semana.
En su carta, Guzmán sincera su pensamiento sobre el Presidente, todo lo que dice es lo que realmente piensa. Su afecto por Alberto Fernández sigue intacto pero la gestión es otra cosa y no se gobierna con aprecio, mucho menos en materia económica. En esa cartera se requiere poder total y manejo de todas las áreas que involucran la gestión económica. Un ejemplo de ello es la actual situación energética y la falta de gasoil. Muchas de las cuestiones de esa problemática suceden en áreas donde Guzmán no solo no tenía control sino que muchas veces le jugaban en contra.
Otra de las áreas sensibles que nunca pudo coordinar 100%, fue la conducción y las medidas que se tomaban del BCRA. Sin esos dos pilares y sin respuesta del Presidente al respecto fue que decidió no continuar.
La sensación que lo embarga al ex ministro es que hasta acá se llegó y ya no se puede avanzar. Sensación que confirmó en los últimos días cuando intentó sincerar esta situación con el Presidente y sintió que nada cambiaba por parte de él ni que iba a cambiar. Siempre sintió el respaldo de Alberto Fernández pero ahora se requerían de medidas y decisiones más complejas, contundentes y decisivas. Nada eso parecía que iba a suceder desde la Casa Rosada.
Esa misma sensación le transmitía día a día su equipo a Guzmán frente al cual tampoco ya podía responder. Todos los caminos le señalaban que la única salida era la renuncia. Intentó resistir pero ayer viernes por la tarde hizo el click necesario como para tomar la decisión.
El Presidente no se sorprendió cuando recibió esta tarde el llamado de Guzmán pero no era lo que esperaba. Más cuando fue quien más defendió la gestión de quien fuera su ministro de Economía pese a todos los contragolpes que recibía a diario. Muchos análisis previos a esta renuncia hasta suponían una salida conjunta porque era la dupla ministro-presidente la única que daba batalla a diario al sector de la coalición de gobierno que no estaba de acuerdo ni conforme con el rumbo económico.
A esta hora no hay reemplazo del ministro, que sigue en su despacho, pero está claro que Alberto Fernández deberá pensar bien a quien pone en su lugar y definir si terminará o no de ceder espacios dentro de la coalición de gobierno. No es seguro que sea hoy el anuncio del nuevo funcionario, pero sí es clave que el lunes antes de la apertura de los mercados debe jurar el nuevo ministro y debiera ser un nombre que al menos de cierta tranquilidad al mundo financiero y a toda la Argentina.
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