Es la pelea sindical del año y el primer round ya tiene fecha: el 8 de julio tendrá lugar la asamblea general de afiliados del Sindicato de Comercio de Capital, que decidirá la composición de la junta electoral que fiscalizará los comicios en los que competirán su secretario general, Armando Cavalieri, quien se mantiene desde 1985, y el opositor Ramón Muerza, apoyado por Hugo Moyano.
En la asamblea, convocada esta mañana por el oficialismo y que se realizará en Parque Norte, estarán presentes todos los componentes para que termine con hechos de violencia: es una disputa a todo o nada por el poder en uno de los sindicatos de mayor relevancia política y económica de la Argentina, donde Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta siguen con atención su desarrollo y los empresarios del sector se juegan una partida clave para el trazado laboral que viene.
Y, además, hay antecedentes que preanuncian lo peor: en diciembre pasado, una asamblea también realizada en Parque Norte para aprobar la memoria y balance del sindicato terminó con incidentes sobre cuya autoría cada sector responsabilizó a la fracción contraria. Para el oficialismo, el grupo de Muerza entró con banderas y bombos, arrojó sillas y mesas, se trepó al escenario para interrumpir el encuentro y todo terminó entre golpes, forcejeos y hasta el corte del tránsito en la zona que afectó a los pasajeros que tenían que entrar o salir del Aeroparque. Según el muercismo, todo comenzó cuando “patovicas y barrabravas” de Cavalieri no dejaron entrar a la oposición, pero los problemas se iniciaron cuando los activistas de la oposición ingresaron por la fuerza, como se puede ver en los videos de ese día.
Ahora, ambos sectores coincidieron en pedirles a las autoridades nacionales y porteñas que tomen los recaudos necesarios para que la asamblea no termine en disturbios. Aunque el propio desarrollo del encuentro se presta a las polémicas: por estatuto, los afiliados deben votar a mano alzada, lo que complica todo en caso de paridad de las fuerzas. Muerza anticipó a Infobae que irá acompañado por 6000 adherentes y que si no hay control, “todo puede terminar en un desastre”. Para la gente de Cavalieri, no hay dudas: si hay violencia será porque su opositor la va a provocar.
Las elecciones en Comercio serían en septiembre próximo, pero la asamblea del 8 de julio es clave: para cualquier líder sindical resulta decisivo controlar la junta electoral, que es la que fiscaliza la votación. Desde allí, a veces con maniobras irregulares, se puede dar vuelta cualquier elección. Y en Parque Norte se elegirán a los 5 miembros de la junta electoral. El que predomine en la asamblea designará a todos sus integrantes. ¿Cavalieri o Muerza aceptarán un resultado adverso?
Aunque todavía no está confirmado, todo indica que Cavalieri irá por una una nueva reelección, secundado por Carlos Pérez, su delfín, secretario de Asistencia Social del sindicato y titular de OSECAC, la poderosa obra social mercantil. “El Gitano”, como se lo conoce al veterano sindicalista mercantil, es uno de los dirigentes con más cintura política de la Argentina y pertenece a ese establishment gremial que cultiva un fluido diálogo con los empresarios de todo tipo y con los gobiernos de cualquier signo partidario. Pérez, de perfil bajo, se hizo fuerte en el contacto con los afiliados desde el área de asistencia social y tiene fama de buen administrador.
Muerza, su contendiente, fue secretario de Organización del Sindicato de Comercio de Capital durante tres mandatos consecutivos hasta que decidió disputar la jefatura y tiene una relación estrecha con Alfredo Coto, el dueño de la cadena de supermercados, hasta el punto de que en broma les dicen que son padre e hijo. El candidato opositor enfrentó por primera vez a Cavalieri en los comicios de septiembre de 2018, donde perdió por 461 votos (él dice que fueron sólo 200) en un proceso electoral caracterizado por las denuncias cruzadas en la Justicia por supuestas irregularidades.
El componente distinto (y explosivo en el plano político-sindical) es que Muerza hoy está respaldado (y financiado, según sospecha el oficialismo de Comercio) por Moyano, el dirigente más enfrentado con Cavalieri desde hace décadas. El acuerdo Muerza-Moyano, anticipado por Infobae en enero de 2021, fue piloteado por Facundo Moyano, hijo del líder camionero y secretario adjunto del Sindicato de Peajes, que apadrina listas opositoras en distintos sindicatos codiciados por la corriente que encabeza su padre, como sucedió desde 2012 en Aeronavegantes, lecheros y empleados textiles.
Allegados a Cavalieri creen que el apoyo camionero “cae mal” en las bases de Comercio. Es que el mismo Moyano que auspicia a Muerza es el que le “robó” más de 20.000 afiliados al gremio mercantil por los conflictos de encuadramiento y que tiene un estilo “prepotente y agresivo” que es rechazado por el promedio de los trabajadores de la actividad.
Detrás de ese apoyo moyanista hay una jugada estratégica: quien maneja el Sindicato de Comercio de Capital tiene una acción de oro para quedarse a nivel nacional con la Federación de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS), la organización más numerosa del país, y eso significa contar con los 135 representantes que lleva al congreso de la CGT. Con esa llave, Hugo Moyano apuesta a desbancar de la central obrera a “los Gordos” (Cavalieri y Héctor Daer, de Sanidad) y quedarse con el control de la estructura cegetista. Hoy, Pablo Moyano integra el triunvirato que lidera la CGT, pero la mayoría en la cúpula cegetista es de Daer y sus aliados independientes y barrionuevistas.
Cavalieri acaba de conversar con Mauricio Macri, como lo hace con todos los principales referentes del oficialismo y la oposición, pero hace años que no habla con el periodismo. Ahora, está obligado a mostrar sus cartas en una de las peleas más desafiantes de su extensa carrera. Muerza, que ya cuenta con el aval de un “operador” macrista en la Justicia como Daniel Angelici, exhibió una foto de un encuentro fugaz con Alberto Fernández como muestra del supuesto apoyo presidencial, pero sabe que no es así: el principal asesor del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, albertista hasta la médula, se llama Alberto Tomassone. Y es el abogado de Cavalieri desde hace largas décadas.
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