Asan Azad, el iraní detenido en Concepción del Uruguay que quiso comprar un pasaje con el DNI de otra persona, arribó a las 10.40 de la mañana a la sede de los Tribunales Federales de la ciudad. En principio, su declaración estaba prevista para el pasado martes pero debió postergarse por la falta de un traductor.
Llegó, como en los días anteriores, en medio de un fuerte operativo de seguridad a cargo de oficiales del Grupo Especial de la Policía de Entre Ríos. Entre cuatro y seis efectivos del grupo armados con armas largas, cascos y protección antibalas, lo bajaron esposado de una camioneta de la fuerza y lo entraron raudamente al edificio. Azad, como es su costumbre, sonreía.
Fue llevado ante el juez federal Pablo Seró que entiende en la causa que, por ahora, está caratulada como uso de documento ajeno. No es la primera vez que el ciudadano iraní se presentaba ante el magistrado. El lunes, cuando se cumplieron las 72 horas de su arresto, apeló a su derecho constitucional y se abstuvo de declarar por el delito que se le imputa. El martes como llegó tuvo que retirarse: hubo problemas con la traducción y Seró decidió postergar la indagatoria para este miércoles.
El juez ya había anticipado que, más allá de que Azad no iba a responder preguntas sobre el delito por el que se lo investiga, pretendía que el acusado dé más precisiones sobre el contexto previo a su detención. “Estamos caminando en el aire”, había confesado Seró el lunes, ya que desde su punto de vista todo debe ser comprobado: desde su nacionalidad iraní hasta su nombre. Es que no cuenta con cédula de identidad ni con pasaporte.
Durante casi tres horas, Asan Azad habló, traductor mediante, de los demás hechos y circunstancias que rodean las horas y los días previos a su detención. Algo había dicho ante las autoridades Migratorias que lo interrogaron el mismo viernes por la tarde, pero ahora sus palabras tendrán otro peso: decidirán si su situación procesal se agrava o no.
El ciudadano iraní fue sacado por el Grupo Especial de la Policía a las 13:20. Volvieron a cargarlo a la camioneta y a llevarlo a la Comisaría Primera de Concepción del Uruguay. Es el único dato oficialmente confirmado de la jornada: continuará alojado allí porque la Justicia Federal no requirió su traslado a ningún otro centro de detención. Así lo confirmaron a Infobae fuentes del área de Seguridad del Gobierno de Entre Ríos.
La Comisaría Primera está ubicada en Díaz Vélez y Teniente Ibáñez, en el noroeste de la ciudad, un lugar con vía directa a la Autovía Ruta 14, a la que se llega en 10 minutos tras recorrer unos 5 kilómetros.
Tras la partida de Azad, una pesada cortina de silencio cayó sobre los Tribunales Federales de Concepción. Ni el juez Seró, ni la fiscal Josefina Minatta ni la defensora oficial Julieta Elizalde respondieron las requisitorias periodísticas. Tampoco los operadores judiciales que habitualmente comentan los casos que se ventilan en los juzgados. El hermetismo fue tanto que Seró ni siquiera atendió durante el transcurso de la tarde un llamado urgente que le hizo una alta autoridad del Gobierno provincial, que necesitaba comunicarse con él por otro asunto.
“Por razones del expediente no puedo dar notas”, se excusó una de las partes que interviene en la causa ante las consultas de este medio.
A la par que el mutismo de la Justicia se hacía más cerrado, crecieron los rumores y versiones que llegaron a niveles casi disparatados. Desde que se había podido comprobar que Azad hablaba cinco idiomas (pese a que se comunica con un inglés muy rudimentario) hasta que tenía en su poder tres agendas escritas en tres lenguas diferentes, algo que se da de bruces con los elementos que tenía en su poder al momento de la requisa: sólo se le incautó una escrita en farsí, la lengua oficial de Irán.
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