Para sorpresa de muchos, Mauricio Macri es hoy el dirigente del PRO que menos está pensando en una candidatura. Sí tiene la cabeza en 2023, pero desde otro lado. Quiere transitar los próximos meses apoyando de la manera más igualitaria posible a quienes buscan competir por ocupar la Casa Rosada: Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y, más tímidamente, pero subida al ring por el ex presidente, María Eugenia Vidal.
El horizonte de Macri está puesto en marzo-abril del año que viene. Allí decidirá si irá por un segundo tiempo o si finalmente se convierte en el gran elector del partido que fundó. Actualmente es el rol que más lo seduce, pero lo que le quita el sueño es que todos los postulantes entiendan lo que hay que hacer en la Argentina en caso de ser los elegidos para una nueva aventura de Juntos por el Cambio en el poder. El ex mandatario cree que el deterioro del país se profundizará y que será el tiempo de las reformas estructurales ni bien asuma el nuevo gobierno. El ungido será quien se vea más alineado con esta idea.
El presidente de la Fundación FIFA trabaja con un equipo de 10 personas que se reúnen una vez por semana. Todos integraban el círculo íntimo de decisiones cuando ocupaba el Sillón de Rivadavia. Está encabezado por Fernando De Andreis, ex secretario general de la Presidencia, y Darío Nieto, su secretario privado. Cuando discuten la estrategia de posicionamiento de Macri la conclusión es que aparece en un escenario ideal: no carga con la mochila de medirse en sus palabras porque no busca un cargo y tiene la experiencia de haber estado en la cúspide del poder. Mientras los demás deben preparar al detalle cada entrevista o discurso, el ex jefe de Estado se siente la referencia de la oposición para definir la agenda que debe debatirse sin condicionamientos. El mismo lugar que ocupa Cristina Kirchner en el peronismo, dicen los que lo asesoran.
Lo fundamental para Macri es no quedar favoreciendo, por ahora, a ninguno de los tres que tienen aspiraciones. Por eso, desde su armado le hicieron llegar el mismo mensaje a Larreta, Bullrich y Vidal para que tengan una foto con el ex presidente: “Él los va a acompañar en la actividad que quieran, elijan ustedes”. Así fue que la ex ministra de Seguridad lo tuvo en la presentación de sus equipos técnicos, el jefe de Gobierno porteño lo invitó a una reunión de Gabinete y la ex gobernadora bonaerense participó de una recorrida por La Plata. “La más inteligente fue María Eugenia porque la actividad fue sugerente, pero la opción estuvo para los tres”, se atajan en el círculo íntimo del egresado del Newman.
Consciente de que Larreta y Bullrich -Vidal en menor medida porque aún no tiene claras sus aspiraciones y, además, cuenta con la “ventaja” de que Macri la definió como su debilidad- están dispuestos a casi todo para recibir su bendición, el líder del PRO no está interesado en negociar futuros cargos. Su obsesión es que a partir del 11 de diciembre de 2023 se tomen las medidas que, según su visión, son las necesarias en este momento. Muchas tienen que ver con lo que él no pudo hacer -por falta de impulso propio o condicionamientos externos- entre 2015 y 2019.
El mensaje pareciera estar destinado a la candidatura de Jorge Macri en la ciudad de Buenos Aires. Si bien es algo que el ex presidente quiere y que Larreta está dispuesto a ceder, para nada será algo definitivo. Cerca de Macri recuerdan que él nunca peleó por cargos y que no le ve sentido a tener ministros, diputados o senadores propios. En las últimas elecciones, por citar un caso, solo pidió lugares para Hernán Lombardi y Darío Nieto.
Aunque no lo reconocerá en público, Macri sabe que Vidal corre con desventaja respecto de Larreta y Bullrich. No por capacidad o intención de voto, sino porque todavía no logra recomponer su imagen del todo de las últimas elecciones, donde quedó muy marcada del salto que hizo desde la provincia a la ciudad de Buenos Aires. En el equipo de la ex gobernadora hacen una fuerte autocrítica sobre cómo se manejó esa estrategia y saben que la diputada necesita un “período de sanación” con el votante. Por eso, si bien ella se encarga de ratificar que le gustaría ir por la presidencia, también admiten que no sería extraño que el año que viene no compitiera o, a lo sumo, evalúe ir por el gobierno porteño. El único freno aquí sería que hoy su relación con el alcalde no pasa por el mejor momento debido a la cercanía que la oriunda de Flores volvió a tener con Macri. Además, si bien respaldará a Jorge Macri para ese lugar, el elegido de Larreta, si no estuviera condicionado, sería el ministro de Salud, Fernán Quirós.
Las voces interesadas que lo rodean le aseguran que llegará a abril del año que viene más competitivo que ahora y lo alientan a postularse bajo la premisa de que él es el único que tiene la espalda y la convicción de realizar las reformas de fondo. Pero Macri solo mira una cosa: qué hará Cristina Kirchner. ¿Esto quiere decir que si la ex presidenta compite, él también? No necesariamente, pero sí es una de las condiciones que hoy pone.
En parte, el líder del PRO está transitando un camino parecido al de CFK. Así como la Vicepresidenta dialoga con exponentes de varios sectores (Carlos Melconían y Héctor Daer, por nombrar algunos), Mauricio Macri se reunió este lunes con Daniel Gerold, ingeniero en energía y petróleo y, además, una de las personas que más conocen sobre la cuestión energética en el país. El encuentro, que se desarrolló en las oficinas de Macri en Olivos, duró 40 minutos y la charla fue exclusivamente de cuestiones técnicas. No se habló de política. Semanas atrás, Gerold también fue recibido por Cristina Kirchner. Se fue asombrado por cómo la ex mandataria anotaba todo. ¿La posición que Argentina puede tener en el mundo cuando de energía se trata salta la grieta?
Según cuentan alrededor suyo, son varios los empresarios que le piden a Macri que sea protagonista el año que viene. Lejos de envalentonarse, el ex mandatario ve esto como un método de presión más para que Larreta y Bullrich extremen sus posiciones y publiciten los primeros pasos de un eventual gobierno a su cargo. Una especie de recordatorio -como si les hiciera falta- de que él sigue siendo la máxima figura del partido.
Otra figura que actúa en el mismo sentido es Javier Milei. Es cierto que el economista liberal y el ex presidente de Boca tienen una relación fluida, pero, en privado, Macri reconoce que está lejos de cerrar una alianza electoral o de forzar el ingreso del libertario a Juntos por el Cambio. Sin embargo, no niega que le sirve para marcar el perfil que quiere que adquiera el postulante del PRO en 2023. En definitiva, Macri sabe que Milei puede incomodar, pero no más que eso. No lo ve llegando a un balotaje y descuenta que, en esa instancia entre JxC y el Frente de Todos, los votos del diputado de la Libertad Avanza irán a la oposición. El más complicado con la presencia del economista sería Diego Santilli en la provincia de Buenos Aires ya que, por arrastre de boleta, un candidato de Milei le quitaría votos en la pelea por la gobernación. Y en ese distrito no hay segunda vuelta: por un voto perdes o ganas.
Mientras tanto, habrá que esperar más recorridas de Macri por el conurbano bonaerense y apariciones mediáticas cuando sienta que la oposición no encuentre el rumbo. El ex presidente seguirá con sus obligaciones en el exterior por la FIFA y dando clases sobre liderazgo muy bien remuneradas en dólares en universidades. Para definir su candidatura esperará hasta último momento. Aún tiene muchas cosas que poner en la balanza. El deseo de su esposa, Juliana Awada, de que no vuelva a competir choca con su sensación de que si el segundo tiempo no es ahora, no será nunca más. Y siempre, en el ambiente, está la figura de Cristina Kirchner. ¿Será?
SEGUIR LEYENDO: