En medio de la dura interna del Frente de Todos, la Confederación General del Trabajo (CGT) tomó distancia de la Casa Rosada: en una agitada reunión de su mesa chica, los sindicalistas decidieron suspender el acto que se iba a realizar este viernes en la sede cegetista con la presencia de Alberto Fernández, molestos porque la convocatoria la hizo el Gobierno. “No nos pueden invitar a nuestra propia casa. Y menos cuando no dan respuesta a todos nuestros reclamos”, dijo a Infobae un dirigente que participó del áspero debate realizado en la sede de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN).
Sin embargo, en la Casa Rosada reaccionaron enérgicamente cuando Infobae publicó la noticia y aseguraron que el acto se realizará, aunque admitieron “desproljidades” en la forma en que se comunicó a los dirigentes gremiales. Habría negociaciones de último momento y fuentes oficiales y sindicales admitieron que mañana habrá una definición.
Es tarde, uno de los directivos de la central obrera llamó a un funcionario para explicarle, con una “excusa decorosa”, que el acto del viernes para conmemorar la muerte de Juan Domingo Perón no iba a poder realizarse en el edificio de Azopardo 802. “Hay muchos dirigentes que organizaron sus propios actos para ese día”, fue el argumento central para decir que “no”.
En el encuentro, uno de los gremialistas planteó directamente un paro general de la CGT para protestar contra la inflación y el aumento de precios, aunque tiene más consenso la idea ya conversada de impulsar una movilización callejera, probablemente en agosto, para darle tiempo al Presidente a que “cumpla las promesas y tome las medidas para encarrilar la economía”.
La idea de realizar el acto fue acordada el jueves pasado por el Presidente y el cotitular de la CGT Héctor Daer, uno de sus dirigentes más afines, pero muchos de los colegas del sindicalista se enteraron primero de la convocatoria por un mensaje de WhatsApp enviado esta mañana por la Dirección General de Ceremonial de Presidencia. Por eso esta tarde se llamó a una reunión de urgencia de la mesa chica del sector mayoritario de la CGT, que integran los “Gordos”, los independientes y el barrionuevismo. No estuvieron los representantes del moyanismo ni del kirchnerismo.
Daer no participó porque está en Fortaleza, Brasil, en un congreso sindical internacional. Y el debate de sus compañeros cegetistas sobre el acto fue muy agitado: afloró el malestar por haberse enterado primero por la Casa Rosada de un acto realizado en la sede de la CGT y, además, por la cantidad de reclamos gremiales que el Gobierno sigue sin resolver, desde la incesante caída salarial por el aumento de los precios hasta la profunda crisis de las obras sociales.
En la reunión cegetista, hubo quejas destempladas porque Daer no consultó ni comunicó siquiera a sus colegas sobre el acto con Alberto Fernández. Y tampoco les contó acerca de la entrevista que el miércoles pasado tuvo en el Senado con Cristina Kirchner, hasta ahora una de sus grandes adversarias en la política. Ese contacto fue gestionado por el titular de Sanidad, sin avisarle a nadie, y abrió las renovadas protestas de otros sindicalistas acerca de la actitud de Daer: “Siempre se corta solo”, afirmaron varios en el encuentro de UPCN.
Esta tarde, en la sede de Moreno al 1300, en esta capital, estuvieron presentes el dueño de casa, Andrés Rodríguez; el cotitular de la CGT Carlos Acuña (estaciones de servicio), Gerardo Martínez (UOCRA), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Armando Cavalieri (Comercio), Rodolfo Daer (Alimentación), Jorge Sola (Seguro), Sergio Romero (UDA), Omar Maturano (La Fraternidad), Carlos Frigerio (cerveceros) y Argentino Geneiro (gastronómicos).
El malestar fue creciendo con el correr de los minutos. Hubo un gremialista que incluso deslizó que Héctor Daer terminó debilitando a su amigo Alberto Fernández por haberse reunido con Cristina Kirchner. Otros plantearon sus críticas por la falta de un plan antiinflacionario y la mayoría destacó que la crisis económica conducirá irremediablemente a la derrota electoral del Frente de Todos en 2023. Allí fue cuando uno de los presentes propuso un paro general. ¿Los motivos? La inflación y el aumento de precios. Un colega precisó: “Contra los formadores de precios”. “Es lo mismo -replicó otro dirigente-. Los precios no se forman solos. ¿O el Gobierno no tiene nada que ver?”.
Sin embargo, la huelga no tuvo consenso. Y se reanudó allí la posibilidad de realizar una movilización callejera. Algunos propusieron concretarla en agosto para darle el mes de julio al Presidente para satisfacer los reclamos sindicales.
El clima se puso tan denso que todos decidieron suspender el acto del viernes, que, en realidad, sólo fue decidido por Daer y Alberto Fernández. Andrés Rodríguez, secretario adjunto de la CGT, llamó al líder de Sanidad para avisarle lo que habían resuelto y luego se comunicó con el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello: le habló de la imposibilidad de realizar el evento en Azopardo 802 porque varios sindicatos ya tenían previsto otros homenajes a Perón ese mismo día.
También hubo una conversación de los dirigentes cegetistas con el canciller Santiago Cafiero, uno de los funcionarios que reaccionó enseguida luego de que Infobae informó la suspensión del acto del viernes. El Gobierno intenta reflotar la iniciativa, que incluso obligó a Cristina Kirchner a pasar un acto en Ensenada para el sábado próximo para no competir con el de la CGT. Algunos sindicalistas aseguraron esta noche que la confusa situación entró en un compás de espera hasta mañana. Pero hay algo cierto: hay aires de ruptura política entre el sector mayoritario de la CGT y Alberto Fernández.
SEGUIR LEYENDO: