(Enviado especial) En su segunda presentación ante el G7, Alberto Fernández propuso que se levanten todas las barreras proteccionistas a la venta de alimentos para evitar que las especulaciones a nivel global causen una hambruna sin antecedentes en la historia contemporánea.
“Como ya he dicho, el mundo enfrenta un tiempo muy difícil signado por el fin de la pandemia y una guerra en marcha. La restricción de la oferta de granos y cereales que se observa, ha determinado una escalada de los precios que pone en riesgo la seguridad alimentaria de la humanidad”, aseguró el Presidente durante su discurso de cuatro minutos ante los líderes más poderosos de Occidente.
Y agregó: En ese escenario vuelven a asomar los especuladores financieros que contaminan el comercio de materias primas. Fomentan un juego peligroso en los mercados a futuro y acaban determinando altas y bajas de precios que aumentan la volatilidad.
En este sentido, Alberto Fernández sugirió ante el foro global una salida de política económica de muy difícil aceptación en Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Gran Bretaña y Japón, que son los miembros del G7.
“El último informe sobre perspectivas alimentarias elaborado por la FAO indica que el costo de la importación de alimentos aumentó debido al incremento de los precios sumado a una disparada en los costos del transporte y de los fertilizantes. Frente a esa situación, es necesario evitar las barreras proteccionistas y para arancelarias para la comercialización de alimentos”. propuso el jefe de Estado.
Alberto Fernández asume que la ausencia de una política comercial que suspenda las barreras proteccionista y paraalimentarias pueden causar una tragedia en los países más pobres del planeta. El presidente considera que esas medidas sólo profundizan la crisis social causada por la post pandemia y la guerra en Ucrania.
“Si la crisis actual se prolonga, desataremos una catástrofe humanitaria. Más de 300 millones de personas en el mundo van camino hacia una hambruna. En este contexto, los países centrales han podido continuar con sus importaciones a pesar del desquicio que se vive. Los países periféricos, en cambio, importamos menos porque se redujo nuestra capacidad de pago”, opinó Alberto Fernández.
Y añadió: “Atender a los pueblos sometidos a la crueldad de las privaciones alimentarias es un imperativo ético. Alimentarse no es otra cosa que un derecho humano. Si esa atención no llega con suficiencia, si no consolidamos una nueva arquitectura financiera internacional que remueva dogmas y malas prácticas, todo será una quimera”.
En silencio escuchaban Joseph Biden, Emmanuel Macron, Olaf Scholz, Mario Draghi y Justin Trudeau, entre otros líderes del G7.
A continuación, el jefe de Estado reiteró su propuesta de presentar a la Argentina como un proveedor confiable de alimentos, en un mundo atravesado por el incremento de los insumos, el transporte mundial y la guerra en Ucrania.
“El problema de los alimentos no reside en la producción sino en el acceso a los mismos. La Argentina seguirá siendo un proveedor seguro y continuará brindando asistencia tecnológica y servicios para que otros países mejoren su productividad agrícola”, señaló Alberto Fernández.
Al cerrar su discurso de cuatro minutos, el Presidente completó: “En este encuentro están los países y las organizaciones multilaterales que tienen el capital que a nosotros nos falta. Nosotros tenemos la decisión de crecer y aportar en una comunidad internacional a la que pedimos que deje de condenarnos al olvido por considerarnos parte de la periferia”, aseguró en nombre de la CELAC y la Argentina.
Tras su participación en los plenarios del G7, Alberto Fernández se aprestaba a mantener reuniones bilaterales con el canciller alemán Scholz y el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson. Después habrá una cena informal para todos los participantes del foro mundial. “Prometieron asado”, reveló un miembro clave de la delegación argentina.