¿De qué hablaron Mauricio Macri y Patricia Bullrich a solas hace 48 horas? “Trabajaron sobre lo programático, la profundidad del cambio y la oportunidad que no debemos perder”, aseguran en el entorno bullrichista. ¿El encuentro también sirvió para aclarar algunas sospechas de la jefa del PRO sobre los movimientos “casi electorales” del ex presidente?
Para los allegados a la ex ministra de Seguridad, Macri no se presentará finalmente en las elecciones de 2023, pero su hiperactividad puede convertirse en un obstáculo para el proyecto de Bullrich. La foto con María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo en una recorrida por La Plata prendió luces de alerta: ¿el ex mandatario decidió promover la candidatura presidencial de la ex gobernadora? ¿O sumarla a una fórmula encabezada por él? Hace mucho que la dirigencia del PRO inspecciona con lupa cada gesto de su fundador, intentando decodificar mensajes de una jugada aún indescifrable.
Es lógico. Si Macri decidiera competir por un “segundo tiempo”, lo haría a partir del respaldo de un electorado en común con Bullrich. El famoso “voto duro”. Por eso la titular del PRO da inequívocas señales de su voluntad de llegar a la Casa Rosada, pero aún no lo explicita. ¿La candidatura del ex mandatario la haría desistir de su proyecto? A diferencia de lo que ya blanqueó Horacio Rodríguez Larreta, nadie imagina que Bullrich quiera competir con su jefe político en las PASO.
Hay quienes temen que Bullrich quede atrapada en una profecía autocumplida: estaría tan convencida de que Macri no la apoyará, que puede tomar decisiones que finalmente conviertan esa sensación en una realidad. Pero nada de esto seguramente se haya conversado el viernes en las oficinas del ex presidente en Olivos, luego de haber compartido el acto en el Teatro Colón en el que Santiago Kovadloff fue declarado ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Hay algo cierto: la titular del PRO le contó al ex mandatario el viaje que emprenderá el jueves próximo a la Universidad de Oxford para completar durante 10 días un programa dedicado a líderes públicos que están en altos puestos ejecutivos.
Con una maestría de FLACSO en Sociología y Ciencias Políticas y doctora en Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Bullrich considera que un aprendizaje en Oxford es un complemento interesante para su carrera. Por eso comenzó el programa en 2020, de manera virtual por la pandemia, y ahora lo hará en forma presencial. Tiene previsto trabajar sobre dos temas: el tema del servicio público y el Estado profesional y el modelo de un Banco Central independiente. Aún así, sus colaboradores aclaran que mantendrá su agenda mediática a distancia y que sus dirigentes seguirán trabajando en el territorio. Javier Iguacel, por ejemplo, intensificará sus recorridas por la provincia de Buenos Aires y estrenará un comando propio para avanzar como candidato a gobernador del bullrichismo. En sus filas descuentan que Macri se sumará a alguna de sus caminatas bonaerenses, así como hizo con Ritondo (¿no lo hará con Diego Santilli?).
Durante la ausencia de Bullrich tampoco descansará el coordinador de sus equipos de gobierno, Alberto Föhrig: está a cargo del trabajo de unos 170 especialistas y dirigentes políticos. La estructura incluye un consejo asesor, que cuida la consistencia de las propuestas que se elaboran; 12 equipos encargados de temas específicos, nucleados por “problemas” y no tanto por ministerios, y otros 12 grupos de expertos que se dedican a la sintonía fina, como la discusión de los decretos, resoluciones y leyes que harán falta para las transformaciones que la jefa del PRO aplicará si es Presidenta.
Bullrich ya formalizó el pase a sus equipos de otro ministro de Cambiemos: Dante Sica participó la semana pasada de un encuentro sobre temas sindicales y laborales en un hotel de la zona de Congreso. El ex titular de Producción y Trabajo se sumó al equipo que integran abogados como Horacio Pitrau, ex secretario de Trabajo, y Omar Yasin, entre otros. Ya están elaborando propuestas a pedido de la ex ministra de Seguridad: por ejemplo, la eliminación de los planes sociales y su conversión en trabajo genuino, la creación de un fondo de cese laboral en reemplazo de la indemnización, la modernización de los convenios colectivos de trabajo y la reducción de los costos laborales. Curiosamente, aún nadie habló de la Ley 23.551 de Asociaciones Sindicales, que consagra el modelo de unicato gremial y reelecciones perpetuas.
Con Bullrich en Oxford, Horacio Rodríguez Larreta en Israel y Macri que emprende desde este martes y hasta el 3 de julio un viaje a Puerto Rico y a República Dominicana, en estos días tampoco se hará un nuevo almuerzo de los líderes del PRO, que la semana pasada se suspendió por “cuestiones de agenda”. Estas comidas fueron ideadas por el ex presidente como una forma de disipar las tensiones internas, pero terminaron convirtiéndose en inesperadas fuentes de intrigas: varios de los dirigentes miran con recelo la convocatoria porque son un mero vehículo para que Macri baje línea y refuerce su liderazgo.
En uno de esos encuentros, a principios de mayo, el ex jefe del Estado reclamó a sus colegas partidarios que el PRO “se diferencie y no caiga en la trampa” de la UCR en algunas votaciones en el Congreso, como la del proyecto de ley sobre la regulación del cannabis medicinal, impulsado por el jefe del radicalismo, Gerardo Morales, y que, según las quejas escuchadas en el almuerzo, “tiene las características de un nuevo impuesto y favorecerá una mayor burocracia estatal”.
Por entonces, Morales había tenido que dar explicaciones por las versiones sobre un acuerdo con Sergio Massa para sumar a la radical Roxana Reyes al Consejo de la Magistratura a cambio de votos para reformar la Corte Suprema. Pero fue la dura postura de Macri, acompañada de la definición de que “la unidad de Juntos por el Cambio no sirve si no representa el cambio”, la que ennegreció el clima de la coalición opositora. El ex presidente dejó de participar de las reuniones de la Mesa Nacional de JxC, a las que sí concurrió el gobernador de Jujuy, y la interna se puso al rojo luego de que Macri dijo en un foro en Brasil que Hipólito Yrigoyen fue “uno de los primeros impulsores del populismo en América Latina” y Morales le contestó de manera tajante con una carta pública: “Si tu intención es romper Juntos por el Cambio para buscar un acuerdo con sectores de la extrema derecha antidemocrática, lo mejor es decirlo concretamente”, advirtió.
Ahora, la coincidencia de los viajes de Macri, Bullrich y Rodríguez Larreta, que seguirán postergando el almuerzo del PRO, permitirá que al menos por una semana se desactive otra bomba que podría explotar en la oposición: el malestar de los “halcones” por la decisión de Morales de estrechar filas con el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, a quien le prometió el apoyo de la UCR para sancionar un plan nacional del área, y de habilitar al diputado jujeño Jorge Rizzotti, como informó el sitio Lapoliticaonline, “a consensuar una ley para aumentar los subsidios al transporte”.
En el PRO, además, siguen con mucha preocupación las negociaciones del gobernador Axel Kicillof con el radicalismo para otorgarle uno de los tres lugares vacantes en la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires. Nuevamente, tomó cuerpo el fantasma de un pacto “a espaldas de la gente”, como el que denunció el senador provincial de JxC Joaquín de la Torre cuando el mandatario bonaerense, en acuerdo con un sector de la oposición, nombró a un dirigente propio en el Tribunal de Cuentas a cambio de puestos en el Banco Provincia y la Defensoría del Pueblo.
Para los puristas que rodean a Bullrich, la peor pesadilla se hizo realidad en las últimas horas: el economista Carlos Melconian, a quien la titular del PRO dijo que le gustaría como ministro de Economía, se reunió con Cristina Kirchner. Para colmo, el ex presidente del Banco Nación justificó su encuentro “institucional” con la Vicepresidenta: “Estoy trabajando por la Argentina, arriba de la grieta”, dijo, tras lo cual consideró que el país “va a ser ingobernable si no se eliminan posiciones extremas”. Casi las mismas palabras que podría suscribir el peor rival de Bullrich en la interna del PRO, Rodríguez Larreta.
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