En la foja número 20 de su imputación como presunto terrorista al piloto iraní Gholamreza Ghasemi y al resto de la tripulación que llegó a bordo del Boeing matrícula YV3531, la fiscal federal Cecilia Incardona describe un conjunto de circunstancias irregulares que la llevan a preguntarse si el aterrizaje de la nave de Emtrasur en Ezeiza podría haber sido un acto de preparación para proveer bienes o dinero que pudieran utilizarse en un ataque terrorista ordenado por el régimen fundamentalista de Irán.
“Mencionaré algunas de las circunstancias irregulares que me llevan a indagar si el verdadero objetivo del arribo de la aeronave a nuestro país fue exclusivamente para transportar mercadería de autopartes, o bien si estuvo fundado en razones diferentes a las alegadas y constituya, eventualmente, un acto de preparación para proveer bienes o dinero que pudieran utilizarse para una actividad de terrorismo, su financiamiento u organización”, introduce la funcionaria del Ministerio Público antes de avanzar con su imputación.
Incardona reveló en su requerimiento que durante una inspección ocular al Boeing modelo 747-300M - matrícula YV3531- se encontró un plan de vuelo que establecía que, al 23 de abril de 2022, el avión aún era propiedad de la compañía Qeshm Fars Air.
Este indicio deriva en una consecuencia clave para la hipótesis de ataque terrorista que presenta la fiscal federal: la empresa venezolana Emtrasur aseguró en una presentación judicial que el avión había sido adquirido el 11 de enero de 2022, mientras que el plan de vuelo sostiene que la nave secuestrada pertenece a Qeshm Fars Air, una compañía de aviación vinculada a operaciones terroristas en Medio Oriente.
El FBI remitió al juzgado federal de Lomas de Zamora, a cargo de Federico Villena, un informe de tres fojas-case file: BE -6135976- que describe las actividades de la empresa que sería la verdadera propietaria de la nave que llegó a Ezeiza con el nombre de Emtrasur.
“Fars Air Qeshm fue señalada por el Tesoro de los Estados Unidos en 2019 debido a su participación directa en la actividad terrorista y la asistencia que proporciona a la Fuerza Quds y a la aerolínea iraní Mahan Air, que han sido señaladas como entidades terroristas”, sostiene el informe que utilizó Incardona para imputar al piloto Ghasemi y el resto de la tripulación.
Además del plan de vuelo, las fuerzas de seguridad encontraron en el avión otros tres indicios que vinculan al piloto iraní con la empresa de esa nacionalidad acusada de participar de actos terroristas ejecutados en Medio Oriente:
1. Una cinta color azul que decía “Qeshm Fars Air” que sirve para colgar del cuello una credencial plastificada con la inscripción “Captain Gholamreza Ghasemi” de Mahan Airlines
2. Otra credencial a nombre de Captain Gholamreza Ghasemi de Fars Air.
3. Una agenda dentro de la cual se hallaba una tarjeta que rezaba “Mahan Air Hotel (No2) TEL: +98(21)44023672.
Estos indicios recogidos por Incardona en su requerimiento refuerzan su importancia con el informe que el FBI presentó hace 5 días en el despacho de Villena.
“La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) desea transmitir la siguiente información sobre la asociación de Gholamreza Ghasemi con los grupos terroristas designados, la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC-QF) y Hezbollah. Gholamreza Ghasemi es CEO y miembro del Consejo de Administración de Fars Air Qeshm. Además de su posición, Ghasemi también es piloto”, asegura un informe enviado desde Estados Unidos al juzgado federal de Lomas de Zamora.
Por esta información clasificada del FBI más la evidencia encontrada por las fuerzas de seguridad, la fiscal plantea que la llegada del avión podría haber sido un acto preparatorio de otro ataque terrorista en la Argentina. Los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA fueron preparados en Irán y ejecutados por terroristas de Hezbollah.
La fiscal federal también hace hincapié en la ausencia de documentación sólida que permita asegurar que el avión Boeing modelo 747-300M - matrícula YV3531-pertenece a la compañía venezolana Emtrasur. A Incardona no le cierra la póliza de seguro presentada -a nombre de una empresa llamada Miranda- y sus fechas de emisión.
En su escrito de 24 fojas, Incardona además alertó sobre las incongruencias en la lista de los tripulantes que salieron desde Caracas. La fiscal se pregunta por qué aparece un tripulante llamado Khoodadadzadeh Alí Ghaffar, que habría partido de Venezuela y nunca llegó, y por qué la empresa Emtrasur agregó al pasajero Khosraviaragh Mohammad, que no estaba en la nomina formal y apareció en Ezeiza sin explicaciones.
Por último, la fiscal reveló que en la habitación 309 del hotel Plaza Central Canning, ocupada por Abdolbaset Mohammadi, se encontró un Ipad-Apple bloqueado. Fue retirada del avión por un tripulante iraní, pero no pertenecería a ninguno de los imputados por presunta participación en un acto de terrorismo internacional.
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