“Horacio no quería subirse al ring, pero le tiraron el ring encima”. La frase es de un operador de Horacio Rodríguez Larreta y alude a lo que pasó en las últimas semanas: el jefe de Gobierno se resistía a explicitar su proyecto presidencial y prefería recluirse en la gestión porque falta mucho tiempo para las elecciones de 2023, pero esa decisión ya quedó atrás. Desde fines de abril comenzó a mostrarse presidenciable, dar detalles de sus ideas y sus candidatos para el desafío del año próximo.
¿Por qué tuvo que revisar la estrategia y anticipar sus planes? En el entorno larretista deslizan que hubo presiones del Círculo Rojo: empresarios importantes que le pedían que empezara a contar qué iba a hacer en caso de que llegue a la Casa Rosada. Y, además, un clima que se instaló en el PRO para que adelante su proyecto presidencial, forzado por el mayor protagonismo de Mauricio Macri y la hiperactividad de Patricia Bullrich. El primer paso lo dio el 29 de abril en San Carlos de Bariloche, cuando, en modo candidato, les aseguró a los empresarios del Foro Llao Llao que estaba dispuesto a competir con el ex mandatario para disputar la Presidencia y contó su plan para terminar con la grieta y construir un gobierno de coalición.
Algunas de las siguientes escalas en las que habló de sus propuestas fueron la cena de la Fundación Libertad y una comida del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp). En todos los casos, se mantuvo firme en los ejes de su discurso y no los adaptó a lo que quería escuchar su auditorio. Sucedió en el encuentro del liberalismo, donde definió que “gobernar es negociar, y negociar es ceder” ante un público más identificado con la dureza de los “halcones”. Y en la reunión del Cicyp no habló de eliminar las retenciones a las exportaciones del agro, como muchos de los presentes esperaban que dijera, sino de priorizar el “paso anterior”, que es el equilibrio fiscal. “Si no, es pan para hoy y hambre para esta noche”, destacó. Casualmente, o no, Rodríguez Larreta se reunió la semana pasada con las autoridades de la Sociedad Rural y hubo otro discurso: ambas partes coincidieron en que “las retenciones son un mal impuesto que impiden el crecimiento del sector”.
Más allá de los vaivenes sobre las propuestas, Rodríguez Larreta tomó decisiones tajantes que no tendrán marcha atrás: confirmó que Diego Santilli será su único candidato a gobernador bonaerense y Jorge Macri, su postulante a jefe de Gobierno porteño. A la vez, empezó a reclamar a gran parte de la dirigencia que definiera si adhería o no a su proyecto político. Los que le decían que no o no respaldaban a sus candidatos, quedarían entonces fuera de su círculo. Le pasó a Cristian Ritondo, a quien Larreta había incentivado a que recorriera la provincia de Buenos Aires en forma simultánea con Santilli, con la idea de resolver en marzo de 2023 quién sería el mejor postulante sobre la base de las encuestas.
Pero al jefe del bloque de diputados del PRO fue a visitarlo un emisario de Larreta que, luego de quejarse por su acercamiento al ex presidente (con pintadas que decían “Macri presidente, Ritondo gobernador” y recorridas bonaerenses junto con el diputado Hernán Lombardi, del círculo íntimo macrista), le exigió que definiera si apoyaría la candidatura de Santilli o se lanzaría para la gobernación bonaerense. Ritondo eligió la segunda opción. Ya quedó afuera del dispositivo larretista.
Lo mismo está sucediendo con otros dirigentes, a quienes también se les demanda fidelidad expresa o destierro político, que equivale a no contar con el apoyo del famoso “aparato porteño”. Tanto Rodríguez Larreta como Bullrich miran con lupa quiénes van a los actos o encuentros de su contrincante. Llevan el registro de las lealtades y las “traiciones”. Todavía hay quienes juegan a dos puntas. O a tres si se incluye a Macri, a quien nadie todavía lo excluye como candidato presidencial.
En el PRO, por ejemplo, hay cierta desorientación por la apuesta de Emilio Monzó: allegados a Rodríguez Larreta hablan de un acuerdo político con el ex titular de la Cámara de Diputados (“voy a cazar aliados en el bosque”, le habría ofrecido al alcalde porteño), aunque en el equipo bullrichista militan referentes alineados con Monzó como el diputado nacional Sebastián García De Luca, el ex diputado Nicolás Massot y el legislador bonaerense Marcelo Daletto. ¿Habrá represalias del larretismo?
En las próximas semanas subirá la temperatura de la pulseada interna: se prevé que importantes referentes del PRO que hoy aparecen equidistantes revelen públicamente su adhesión al proyecto de Rodríguez Larreta. También se producirían más realineamientos: figuras identificadas con los “halcones” podrían cambiar de camiseta y pasarse a las filas del jefe de Gobierno. Se sumarían a dirigentes que cruzaron de vereda como Jorge Macri, quien pidió licencia como intendente de Vicente López para convertirse en ministro de Gobierno porteño; Florencia Arietto, que abandonó a Bullrich para apoyar a Santilli, y Omar De Marchi, el diputado mendocino que respondía a Macri y terminó como el nuevo armador nacional de Larreta.
En el terreno bonaerense se está preparando una foto que tendrá un alto valor político: referentes provinciales del PRO, incluso algunos vinculados con María Eugenia Vidal y, por ende, a Ritondo, posarán juntos para explicitar su respaldo a Santilli. En medio de la proliferación de candidatos a gobernador del partido (además de Ritondo, intendentes como Néstor Grindetti, Julio Garro y Diego Valenzuela), ese tipo de gestos pueden ser decisivos para la pelea interna en la provincia. “El Colo” sigue aferrado a su estrategia de recorrer el distrito y acercarse a los intendentes: hace 24 horas estuvo con Manuel Passaglia, jefe comunal de San Nicolás, y Javier Martínez, de Pergamino, en una incursión que incluyó a Ramallo y Baradero.
Mientras, la mesa larretista que apuntalará el proyecto “Horacio Presidente” fue rediseñada no sólo con las incorporaciones de De Marchi y Jorge Macri sino con la decisión de que Santilli se concentre exclusivamente en el armado político bonaerense. La nueva etapa se lanzó formalmente el miércoles pasado, con sandwiches de lomito, en un encuentro de las máximas figuras larretistas realizado en un local en la calle Olazábal, en el barrio de Belgrano, que servirá de sede para esta estructura. Allí estuvieron, además del jefe de Gobierno, Santilli, De Marchi, Jorge Macri, Eduardo Macchiavelli, Fernando Straface, Felipe Miguel, Federico Di Benedetto, Alvaro González, Martín Maquieyra, Francisco Quintana y Augusto Rodríguez Larreta (hermano del jefe de Gobierno), entre otros. Fue una reunión “más motivacional”, según algunos de los presentes, en la que hubo discursos que ratificaron el rumbo elegido: “Hay que estar cerca de la gente, trabajar de acuerdo con un plan y tener una propuesta para transformar el país”.
Rodríguez Larreta aceleró el ritmo de su plan presidencial cuidando la misma estrategia política: visita una vez por semana el conurbano (este jueves fue a Florencio Varela) y profundizará sus recorridas por el interior. Privilegiará, a la vez, sus viajes al exterior: en estos días estuvo con el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y en las próximas semanas concretará una gira por Israel, donde, acompañado por Straface, se entrevistará con los políticos y economistas que armaron el plan israelí de salida de la crisis de los años 80, además de mantener contactos vinculados con la agenda de temas de la Ciudad.
El comando larretista sigue siendo optimista sobre el futuro: asegura que el jefe de Gobierno se mantiene con índices muy favorables en las encuestas y que no es relevante que los números también la favorezcan a Bullrich porque falta más de un año para votar. Hasta entonces, ese maratonista de la política que es Rodríguez Larreta piensa mantener su estrategia. Lo demostrará esta semana: el martes volverá a participar de los almuerzos que organiza Macri para ordenar a los líderes del PRO, el miércoles hablará en el segundo encuentro regional de la Fundación Pensar, en Salta, y el jueves irá a Río Cuarto, Córdoba, para el encuentro temático de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio, dedicado a “Agroindustria e Innovación”. Se cruzará en cada escala con sus rivales internos, pero el presidente Lacalle Pou le dio una frase que rige su concepción política y que Rodríguez Larreta prometió adoptar porque refleja lo que hará para ganar en 2023: “Firme con las ideas, suave con las personas”.
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