“¿Yo, señor?, “No señor”. El escándalo del avión venezolano-iraní se transformó en el juego del Gran Bonete. La autopartista SAS, dueña de la carga que llegó el lunes 6 de junio a Buenos Aires, se desligó desde el comienzo y apuntó a FRACHT, una empresa de logística con sede en Suiza y sucursales en 40 países. Esa firma tampoco asume la responsabilidad de contratar a Emtrasur, la aerolínea de carga venezolana. “Fracht contrató a la empresa Aerocharter México, quien asumió la completa responsabilidad sobre ese vuelo”, respondió a través de un breve comunicado al que tuvo acceso Infobae.
El avión retenido en el aeropuerto de Ezeiza transportaba piezas para la fabricación de asientos y panel de instrumentos para el modelo Taos, que la empresa automotriz Volkswagen produce en la Argentina, en su planta de General Pacheco, y que adquiere a través de la autopartista SAS.
La carga fue revisada por las autoridades aduaneras argentinas con especial rigor porque había alertas de agencias internacionales, y se liberó antes de que el avión intente cargar combustible en Uruguay. La carga fue revisada nuevamente el miércoles 8 en un operativo conjunto entre PSA, PFA y Aduana en la Terminal de Cargas Argentina (TCA). “Para la realización de dichos controles se utilizaron detectores de trazas, canes especializados en la búsqueda de explosivos y narcóticos, como así también se sometieron de manera aleatoria para su control por equipos de rayos x, alguno de los pallets de la carga en cuestión; dichos controles arrojaron resultado negativo en cuanto a la presencia de elementos prohibidos”, detalló la PSA en un informe ante el juez federal Federico Villena.
El viernes 10, cerca de las 19 horas, cuando ya había trascendido el escándalo por un pedido de informes del diputado Gerardo Milman, hubo otra revisión de la PSA dentro del avión, con la presencia de los tripulantes.
Volkswagen se desligó del avión desde el comienzo. “La relación entre el forwarder (agente de carrera) y la compañía aérea para que las piezas para la producción de las mencionadas partes lleguen a la Argentina es algo que Volkswagen Argentina desconoce y no tiene relación alguna con los hechos sucedidos“, explicaron desde la compañía.
Por su parte, SAS Automotriz, que es parte del grupo francés Faurecia, siguió la misma estrategia. “La relación entre el forwarder y la compañía aérea para que las mencionadas piezas lleguen a la Argentina es algo que SAS Automotriz Argentina SA desconoce y no tiene relación alguna”, dijo.
Faltaba la palabra del forwarder involucrado. “Con la única intención de mover la carga aérea desde México para su cliente. Fracht contrató a la empresa Aerocharter México, quien asumió la completa responsabilidad sobre ese vuelo”, dice un comunicado. Y agrega: “La situación asociada a este vuelo se presentó en Argentina luego de que toda la carga fuera descargada y realizados los procesos aduaneros”.
¿Cómo una empresa con sede en Suiza y oficinas en Houston (Estados Unidos) termina contratando a un avión venezolano-iraní?, es una de las preguntas que todavía no tiene respuesta. “Cuando hay apuro para traer una carga pasan estas cosas, los fortwarder salen a buscar cualquier avión”, explica una fuente del mercado automotriz.
El Boeing 747-300, adquirido por Emtrasur a principios de año a la compañía iraní Mahan Air, está bajo custodia de la PSA y esta tarde será revisado por la Justicia. Es una de las medidas ordenadas por el juez federal Federico Villena en un expediente que está bajo secreto de sumario.
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