Daniel Scioli desembarcó en el gobierno de Alberto Fernández en un acto ecléctico que se llevó a cabo en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada. Hubo peronistas de todos los colores. Kirchneristas del campamento político que controla Cristina Kirchner, la cúpula de la CGT y empresarios poderosos.
El flamante ministro de Desarrollo Productivo, cargo que hasta hace pocos días ocupaba el desplazado Matías Kulfas, invitó a cerca de 300 personas a su asunción. Una importante cantidad de personas, mucho mayor a la que hubo en la jura de otros ministros en los anteriores recambios del Gabinete.
Scioli estuvo reunido hasta último momento con el Presidente; el interventor de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Agustín Rossi, y un puñado de ministros del Gabinete, quienes recibieron al nuevo ministro con afecto y en un clima de distención, más allá de que llega como reemplazo de un ministro querido en el albertismo.
“Quiero darte las gracias, Daniel, porque cuando te llamé estuviste. Tenemos una amistad de muchos años. A veces nos encontró juntos y otras no. Gracias por venir a hacerte cargo en este tiempo. Llegó tu hora”, le dijo Fernández para recibirlo. Scioli tuvo la sonrisa dibujada en la cara durante gran pacto del acto. Seguía las palabras del Jefe de Estado mientras saludaba a algunos presentes.
Del Gabinete hubo pocas ausencias. No estuvieron los ministros de Turismo, Matías Lammens; de Hábitat, Jorge Ferraresi, y de Mujeres y Género, Elizabeth Gómez Alcorta. El resto estuvo en las primeras filas del auditorio. Además estuvieron presentes tres gobernadores: Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Ricardo Quintela (La Rioja).
La gran mayoría del gabinete bonaerense también acompañó a Scioli en su jura como ministro. Estuvieron el ex jefe de Gabinete, Alberto Pérez; y los ex ministro Alejandro Collia (Salud), Silvina Batakys (Economía), Eduardo Aparicio (Espacio Público), Martín Ferré (Desarrollo Social), Alejandro “Topo” Rodríguez (Asuntos Agrarios) Mario Oporto (Educación y Cultura), Cristina Álvarez Rodríguez (Gobierno) y el asesor Carlos Gianellla.
Se hicieron presentes el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, que fue candidato a vicegobernador bonaerense en la lista de Scioli como candidato a presidente; el presidente del Grupo Provincia, Gustavo “Tano” Menéndez, y el diputado provincial Mariano Cascalleres. Todos dirigentes cercanos al kirchnerismo y a Máximo Kirchner en territorio bonaerense.
No fueron los únicos exponentes K. También estuvieron la senadora nacional Juliana Di Tullio, el titular de la UOM, Abel Furlán; la diputada Agustina Propato; el camporista Pablo Ceriani, titular de Aerolíneas Argentinas y el secretario de Energía, Darío Martínez.
Otra presencia destacable fue la de los empresarios. Eduardo Eurnekian (Corporación América), Marcelo Figueiras (Laboratorios Richmond), Daniel Vila (América), Jorge Fontevecchia (Editorial Perfil), Daniel Funes de Rioja (UIA). También acompañaron a Scioli los hermanos Federico y Juan Aurelio, consultores históricos del ex motonauta.
También estuvo la cúpula de la CGT, integrada por Pablo Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña. Y los sindicalistas Antonio Caló, Víctor Santa María y Rodolfo Daer. Además, estuvo Luis D’Elía, un nuevo abonado a los actos oficiales y parte del círculo que defiende al Jefe de Estado. Fue un encuentro de distintos sectores del peronismo que hoy intentan convivir en un clima de desconfianza impuesto por la interna.
Durante una conferencia de prensa posterior al acto Scioli intentó saltar la interna entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. No quiso inclina la balanza para ningún lado. Habló de “distintos” puntos de vistas y “diversidad de opiniones”. Se sabe, dentro del peronismo, que el flamante ministro se posicionará cerca del Presidente.
Este años se cumplen 25 años del inicio de la carrera política de Scioli. Tiene la voluntad de volver a competir para ser presidente de la Nación pero no lo reconocerá en público. “No vengo a especular”, aseguró. Y agregó: “Mi carrera política es testimonio y compromiso de poner el hombro en los momentos difíciles”.
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