Una consultora importante incluirá en su próxima encuesta una fórmula presidencial del PRO para sondear cómo mide en el electorado: Mauricio Macri-María Eugenia Vidal. No lo hará de manera antojadiza: en el ambiente político hay quienes imaginan que si el ex presidente decide competir para volver a la Casa Rosada podría hacerlo secundado por la ex gobernadora bonaerense.
Hay muchos datos que confirman que la relación entre ambos está en su esplendor, luego de algunos cortocircuitos que se produjeron en la última etapa del gobierno de Cambiemos. El indicio más reciente fueron las declaraciones que hizo Macri en una entrevista con Viviana Canosa: “Siempre tuve debilidad por María Eugenia. Son dos de los jóvenes más talentosos junto con Marcos Peña. Por eso me banqué la presión de todo el círculo rojo que quería que apoyara a (Sergio) Massa. No se puede, hay que ir con la verdad y las buenas intenciones”, destacó. Incluso la incorporó al pelotón de candidatos presidenciales del PRO: “Si yo el año que viene no estoy participando y veo que alguno de los dos (Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich), u otros como María Eugenia, que no descarta (competir), sí expresan un cambio y otros no, voy a dar mi opinión”.
El ex mandatario también tuvo la semana pasada un gesto significativo hacia Vidal: en el almuerzo de los líderes del PRO, pidió que la diputada porteña, como potencial candidata presidencial, designe un coordinador que se sumará a los elegidos por Rodríguez Larreta y Bullrich para trabajar en los programas de gobierno para 2023 que se elaboran en la Fundación Pensar.
Es decir, Macri puso a Vidal en un pie de igualdad con el jefe de Gobierno y la titular del PRO en materia de postulaciones a la Presidencia. Y ya no es un secreto que el ex jefe del Estado apoya la candidatura a gobernador bonaerense de Cristian Ritondo, el dirigente más próximo a la ex mandataria provincial. Hubo señales en esa dirección: desde las pancartas que aparecieron en la provincia con la leyenda “Macri presidente, Ritondo gobernador” hasta la recorrida del jefe del bloque de diputados del PRO por Bahía Blanca, Carmen de Patagones y Monte Hermoso junto con su colega de bancada Hernán Lombardi, uno de los dirigentes más cercanos a Macri y cuya presencia es como un sello que acredita el aval del ex presidente.
Por eso Rodríguez Larreta envió un emisario para transmitirle a Ritondo las quejas por su cercanía con Macri y, a la vez, para confirmarle que el jefe de Gobierno apostará a Diego Santilli como su único candidato a gobernador. Desde entonces, la pelea en el PRO en la provincia de Buenos Aires se puso al rojo. Aun así, las esquirlas de esta detonaciones bonaerenses no afectaron a Vidal, quien no reniega de su amistad con el alcalde porteño y de su sintonía con el ex presidente. “No podría pelearme con ninguno. Macri es mi padre político y Horacio, mi padre en la gestión”, suele decir la diputada.
La ex gobernadora mantiene su plan de recorrer todo el país durante este año y decidirá sus próximos pasos después de marzo: aspira a ser la candidata presidencial del PRO, pero no descarta una postulación a jefe de Gobierno porteño. Incluso contempla la posibilidad de no presentarse en las elecciones. Por ahora, trabaja desde su banca legislativa, camina los distritos, habla con la gente y luego resolverá, ayudada por las encuestas, si finalmente compite o no en los comicios.
Sus allegados afirman que no está desesperada por ningún cargo ni candidatura. Se propuso escuchar a la gente y reconstruir una imagen que se había resquebrajado por su silencio de más de un año luego de que perdió las elecciones de 2019. La ayudó haber ganado los últimos comicios en el distrito porteño. Las encuestas marcan un repunte de su imagen en todo el país.
Desde principios de año, Vidal ya visitó San Juan, Neuquén, Chubut, Misiones y Tierra del Fuego, y tiene previsto viajar a Córdoba el 21 de julio y luego a Salta. Quiere terminar el año con 17 provincias recorridas. Y, además, su intensa agenda incluye todas las semanas una actividad en el territorio bonaerense, al lado de Ritondo, y otra en la Ciudad de Buenos Aires.
¿Su proyecto incomoda al jefe de Gobierno? En el larretismo aseguran que no. “Hay amistad, confianza y un acuerdo de que saldrá a la cancha el que mejor mida en las encuestas”, sostienen en el entorno del alcalde. En ese mismo sector admiten que las tensiones rigen hoy la relación con el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, quien pasó de haber sido el jefe de campaña de Santilli en las últimas elecciones a promover la candidatura de Macri: “Mauricio merece un segundo tiempo, vamos a ver si la gente le da esa chance”, dijo al diario Clarín poco después de una reunión a solas con el ex presidente en sus oficinas de Olivos.
Grindetti fue el promotor del regreso de Macri al conurbano bonaerense, algo que parecía impensable por los altos niveles de rechazo a su figura que muestran las encuestas. Acompañado por el jefe comunal y por Diego Kravetz, jefe de Gabinete y responsable de Seguridad de Lanús, el ex presidente recorrió comercios y una casa recuperada del narcotráfico en Monte Chingolo. Incluso caminó una cuadra sin ningún refuerzo de custodia, habló con la gente y se prestó a las selfies con los vecinos.
Comprobó lo que le decía el intendente de Lanús: “La gente ya no te rechaza como hace dos años”. Aun así, los colaboradores de Grindetti admiten que la incursión de Macri fue “casi un experimento”: organizaron la visita sin avisarle a nadie y eligieron un lugar “picante” del distrito para sondear la reacción de los vecinos. “Todo salió bien, pero sabíamos que había tres opciones posibles: los insultos, la indiferencia o el aplauso, medalla y beso”. Ya están pensando en más visitas de este tipo, en las cuales Grindetti tendrá otro objetivo que cuenta con un guiño de Macri: postularse como candidato a gobernador.
Esas incursiones en el conurbano profundo no son nuevas para Rodríguez Larreta. Fueron parte de la última campaña electoral y se mantienen desde entonces. La semana pasada, el jefe de Gobierno tuvo una prueba de fuego: junto con Santilli y el ex intendente Martiniano Molina, recorrió durante una hora la Villa Itatí, en Quilmes, que tiene más de 35.000 habitantes e índices récord de pobreza e indigencia. El jefe de Gobierno alterna estas caminatas con encuentros sugestivos: el miércoles pasado, por ejemplo, se reunió con intendentes de la Cuarta Sección Electoral para darles un mensaje de unidad, aunque fue un jefe comunal de la Séptima Sección Electoral el que agitó el tablero: en una entrevista con el sitio Letra P, Ezequiel Galli, de Olavarría, propuso la fórmula Santilli-Maximiliano Abad para la gobernación como “la única manera de ganar la provincia en 2023″. El titular de la UCR provincial y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, son dos radicales con una fluida relación con Larreta.
Santilli tampoco se queda quieto. Esta semana visitará Lomas de Zamora, Quilmes y Morón, mientras que jueves y viernes estarán dedicados a recorrer el interior bonaerense. Los asesores de “El Colo” afirman que en abril y mayo tuvo un crecimiento en las encuestas. Es casi lo mismo que aseguran quienes rodean a Ritondo. Ni los sondeos de opinión le dan paz al PRO.
Los números que más alivian a la dirigencia “amarilla” son los que surgen de una encuesta realizada en mayo por una consultora importante: allí se registra un alza de la imagen negativa de Javier Milei, que saltó del 38% al 41%, mientras que la positiva bajó 1 punto y se ubicó en el 35%. La intención de voto bajó del 20 al 18%. Estas cifras podrían ser peores hoy para el diputado libertario porque el sondeo se hizo antes de sus polémicas opiniones en favor de la libre portación de armas y de la venta de órganos. Las “palomas” del PRO celebraron estos resultados y se mostraron eufóricos con la poca concurrencia al acto del líder de La Libertad Avanza en la cancha de El Porvenir, en Gerli. “Es un mensaje para los halcones que se alegran por el ascenso de Milei y desprecian el armado territorial de la UCR en la provincia”, planteó un estratega cercano al larretismo.
Los “halcones” del PRO, en realidad, están contentos por otros motivos. Patricia Bullrich, por ejemplo, no sólo porque festejó este sábado su cumpleaños, sino porque la semana pasada contó con la presencia de Macri en el acto con sus equipos de gobierno en Olivos. El bullrichismo lo interpretó como un claro respaldo del ex presidente al proyecto político de la ex ministra de Seguridad, aunque en el macrismo aclararon que ya había estado con Larreta en una reunión del gabinete porteño. La presencia sorpresiva fue la de Grindetti: llegó tarde y pasó como para ser visto por todos en su debut como ex larretista.
“Si decimos que vamos a hacer un cambio y nos matamos entre nosotros, ¿quién nos va a creer? La gente no es pelotuda”, dijo Macri ante los asistentes al acto de Bullrich, en una suerte de autocrítica por el insólito enfrentamiento que tuvo con el líder de la UCR, Gerardo Morales, tras haber calificado de “primer populista” de la Argentina a Hipólito Yrigoyen.
Rápida de reflejos, Bullrich concretará este lunes un doble gesto dirigido a sus rivales en el PRO en su visita a Mendoza: luego de ser presentada como docente de la diplomatura en Perspectiva de Género y Seguridad del Instituto Universitario de Seguridad Pública (IUSP), se reunirá con dirigentes del partido que quedaron heridos por el pase del “halcón” Omar de Marchi a las filas de Rodríguez Larreta como armador nacional de su proyecto presidencial. Por la noche, cenará con el senador de la UCR Alfredo Cornejo. No hablarán del pasado, como hizo Macri con Yrigoyen, sino del futuro: ¿será su candidato a vicepresidente?
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