Este domingo fue el último día de Daniel Scioli como embajador en Brasil. Esta noche viajará rumbo a la Argentina para iniciar su ciclo al frente del ministerio de Desarrollo Productivo, lugar que dejó vacante Matías Kulfas, quien fue echado por Alberto Fernández en medio de un escándalo que incluyó un off the record poniendo en duda la transparencia de la licitación del gasoducto Néstor Kirchner.
Antes de irse de Brasil, el embajador recibió una llamada del presidente Jair Bolsonaro anticipándole que lo quería recibir para poder despedirlo en persona. El mandatario lo recibió en su residencia donde hablaron cerca de 20 minutos. Estuvieron solo ellos dos.
Según le relató a Infobae, Scioli le dejó al mandatario brasileño una réplica de la lancha con la que fue campeón del mundo que tenía en la residencia donde vivió durante estos años. Le agradeció el trabajo en conjunto y le dijo que estaba a disposición para ayudarlo en su nuevo rol. También le dijo que había tenido una “buena charla” con Alberto Fernández en el encuentro que tuvieron en Estados Unidos.
Si bien estaba estipulado que jure en su cargo este lunes, el acto formal recién será entre el martes y miércoles de esta semana en la Casa Rosada. Aún faltan enviar invitaciones y terminar de delinear los detalles de la jura en la que el ex gobernador de Buenos Aires dará inicio a una nueva etapa de gestión en su carrera política.
En la última semana Scioli tuvo una serie de reuniones vinculas a la producción. Estuvo con Matías Blanco, presidente de Argentina Grupo Blanco, empresa que fabrica 2 millones de pares de ojotas por año en la localidad bonaerense de Tigre.
También se reunió con el presidente de General Motors para América del Sur, Santiago Chamorro, que le anticipó la decisión empresarial de invertir USD 300 millones en Argentina para la fabricación de una nueva camioneta construida con el 40% de autopartes argentinas.
En un tercer encuentro estuvo con Matías Campondónico, presidente de Dow Argentina, una de las principales compañías de química y petroquímica global. En esa reunión se comprometieron a aumentar las exportaciones de polietileno argentino a Brasil y a toda la región.
La agenda internacional de Scioli ya viene marcada por el desarrollo de la producción, las exportaciones argentinas. Sobre esa base se parará para darle impulso a su gestión, además de intentar refrescar la impronta política del gobierno nacional, cada día más agrietado y convulsionado.
En los últimos días se reunió con el canciller brasileño, Carlos Franca y el vicecanciller Fernando Simas Magalhães, quien lo despidió con elogios. “Somos testigos de su empeño personal en establecer canales de diálogo y de comunicación con los más diferentes sectores del Estado y de la sociedad brasileña. Son pequeños ejemplos de una gestión absolutamente fructífera en el corto período de tiempo”, señaló.
Scioli también recibió saludos de todos los sectores políticos. Quizás el más significativo, además del de Bolsonaro, haya sido el del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Pero no solo fue despedido por la política, sino también por diferentes sectores religiosos.
El embajador fue recibido en la Curia Metropolitana de Brasilia por el Arzobispo local, Don Paulo Cezar Costa, a quien reciénteme el Papa Francisco designó como cardenal y que en agosto se sumará al grupo de asesores que tiene el sumo pontífice. También recibió el saludo de los principales pastores evangélicos.
La designación de Scioli como embajador en Brasil tuvo como objetivo recomponer vínculos con el gobierno local, conducido por Bolsonaro, con quien Alberto Fernández mantiene importantes diferencias en materia de política internacional, además de tener diferentes concepciones ideológicas.
Esa materia parece haber sido aprobada porque la tensión entre ambos gobiernos disminuyó con el paso del tiempo. Desde su entorno advirtieron que se tomó con alegría, y cierta satisfacción, el encuentro que tuvo Fernández con Bolsonaro en la Cumbre de las Américas.
Una llamada del Presidente desde la Quinta de Olivos alcanzó para que Scioli acepte formar parte del Gabinete. “Te pido un favor como amigo. Por tu experiencia, necesito que te hagas cargo del ministerio de Desarrollo Productivo”, le dijo Fernández durante la charla telefónica que tuvieron el mismo sábado que decidió desplazar a Kulfas.
Ni bien se dio a conocer su nombre para asumir como ministro, el ex gobernador de Buenos Aires recibió el llamado de casi todos los gobernadores, del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro y de Cristina Kirchner, que le hizo llegar un afectuoso mensaje.
Su regreso a la Argentina y a un ministerio desde donde, según estiman en el Gobierno, podrá dar buenas noticias, lo posiciona como un fuerte candidato para las elecciones presidenciales del 2023. Sin embargo, desde el entorno de Scioli aseguran que no tiene en la cabeza esa idea. Ahora quiere concentrarse en la gestión.
“Si yo especularía con eso, me quedaría en Brasil”, le indicó a su círculo íntimo. Lo concreto es que el embajador tiene intenciones de competir en los próximos comicios pero solo lo hará si Alberto Fernández decide bajarse de su sueño reeleccionista. En ese caso, hasta el propio Fernández podría impulsarlo como un sucesor.
Su tarea de “nuevo ministro” de un gabinete golpeado y desgastado por la crisis política que atraviesa al Gobierno, no será nada fácil. Scioli no hará ningún cambio brusco en la estructura del ministerio. Su intención es mantener al mismo de trabajo que tuvo Kulfas desde diciembre de 2019, cuando asumió como ministro.
El ex gobernador destaca la tarea realizada por el ex ministro y le agradece la colaboración que le prestó para realizar una transición ordenada. En este nuevo rol será clave su relación con los empresarios, vinculo que Scioli tiene bien aceitado desde sus tiempos como vicepresidente y mandatario bonaerense.
En la Embajada de Argentina, donde trabajo estos últimos años, los empleados le organizaron una despedida. Este domingo, Scioli agasajó a todo el personal que trabaja en su residencia con un asado.
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