En silencio y sin llamar demasiado la atención, el Senado comenzará el tratamiento en comisión de la designación de tres embajadores con un fuerte carácter político tanto para la interna como para el posicionamiento en el escenario global.
La Comisión de Asuntos Constitucionales citó para este jueves a las 10 de la mañana a Gabriel Fuks, Pablo Vilas y Oscar Laborde para que vayan a exponer respecto a los pliegos de designación de los tres como candidatos a embajadores en Ecuador, Honduras y Venezuela, respectivamente.
Las dependencias diplomáticas de estos tres países son parte de la discusión interna, cada vez más tensionada, que tiene el Frente de Todos y, también, del posicionamiento que intenta llevar adelante el Palacio San Martín en su relación con los Estados Unidos y el gobierno de Joe Biden.
La decisión de Oscar Laborde como embajador argentino en Venezuela podría ser la conjunción de esas dos tensiones. Kirchnerista y miembro del Parlasur, tiene un fuerte arraigo y pasado en el Partido Comunista. Con el nuevo posicionamiento que tiene los Estados Unidos respecto de Venezuela, en la Casa Rosada se ilusionan con que Laborde asuma un rol importante en las negociaciones de la comunidad internacional con Maduro.
Venezuela cuenta con capacidad ociosa para la producción de energía, algo que va a necesitar Europa si finalmente rompe la dependencia del gas y el petróleo ruso, como intenta hacer desde que comenzó la invasión a Ucrania. En ese escenario, Laborde cumpliría el rol que busca la Casa Blanca, que es el acompañamiento de los países de la región en la decisión de que el país caribeño vuelva a ser un jugador global en el tablero de la energía.
Según creen en la Casa Rosada, el actual legislador del Parlasur cumple con todos los requisitos para ese puesto: es un hombre ponderado por el kirchnerismo, sabe de inteligencia por sus años de dirigente del PC, comprende el rol de China, Rusia y el “modo” de Maduro y, principalmente, entiende las necesidades de Washington y de la Argentina respecto del gobierno de los Estados Unidos.
Pero aunque el caso de Venezuela podría suponer en primera instancia que es el más complicado, en realidad la designación de Vilas en Honduras y de Fuks en Ecuador tensionan mucho más.
Alberto Fernández, que tenía el pedido de La Cámpora por Vilas, quería enviarlo a Ecuador, pero el gobierno de Lenin Moreno, más cercano a Juntos por el Cambio que al Frente de Todos, lo rechazó.
Esa negativa sirvió para que sea la Casa Rosada quien designe a un dirigente “propio” en ese país -Fuks- pero, como el empuje de La Cámpora por Vilas se mantuvo constante, el “albertismo” hizo un “uno por uno” y entregó la residencia en Tegucigalpa, la capital de Honduras.
Vilas, un hombre de La Cámpora y del Instituto Patria, tiene la particularidad de que será el embajador de un país del que ya tiene la nacionalidad. Nació en Honduras mientras su papá, un militante de Montoneros que participó de la revolución sandinista, se encontraba exiliado en ese país, por lo que cuenta con la nacionalidad argentina y hondureña.
En la militancia local, ingresó a La Cámpora de la mano del hoy secretario general de la organización, Andrés “Cuervo” Larroque, y en los años en los que Cristina Kirchner ocupó el Sillón de Rivadavia fue el encargado de la política exterior del Instituto Patria, lo que lo llevó a un acercamiento con la actual Vicepresidenta de la Nación.
Refugiada
Como parece suceder en todo hoy en día para la Casa Rosada, el pliego de Gabriel Fuks, el hombre elegido por Alberto Fernández para ser embajador en Ecuador, está pendiendo de que el canciller Santiago Cafiero resuelva un pedido del kirchnerismo respecto de la embajada en ese país centroamericano.
Desde hace dos años que la embajada argentina en Quito tiene una residente ecuatoriana. Desde agosto de 2020 en el octavo piso del edificio ubicado en el cruce de la Avenida Amazonas y la calle Roca, se encuentra alojada María de los Ángeles Duarte, ex ministra de Transporte durante la gestión del presidente local Rafael Correa, condenada a 8 años de prisión por corrupción con sentencia firme.
Desde ese momento Duarte y su hijo menor de edad se encuentra viviendo en la embajada argentina que “en carácter de huésped por razones humanitarias ”. Como el gobierno de Ecuador señala que el juicio se realizó con todas las garantías constitucionales se niega a ofrecer un salvo conducto para el ex funcionaria y su hijo por lo que desde hace casi 24 meses que no sale de la residencia argentina en Quito.
En la previa a la discusión en la Comisión y su posterior aprobación en el recinto, los senadores del Frente de Todos Oscar Parrilli y Adolfo Rodríguez Saá le reclamaron por nota al canciller Cafiero que le otorgue asilo a Duarte, lo que demuestra que el pliego de Fuks que lleva la firma del Canciller y el Presidente y que lleva alrededor de cinco meses esperando, depende en buena parte de cómo el Palacio San Martín solucione el caso Duarte.
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