(Enviado especial) Antes de compartir una cena distendida con Mario Abdo Benítez -presidente del Paraguay-, Alberto Fernández convocó a una reunión fuera de agenda para cerrar la redacción del discurso que pronunciará hoy en la Cumbre de las Americas. Será una prueba compleja ante un escenario regional que tiene intereses distintos y contrapuestos, en un tablero global impactado por la guerra de Rusia contra Ucrania.
Al cónclave del piso 24, que está bajo estrictas condiciones de seguridad, llegaron Santiago Cafiero (Canciller), Gustavo Beliz (secretario de Asuntos Estratégicos) y Jorge Argüello (embajador en Washington). Alberto Fernández los hizo pasar a sus habitaciones con vista al Downtown de Los Ángeles y allí comenzó un largo debate para ajustar un discurso presidencial que podría marcar la futura agenda regional de la Argentina.
La discusión política del texto -que será de 8 minutos como máximo- apuntó a fijar la prioridad conceptual en cada uno de los párrafos y el uso de determinados adjetivos. El presidente y sus colaboradores discutieron el tono, la forma y su cadencia.
El concepto geopolítico del discurso que pronunciará Alberto Fernández ya fue acordado con las dos puntas de la mesa. Hubo una compleja negociación con mandatarios, cancilleres y funcionarios de altísimo nivel que están asentados en Washington, Ciudad de México, La Habana, Caracas y Buenos Aires.
Y los resultados de esa negociación implican un discurso que cuestionará las exclusiones de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y alertará sobre los impactos económicos y sociales de la Guerra en Ucrania. Pero también exhibirá una coincidencia conceptual con la nueva agenda que propone Joseph Biden para América Latina.
Durante la ceremonia de inauguración de la Cumbre, Biden anunció la creación de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas, un proyecto que intenta vincular a los organismos multilaterales de crédito con las necesidades regionales. Esa iniciativa coloca en el centro del escenario al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y no descarta que se sumen el Banco Mundial y la CAF.
Alberto Fernández conocía las intenciones geopolíticas de Biden y su discurso de hoy se orienta hacia la misma dirección. El jefe de Estado además propondrá una política regional vinculada a la seguridad alimentaria y una agenda que contemple las reservas en energía que tiene Argentina.
Alberto Fernández tiene un profundo respeto intelectual por Francisco y usará su mirada sobre la guerra y la inflación de alimentos durante su presentación en la Cumbre. Si no cambia a último momento, la perspectiva del Papa estará contenida en la línea ideológica del discurso presidencial.
El Presidente cumplirá lo acordado con las dos facciones en pugna. Será la voz de Cuba, Nicaragua y Venezuela -en un tono firme sin léxico verbal atado a la Guerra Fría-, y explicitará una señal de acuerdo con las propuesta multilaterales que ayer hizo Biden al comienzo de la Cumbre de las Américas.
Cuando terminó la reunión en el piso 24 del hotel Ritz-Carlton, Alberto Fernández, Fabiola Yañez y Sergio Massa se movieron hasta el consulado de Paraguay en Los Ángeles. Allí estaban el presidente Benítez y su esposa Silvana López Moreira, que organizaron una cena distentida y cargada de anécdotas y secretos de Estado.
Benítez le preguntó a Alberto Fernández cómo sería su discurso de hoy en la Cumbre de las Américas. El Presidente dio detalles exactos de su presentación y recibió un comentario a favor de su colega paraguayo. Después cada uno contó sus peripecias en la Cumbre y qué piensan de la agenda de Biden para la región.
Pasada la medianoche, Fernández regresó al hotel y se cruzó con Luis Almagro, secretario general de la OEA. Hicieron como que no se habían visto y cada uno tomó un ascensor por separado.
Hoy a la mañana, confirmando su obsesión por la palabra escrita, Alberto Fernández abrió su computadora y revisó -por enésima vez- el último borrador del discurso que pronunciará cerca de las 18.50 PM (hora de la Argentina).
No le gustaba el final. Y lo cambió.
El presidente ofrecería una sorpresa vinculada a Biden y la CELAC.
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