“Soy medio outsider como política”. La definición desencajó a varios y tuvo cierta réplica (y algo de sorna de adversarios) en las redes sociales. El mensaje surgió de una larga entrevista en el programa Animales Sueltos, con el periodista Alejandro Fantino. Patricia Bullrich, su autora, estaba defendiendo en ese momento que los policías no fueran judicializados por cumplir su función. Así, la ex ministra de Seguridad se diferenció del “político” tradicional, que “se sacaba de encima” este tipo de casos que afectaban la situación penal de las fuerzas de seguridad.
La presidenta del PRO se siente de esa manera, como alguien fuera del sistema. Una subjetividad que cualquier conocedor su historia diría poco verosímil, después de casi más de 50 años de militancia en estructuras políticas como la Juventud Peronista, el Partido Justicialista, el Frepaso, la Coalición Cívica o el PRO. Cerca suyo aseguran que su percepción como outsider tiene que ver con su “psicología”, que “siempre lo dijo”, y que no es una estrategia vinculada a parecerse o disputar la base electoral de Javier Milei, el mediático economista que efectivamente está realizando su primera experiencia política por fuera del sistema tradicional de partidos.
“La gente la ve adentro y afuera de la política. En una sociedad tan enojada con los políticos, ella no está recibiendo tantos palos por esto. Se ve en las encuestas, creen que es joven y nueva”, ilustró, confiado, uno de sus armadores políticos.
Sea por ideas programáticas, un recurso de campaña efectivo o espontaneidad, Patricia Bullrich es receptiva de los sentires del electorado que atrae al movimiento libertario. Realiza movimientos hacia sectores de la juventud, como su participación en el recital de Martina “Tini” Stoessel, cuando se confesó “tinista” desde su cuenta de la red social de TikTok. “El votante de Milei es un votante que también es un votante de Juntos por el Cambio. Entonces, me parece muy importante que nosotros no tomemos distancia del votante de Milei por tomar distancia de Milei, hablar sobre las cosas que queremos hacer y no ser nosotros los voceros de Milei”, definió recientemente.
Bullrich mantiene un discurso confrontativo que no desentona con otras expresiones de una “nueva derecha” que presenta a los derechos sociales como privilegios, repudia a los sindicatos y movimientos sociales, y que enarbola la idea de una drástica reducción del gasto público y de achique del Estado. La mirada es también semejante a la de otros agrupamientos que irrumpieron en las elecciones legislativas del año pasado, como la fuerza Republicanos Unidos, que encabeza el economista Ricardo López Murphy.
El clima de ideas propicio a las reformas pro mercado más duras, sin embargo, le hizo tropezar esta semana, cuando esbozó como propuesta eliminar los ministerios de Salud y Educación. Poco después, tuvo que dar marcha atrás sus declaraciones y precisó que su intención era solo modernizarlos y agilizar su burocracia, para que dejen de ser una “cáscara vacía” en la coordinación con las provincias. Fue un malentendido, aclaró.
“Lo dijo mal, en el primer esquema que hicimos de Gabinete quedaban los dos ministerios. Cerrar un ministerio de Educación tendría un impacto muy grande”, plantearon desde su entorno.
Para su proyecto nacional, el programa político de Patricia Bullrich no tiene grandes diferencias al Mauricio Macri, pese a que podrían ser dos adversarios directos que competirían por el mismo electorado en una eventual interna en el año 2023. El principal desacuerdo provenía de la gestión que impulsó la entonces ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, que compartió una suerte de alianza tácita y buen vínculo con las organizaciones sociales “cayetanas” alineadas con la Iglesia Católica. Hoy, el fundador del PRO rehusa de la masiva implementación e incremento de los programas sociales que hubo durante su mandato, y cualquier tipo de política que favorezca a las estructuras territoriales.
En la disputa del PRO, Macri y Bullrich expresan una distancia ideológica y tácticas más explícitas con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que si bien endureció su discurso en 2022, siempre está atento a capturar el electorado moderado o de centro, una táctica que genera diferencias ante la búsqueda de una población que tiene expectativas a la figura de Javier Milei.
Este martes, Mauricio Macri se mostrará en una actividad con Patricia Bullrich, donde la presidenta partidaria presentará sus equipos técnicos de gobierno. Lo de Macri no será un apoyo explícito a la candidatura de Bullrich, ni nada que se le parezca. Apenas un equilibrio: hace pocas semanas también asistió a actividades del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larrreta. En ese marco estarán los colaboradores y dirigentes con los que Bullrich viene trabajando desde hace tiempo, desde los históricos a los recién llegados: Gerardo Milman, Federico Pinedo, Juan Pablo Arenaza, Paula Bertol, Luciano Laspina, Javier Iguacel, Fernando Iglesias y Waldo Wolff; Susana Decibe, Hernán Lombardi, Alberto Förhig, entre otros.
En ese grupo, darán también el presente el diputado nacional Sebastián García De Luca y el ex diputado Nicolás Massot, que forman parte del armado de Emilio Monzó, el ex presidente de la Cámara de Diputados. Estos dirigentes del peronismo trabajan, más que a favor de Bullrich para engrosar su estructura de la provincia de Buenos Aires, como un contrapeso al proyecto político de Horacio Rodríguez Larreta. No se sienten cómodos con la forma de hacer política del alcalde porteño.
Todos ellos estarán en el Yacht Club de Olivos, la próxima mañana del martes.
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