“La realidad es que ahora casi todo depende del Interbloque Federal”, asegura un diputado del Frente de Todos sentado en su despacho. Se refiere a los ocho votos clave que tanto el oficialismo como Juntos por el Cambio se disputan para aprobar cualquier proyecto de ley.
En la Cámara de Diputados el Frente de Todos tiene 118 bancas y Juntos por el Cambio 116. En este escenario de paridad y sin mayorías automáticas, la capacidad para tejer acuerdos entre diferentes espacios y llegar al quorum de 129 votos ocupa el centro de la escena. Y en las últimas semanas, la oposición parece haber consolidado una dinámica de colaboración mucho más fluida que pone en aprietos al oficialismo.
El acuerdo entre casi todos los bloques e interbloques opositores para impulsar el proyecto de Boleta Única de Papel tomó por sorpresa a la bancada que conduce el kirchnerista Germán Martínez.
Primero lograron los votos para avanzar con un emplazamiento a las comisiones para obligar al oficialismo a debatir el tema. También pusieron un límite de tiempo y consensuaron un proyecto común que garantiza la mayoría en el recinto. De hecho, la oposición presionó con una nota formal a las autoridades de la Cámara para que convoque a una sesión especial para el próximo miércoles.
El oficialismo hasta el momento no pudo hacer mucho para frenar una iniciativa que rechaza de plano. Su impotencia incluso quedó plasmada en los rumores de un eventual veto presidencial si no logran frenarla en el Senado.
Todo parece indicar que esta semana la Boleta Única de Papel tendrá media sanción. Y la experiencia del acuerdo opositor está muy cerca de repetirse en torno a la Ley de Alquileres, ya que esta semana Juntos por el Cambio y el Interbloque Federal -que habían sacado dictámenes de comisión por separado- acercaron posiciones y tienen casi definido un proyecto de consenso. Si se suman los diputados libertarios (los más críticos de la normativa actual), podría ser otro fuerte revés para el Gobierno.
“Necesitamos una victoria para consolidar esta nueva mayoría, eso nos ayudaría mucho”, se entusiasma una diputada de Juntos por el Cambio, que ya proyecta nuevos acuerdos para marcarle la agenda al oficialismo en el corto plazo. En su bancada apuestan a que un triunfo legislativo termine por inclinar la cancha a su favor y acerque a los bloques más chicos.
No es la única. OItros diputados señalan, con algo de ironía, que de a poco se está reconfigurando un nuevo “Grupo A”, en referencia a la alianza parlamentaria que en 2009 le permitió a la oposición quitarle al kirchnerismo el control de las comisiones.
Sin embargo, esta “nueva mayoría” no está tan clara para todos. Ante la consulta de Infobae, uno de los miembros del Interbloque Federal relativizó las posibilidades de una alianza parlamentaria y afirmó que analizan “proyecto por proyecto” antes de votar en forma coordinada con Juntos por el Cambio.
“En los temas institucionales, como Boleta Única, tiene sentido avanzar juntos, pero en temas económicos y sociales tenemos miradas muy distintas, no tenemos tanto interés en buscar coincidencias”, advirtieron.
Por su lado, el oficialismo sufre también en el Congreso las consecuencias de sus propias tensiones internas. Proyectos impulsados por los sectores más duros de la coalición de gobierno, como la reforma del Consejo de la Magistratura, la creación de un fondo para pagarle al FMI con dinero evadido o el sostenimiento de la ley de Alquileres, terminan aglutinando a los diferentes espacios de la oposición. “La grieta termina complicando proyectos como el Compre Argentino, que llegó en un momento donde Macri les dijo que no nos aprueben nada”, lamentó un diputado del Frente de Todos.
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