Después de meses de especulaciones sobre cambios en el Gabinete para zanjar la interna en el Frente de Todos, el presidente Alberto Fernández dio un súbito paso que sacudió al Gobierno, al pedirle la renuncia al ministro de Producción, Matías Kulfas, uno de sus alfiles más cercanos y miembro del cuestionado gabinete económico. El recambio, inesperado (aún no se conoce quién será el sucesor), ocurrió poco después de que la vicepresidenta Cristina Kirchner cuestionara públicamente una información off the record en su contra, que atribuyó a la cartera productiva.
Más allá del hecho puntual, Kulfas, que asumió en diciembre de 2019, era uno de los funcionarios apuntados con mayor vehemencia por la vicepresidenta. Según aseguraban hace meses en el Gobierno, no estaba en los planes del Presidente desplazarlo de su función, aunque recientemente habían retirado de su órbita la sensible secretaría de Comercio -que estaba a cargo, entonces, del kirchnerista Roberto Feletti- para dejarla en manos de Economía en el delicado contexto inflacionario.
“El Presidente Alberto Fernández le pidió la renuncia al ministro Matías Kulfas”, informó oficialmente la portavoz, Gabriela Cerruti, esta tarde cerca de las 14.30. Aunque no informó aún quién será su reemplazo. Poco antes, había trascendido un tuit donde el Presidente tomaba distancia de la información off the record que había reproducido Energía Argentina, atribuyéndola a Kulfas, y que a su vez había reproducido Cristina Kirchner, con duras críticas contra los funcionarios que hablan por lo bajo en contra de su fuerza política. Las críticas anónimas son una de las principales quejas de la vicepresidenta contra Alberto Fernández y los miembros de su entorno desde hace meses, si bien dentro del kirchnerismo también es habitual ese tipo de prácticas.
“Muy injusto y, sobre todo, muy doloroso que este tipo de ataques lo ejecuten funcionarios del propio gobierno del Frente de Todos. Lo peor de todo: sin dar la cara, en off, mintiendo y utilizando periodistas”, había dicho este mediodía Cristina Kirchner, sumándose a un tuit de la cuenta de Twitter Energía Argentina que denunciaba a aquellos “funcionarios del off que además de no saber, mienten y utilizan al periodismo para hacer operaciones políticas en contra de la Vicepresidenta”.
Ese mensaje iba acompañado de una captura de la información en off que había sido distribuido desde el Ministerio de la Producción a distintos periodistas el día previo, poco después del discurso durante el aniversario de YPF donde Cristina Kirchner le pidió a Alberto Fernández que “use la lapicera”. El contenido surgido, según Enarsa, desde Producción, decía: “La lapicera la tienen que usar los funcionarios de Cristina, que fijaron las condiciones para darle la construcción de las cañerías del gasoducto de Vaca Muerta a Techint. Es IASA, con funcionarias designados por ella, quienes hacen las licitaciones”.
Desde la Casa Rosada, sin embargo, dijeron que la eyección de Kulfas no se debió a la modalidad bajo la que se emitió el mensaje, sino al contenido. “No fue un tema de on u off. Él dijo que había un negociado en la licitación de la obra emblemática del Gobierno, y este es un gobierno decente, transparente. No se puede decir cualquier cosa amparados en el off o la interna”, argumentaron desde la Presidencia.
La salida de Kulfas ocurre luego de meses de especulaciones sobre cambios en el Gabinete, enmarcadas en la flagrante pelea entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que no se veían desde hacía tres meses. Durante el último trimestre había reinado la incertidumbre sobre el organigrama del Gobierno. Desde el entorno de Alberto Fernández le exigían que removiera a los funcionarios kirchneristas reacios a seguir sus instrucciones, especialmente los jefes del área energética, Federico Basualdo y Federico Bernal, que responden políticamente a Cristina Kirchner y se mostraban críticos de la gestión de su jefe, el ministro de Economía, Martín Guzmán, que trabaja bajo las órdenes del primer mandatario. También estaban en la mira del albertismo otros importantes funcionarios que forman parte de La Cámpora y que ostentan las cajas más importantes del Estado.
Del otro lado, el kirchnerismo exigía el desplazamiento de Kulfas, de Guzmán y del titular de Trabajo, Claudio Moroni, por considerar que sus respectivas administraciones no estaban a la altura de las necesidades para paliar la crisis económica que atraviesa el país después de la pandemia y a raíz del acuerdo por la deuda con el FMI. Especialmente apuntaban por los problemas para traducir en el poder adquisitivo las mejoras de la macroeconomía. Hasta ayer, en la Casa Rosada aseguraban que la continuidad de los principales miembros del equipo económico no estaba en duda.
De hecho, en los días previos a Semana Santa, el Presidente había amenazado con hacer algunos movimientos en desmedro del ala kirchnerista, aunque nunca fueron ejecutados. Y hoy, finalmente, contra los pronósticos y pedidos de su círculo íntimo, terminó cediendo ante las exigencias para desplazar a Kulfas. El ministro de Producción había sido uno de los principales apuntados por Cristina Kirchner durante su discurso en Chaco, hace un mes, donde recordó con evidente malestar que había publicado un libro -titulado Los tres kirchnerismos-, donde cuestionaba la gestión económica durante su mandato.
Hace tres semanas, el Presidente había decidido remover de la órbita de Kulfas a la secretaría de Comercio Interior, que en ese momento estaba conducida por Feletti, quien en un principio dijo que continuaría al frente, pero luego dio un paso al costado. Comercio Interior pasó entonces a formar parte de Economía, bajo las órdenes de Guzmán, quien nombró en ese lugar a un hombre de su confianza, Guillermo Chang. En ese momento, tanto desde la Presidencia como desde Producción aseguraron que el traspaso del organismo había sido consensuado, y que Kulfas estaba de acuerdo con el súbito movimiento.
Ayer, el jefe de Estado y la vicepresidenta hicieron una puesta en escena para intentar acercar posiciones en la disputa que atraviesan prácticamente desde las últimas elecciones legislativas, donde el Frente de Todos resultó derrotado ante Juntos por el Cambio. Desde entonces tuvieron varios encuentros, pero en el inicio de 2022 los diálogos se espaciaron y hace casi 100 días que no tenían comunicación.
El acto por YPF ayer demostró que hay intenciones de ambas partes para limar asperezas, dentro de lo posible, con el fin de mantener la unidad de la coalición oficialista y evitar una derrota segura en las próximas elecciones presidenciales. Sin embargo, por el contenido y las formas del discurso de Cristina Kirchner, que le pasó diversas facturas al Presidente, las posiciones, como venían advirtiendo desde la Casa Rosada y el Instituto Patria, parecen ser aún irreconciliables.
Alberto Fernández, durante su alocución, buscó poner paños fríos sobre la discusión, al buscar un punto en común a través de las críticas al ex presidente Mauricio Macri, que según dejan trascender en la oposición, podría volver a candidatearse. De todas formas, en un pasaje se “plantó” ante la vicepresidenta, cuando defendió sus gestiones frente al titular de Techint, Paolo Rocca, que habían sido cuestionadas, minutos antes, por Cristina Kirchner.
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