El círculo rojo agrupado en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) no ovacionó a Horacio Rodríguez Larreta ni interrumpió su discurso para aplaudirlo, pero el jefe de Gobierno conformó a los empresarios que lo escucharon repetir los ejes de su propuesta de gobierno y una idea que lo aleja de competidores del PRO como Mauricio Macri o Patricia Bullrich: “El futuro de la Argentina no se juega entre dos opciones: consenso o confrontación. La confrontación no es una opción. Ya la probamos muchas veces y no funcionó”, aseguró.
En el Hotel Alvear Icon, en Puerto Madero, el jefe de Gobierno fue el único orador y, como viene haciendo desde fines de abril, en que comenzó a hablar casi con traje de candidato, reiteró que “para transformar la Argentina necesitamos terminar con la grieta y construir un verdadero gobierno de coalición” y que su plan arranca con una definición: “El primer paso es estabilizar la economía para terminar con la inflación y volver a generar trabajo. Y hay que hacerlo rápido”.
El dato político saliente es que Rodríguez Larreta llegó con una demora de 10 minutos y escoltado por el ministro de Gobierno porteño, Jorge Macri, en una suerte de escenificación del poder que fue adquiriendo el intendente de Vicente López en el entorno larretista: bajaron juntos las escaleras hasta el salón donde se realizaba la comida e incluso flanquearon en la mesa principal a Daniel Funes de Rioja, presidente del Cicyp. ¿La postal que confirma que el primo de Mauricio Macri será candidato a jefe de Gobierno porteño en las elecciones de 2023? Fue el comentario de todos los presentes.
Rodríguez Larreta, a quien acompañó también Fernando Straface, secretario general y de Relaciones Internacionales de la Ciudad, recibió de entrada un gesto de respaldo cuando fue presentado por Funes de Rioja, quien lo calificó de “importante personaje de la política dispuesto a contestar preguntas y en sintonía con los valores y los principios que representa el Cicyp”.
En su discurso ante los 195 empresarios presentes, el alcalde porteño destacó como primer punto de su plan “terminar con la grieta” y sostuvo: “Basta de gobiernos nacionales que apuestan a la división. Llevamos 70 años de peleas, de antinomias, de gobiernos que no continúan lo que hicieron los anteriores. Y el resultado está a la vista. Un fracaso. Hagamos algo diferente -propuso-. Si seguimos haciendo lo mismo, el resultado va a seguir siendo el mismo: más decadencia”.
Se pronunció en favor de “un gobierno de coalición, algo totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados en la Argentina, donde sumemos gente de otras fuerzas e independientes con quienes podamos consensuar un proyecto de país y que expresen un mandato social amplio”.
Larreta insistió en que apunta a obtener el 70% de apoyos “que representen a los millones de argentinos que quieren avanzar en las transformaciones que nuestro país necesita”. Aun así, marcó límites al asegurar: “Nunca vamos a acordar con el kirchnerismo o los extremos populistas”.
“Tampoco significa que estemos buscando ganar la elección con el 70%, porque es imposible -destacó-. La idea es ampliar la representatividad una vez en el gobierno, incorporando dirigentes en espacios de gestión para que le den potencia y apoyo al plan”. Allí fue cuando señaló: “El futuro de la Argentina no se juega entre dos opciones: consenso o confrontación. La confrontación no es una opción. Ya la probamos muchas veces y no funcionó”.
Para Larreta, “ni siquiera los gobiernos que tuvieron períodos de alta concentración de poder pudieron sostener sus reformas porque después venían otros gobiernos, también con mucho poder, y las daban vuelta. Hay un solo camino posible que es el del consenso. Después de años de grieta y confrontación que nos llevaron al fracaso, hoy lo disruptivo y lo distinto es apostar al consenso”.
“Todos los días tenemos que consolidar la unidad de Juntos por el Cambio, ampliarnos y mantenernos en el centro, alejados de los extremos”, planteó en otro tramo de su discurso.
En las mesas lo escuchaban Eduardo Eurnekian, fundador de Corporación América y presidente del Sector Privado de las Américas (OEA), sentado al lado del jefe de Gobierno; Mario Grinman, titular de la Cámara de Comercio y Servicios (CAC); Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA); Marcos Pereda, vicepresidente de la Sociedad Rural (SRA); Gustavo Weiss, presidente de la Cámara de la Construcción (CAMARCO); Jorge Aufiero, presidente de Medicus; Juan Carlos López Mena, dueño de Buquebus; Alejandro Pérez, gerente general de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA); y Cristiano Ratazzi, ex presidente de Fiat Argentina, entre otros.
Esta vez, a diferencia de otros discursos que insisten en los mismos conceptos, Rodríguez Larreta sumó una extensa mención al “punto de llegada, el sueño” y les propuso a los presentes “imaginar la Argentina del 2050: ¿Qué país queremos tener dentro de poco menos de 30 años?”.
“En primer lugar, yo sueño que en la Argentina del 2050 reconozcan al 2023 como un gran punto de inflexión en la historia de nuestro país -resaltó-. Que 2023 sea el año en el que la Argentina, después de 70 años de estancamiento, pudo cambiar el rumbo y enderezarse hacia un sendero de crecimiento que, además, se sostuvo en el tiempo porque los sucesivos gobiernos, independientemente de su color político, estuvieron de acuerdo en una visión y un proyecto de país”. Allí fue cuando fue describió esa Argentina del 2050 y al final sintetizó: “Va a ser un país federal e integrado al mundo, y donde la educación, el esfuerzo y la creatividad van a ser los motores de progreso de todos los argentinos”.
Luego, expuso los lineamientos de su plan: después de priorizar la estabilización de la economía, Larreta propuso “converger al equilibrio fiscal” y advirtió: “No podemos seguir gastando más de lo que tenemos. El próximo gobierno va a tener la “suerte” de no tener opción, ya que nadie nos va a prestar”.
También planteó que habrá que “avanzar en transformaciones estructurales”, entre las cuales mencionó: “Modernizar el sistema laboral para adecuarnos a las demandas del siglo XXI, bajar el riesgo y el costo de contratar a alguien, y generar incentivos para la formalidad; garantizar que el sistema previsional sea sustentable a mediano y largo plazo; en lo impositivo, ir a un sistema más equitativo que promueva la inversión, las exportaciones y la generación de trabajo, y avanzar en una profunda reforma micro para sacarle trabas a cada sector de la economía”. Y agregó: “Todo esto apunta a construir algo que a la Argentina le hace falta hace muchos años: estabilidad, previsibilidad y seguridad jurídica, porque es imposible apostar a un país sin ley ni garantías”.
Sobre los planes sociales, propuso “integrar al trabajo a los que están excluidos” mediante “un replanteo integral de la política social”. En concreto, planteó que “los planes tienen que ser directos, sin organizaciones sociales que actúan como intermediarios y que, en muchos casos, buscan sacarle rédito político a la pobreza”. También, que “tienen que ser temporales e impulsar el trabajo, no como sucede hoy que las personas no toman un trabajo para no perder el plan”. “Y tercero -dijo-, tienen que tener una contraprestación, como capacitarse en un oficio o mandar a los chicos a la escuela”.
Luego, en un mano mano con Funes de Rioja, que leyó algunas preguntas de los asistentes, Rodríguez Larreta dejó otras definiciones. Anticipó que hasta las elecciones de 2023 la oposición posee una “capacidad limitada” y que sí tiene “la responsabilidad de frenar cualquier embate del Gobierno”.
Consideró que “lo peor de todo (refiriéndose al Gobierno) es que no hay rumbo” y elogió a Macri porque en su gobierno tuvo “la dificultosa tarea de salir del populismo sin los efectos nocivos del populismo”. No fue la única mención al ex presidente. También lo nombró a Jorge Macri y hasta pidió ayuda a Paula Oliveto, diputada de la Coalición Cívica, para dar detalles del proyecto de Boleta Unica.
De todas formas, reiteró que está dispuesto a competir con Macri por la candidatura presidencial para 2023. El jefe de Gobierno aseguró que “todos los candidatos van a salir de las PASO”, elogió a las primarias porque “funcionaron muy bien” y señaló: “No voy a dejar de competir porque otro compita”.
Al ser consultado sobre las retenciones a las exportaciones de agro, se apartó del discurso que muchos hubieran querido escuchar y no habló de eliminarlas, sino que destacó que lo importante es el “paso anterior”, que es el equilibrio fiscal. “Si no, es pan para hoy y hambre para esta noche”, graficó.
Todo comenzó a las 13.15 y Funes de Rioja dio por cerrada la intervención del invitado a las 14.17. Rodríguez Larreta, quien apenas había comido algo de pan, antes de sentarse a comer el lomo con verduras prefirió saludar a varios de los empresarios. A casi todos les preguntó: “¿Qué te pareció?”.
La ausencia que lamentaron algunos miembros del Cicyp fue la del economista Hernán Lacunza: está de viaje y no pudo dar avances del plan económico que elabora junto con 100 especialistas para Rodríguez Larreta, en combinación con expertos de las otras fundaciones de Juntos por el Cambio.
Fotos de Adrián Escandar
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