Antes de que comenzara el informe del jefe de Gabinete, Juan Manzur, el Senado le dio ingreso a los pliegos de los diplomáticos elegidos por Alberto Fernández para ocupar las embajadas de Honduras y Venezuela. Sin debate, la Cámara Alta aprobó pasar a las comisiones los nombramientos de Pablo Vilas como representante argentino en Honduras y de Oscar Laborde en Caracas.
El elegido para Venezuela
Laborde, kirchnerista y miembro del Parlasur, tiene un fuerte arraigo y pasado en el Partido Comunista. La designación del embajador argentino se da en medio de un contexto regional particular.
Luego de idas y vueltas, el presidente Fernández viajará a los Estados Unidos para participar de la Cumbre de las Américas. En las últimas semanas titubeó en viajar porque se había alineado con las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba, cuyos gobiernos no fueron convocados. A fines de julio, el jefe de Estado argentino tendrá una reunión bilateral con Joe Biden. En ese contexto, en la Casa Rosada se ilusionan que Laborde asuma un rol importante en las negociaciones de la comunidad internacional con Maduro.
Venezuela cuenta con capacidad ociosa para la producción de energía, algo que va a necesitar Europa si finalmente rompe la dependencia del gas y el petróleo ruso como intenta hacer desde que comenzó la invasión a Ucrania. En ese escenario, Laborde cumpliría el rol que busca la Casa Blanca que es el acompañamiento de los países de la región en la decisión de que el país caribeño vuelva a ser un jugador global en el tablero de la energía.
Según creen en la Casa Rosada, el actual legislador del Parlasur cumple con todos los requisitos para ese puesto: es un hombre ponderado por el kirchnerismo, sabe de inteligencia por sus años de dirigente del PC, comprende el rol de China, Rusia y el “modo” de Maduro y, principalmente, entiende las necesidades de Washington y de la Argentina respecto del gobierno de los Estados Unidos.
Honduras
Alberto Fernández, que tenía el pedido de La Cámpora por Vilas, quería enviarlo a Ecuador, pero el gobierno de Lenin Moreno, más cercano a Juntos por el Cambio que al Frente de Todos, lo rechazó.
Esa negativa sirvió para que sea la Casa Rosada quien designe a un dirigente “propio” en ese país -Fucks- pero, como el empuje de La Cámpora por Vilas se mantuvo constante, el “albertismo” hizo un “uno por uno” y entregó la residencia en Tegucigalpa, la capital de Honduras.
Vilas, un hombre de La Cámpora y del Instituto Patria, tiene la particularidad de que será el embajador de un país del que ya tiene la nacionalidad. Nació en Honduras mientras su papá, un militante de Montoneros que participó de la revolución sandinista, se encontraba exiliado en ese país, por lo que cuenta con la nacionalidad argentina y hondureña.
En la militancia local, ingresó a La Cámpora de la mano del hoy secretario general de la organización, Andrés “Cuervo” Larroque, y en los años en los que Cristina Kirchner ocupó el Sillón de Rivadavia fue el encargado de la política exterior del Instituto Patria, lo que lo llevó a un acercamiento con la actual Vicepresidenta de la Nación.
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