Alberto Fernández afrontó hace 24 horas la primera huelga nacional de una central obrera -la CTA Autónoma- durante su gobierno, pero la Confederación General del Trabajo (CGT) aún no debatió la idea de un grupo de dirigentes de movilizarse “contra la inflación”: algunos sindicalistas más fieles al Presidente buscan desalentarla para que se convierta en una expresión crítica en medio de la pelea del Frente de Todos.
“Movilizar ahora es muy riesgoso. Cuando la gente está en la calle, las reacciones no son fáciles de controlar, sobre todo si se moviliza el kirchnerismo”, dijo un miembro de la cúpula cegetista del sector de “los Gordos”, cercano al primer mandatario. Fue Gerardo Martínez, líder de la UOCRA y secretario de Relaciones Internacionales de la CGT, quien la semana pasada reveló a Infobae que la central obrera está “conversando” sobre una movilización para dar “una alarma a la sociedad y al empresariado de que con este proceso inflacionario no tenemos destino”.
El mismo sindicalista organizó el viernes pasado un acto en Esteban Echeverría en respaldo de Alberto Fernández, para el que movilizó a unos 20.000 trabajadores de la construcción y que contó con la presencia de casi todos los ministros, un solo gobernador y pocos intendentes. Martínez también marcó los problemas que genera la inflación, dijo que el conflicto del oficialismo “se tendría que resolver a puertas cerradas y no viralizándolo” y que los “problemas estructurales” del país “se resuelven con gestión y no con debate ideológico”.
El acto de la UOCRA, de esa forma, fue un mensaje tanto para Alberto Fernández como para Cristina Kirchner. Al jefe del Estado, tuvo un valor de advertencia de que no margine al sindicalismo de la gestión. A la Vicepresidenta, que la ofensiva contra el Presidente no termine con un avance de La Cámpora en los gremios ni con una reforma del sistema de salud que implique apropiarse de los fondos de las obras sociales.
La posibilidad de una movilización de la CGT fue conversada por primera vez en una comida que se hizo hace dos semanas en la sede de UPCN, con las presencias del dueño de casa, Andrés Rodríguez; Martínez, Abel Furlán (UOM), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Pablo Moyano (Camioneros), Omar Plaini (canillitas), Mario Manrique (SMATA), Juan Pablo Brey (aeronavegantes) y Cristian Jerónimo (empleados del vidrio).
Días después, el tema reapareció en un encuentro a puertas cerradas con un economista que tuvo lugar en la UOCRA. Y luego se instaló en una reunión que se hizo en Camioneros de integrantes del Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona), que pilotea el moyanismo. Estaba previsto que esta semana llegara a debatirse en la CGT, pero no fue así. Hay algunos dirigentes de viaje (Rodríguez se fue a Tucumán, Martínez partió a una reunión de la OIT en Ginebra y Pablo Moyano volará este jueves) y, sobre todo, resistencia de “los Gordos” (Héctor Daer, de Sanidad, y Armando Cavalieri, de Comercio), más algunos aliados, a realizar una movilización que puede terminar con un sesgo antialbertista.
La marcha cegetista puede servir para descomprimir el malestar por la suba de la inflación y la caída salarial, pero se añaden componentes que teñirían su desarrollo: Manrique, de SMATA, propuso a sus colegas protestar ante las puertas de la Unión Industrial Argentina (UIA), a la que responsabiliza por los aumentos de precios. Desde el mismo sector, más cercano al kirchnerismo, plantearon que los manifestantes deberían ir recorriendo distintas empresas para apuntarlas como responsables de la inflación. A algunos les pareció impracticable. Sin embargo, quedó en evidencia que algunos dirigentes sindicales quieren movilizarse contra el empresariado, al que ven demasiado “protegido” por la Casa Rosada.
Hay quienes imaginan que la movilización callejera podría ser discutida la semana próxima por el Consejo Directivo de la CGT, aunque varios gremialistas sospechan que la idea está perdiendo respaldos internos. Incluso desde el sindicalismo kirchnerista, que cuestiona al Presidente, creen que una protesta callejera sería perjudicial para todo el Frente de Todos y que podría ser copada por la izquierda más radicalizada.
Los que ya animaron a salir a la calle contra el Gobierno son los dirigentes de la CTA Autónoma, de impronta combativa, que concretaron este martes un paro con movilización hacia el Cabildo para rechazar “las políticas de ajuste” del Fondo Monetario Internacional (FMI). La central obrera, liderada por Ricardo Peidró (visitadores médicos) y Hugo “Cachorro” Godoy (ATE), marchó por la Ciudad junto con movimientos sociales como la Corriente Clasista y Combativa (CCC), el Frente Popular Darío Santillán y el Movimiento Territorial Liberación (MTL), entre otros.
¿Habrá sido un anticipo de lo que sucederá con la CGT? Por ahora, parece difícil alcanzar un consenso interno sobre la protesta. Toda la dirigencia sindical está muy preocupada por la inflación, concentrada en negociar las paritarias con aumentos que bordean el 60% e incluso algunos siguen obsesionados en frenar la pelea entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner como una forma de amortiguar una posible derrota electoral en 2023. Ante ese escenario, incluso hay sindicalistas apurados por tener reuniones reservadas con líderes de Juntos por el Cambio que podrían llegar a la Casa Rosada. Es que en el gremialismo peronista, como se sabe, el pragmatismo es lo último que se pierde.
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