La restructuración de las tarifas de gas y luz aparece en el horizonte como el tema más conflictivo que tendrá la agenda política y económica del Gobierno. Uno más en el tablero de discusión peronista que tiene el Frente de Todos y que no tiene una resolución conjunta.
Alberto Fernández ya tomó la decisión de avanzar con la suba de tarifas pese a los cuestionamientos del kirchnerismo duro. Es más, en la gira europea que realizó, desde su entorno dejaron trascender que si hay funcionarios del riñón K que ponen palos en la rueda, serán desplazados del Gobierno.
El Jefe de Estado no está dispuesto a negociar el aumento de tarifas con el kirchnerismo. Respalda el plan que el ministro de Economía, Martín Guzmán, ideó hace más de un año y medio, pero que recién en junio de este año podrá poner en práctica.
Fernández le aseguró a sus íntimos que no le temblará el pulso si tiene que desplazar a un funcionario del área de Energía que trabe el aumento. El principal apuntado en el Palacio de Hacienda es el subsecretario de Energía, Federico Basualdo, hombre de La Cámpora estrechamente ligado a Cristina y Máximo Kirchner.
En el kirchnerismo aseguran que ni Basualdo ni ningún otro funcionario pueden bloquear el aumento dispuesto por Guzmán y respaldado por el Presidente. “El ministro, por resolución, dejó a todos afuera del tema tarifas”, indicaron en el camporismo.
En la agrupación ultra K aseguran que sus cuestionamientos no fueron escuchados y que la advertencia de Alberto Fernández no tiene sostén. Que solo es un mensaje a la interna. “Esto es una decisión política. Si alguien no puede tomar esa decisión política, no podrá seguir en el Gobierno”, le resaltó el Presidente a su círculo de confianza durante la gira por Europa.
La voluntad de Fernández está ligada a la necesidad de mostrar poder y determinación en un contexto conflictivo que atormenta al Frente de Todos. Sin embargo, asegura que no tiene intenciones de pelearse con Cristina Kirchner. Al Presidente le cuesta transitar un camino del medio donde debe encontrar el equilibrio entre conducir con autoridad el Gobierno y no romper la alianza con el kirchnerismo.
“Es una decisión que Alberto ya tomó y que va a ejecutar. No creo que tenga problemas en hacerlo. No tiene sentido que pongan trabas porque la posición está muy clara”, indicó un ministro del ala albertista del Gobierno. En ese sector de la coalición esperan no toparse con un problema interno nuevo que desperfile la gestión nuevamente.
En el Gobierno aún reina la desconfianza sobre la reacción que pueda tener el kirchnerismo. “La aprobación del cuadro tarifario debe pasar por la secretaria de Energía. Pueden darnos alguna sorpresa. En la estructura por donde deben pasar los aumentos ellos tienen injerencia”, señaló un importante funcionario oficialista al tanto de la discusión tarifaria.
Durante los últimos días la figura de Basualdo empezó a aparecer en imágenes políticas. La última que tuvo más transcendencia fue la foto que se tomó junto a un grupo de senadores peronistas en el complejo nuclear Atucha. La imagen, internamente, fue decodificada como un respaldo al subsecretario de Energía en un momento de mucha tensión entre la Casa Rosada y el kirchnerismo.
A partir de junio el aumento debería empezar a aplicarse en todo el país con un sistema de segmentación, a través de la cual se quitarán subsidios al 10% de los usuarios de mayor poder adquisitivo. El Presidente suele decir que su departamento en Puerto Madero no puede pagar la luz que paga. Es muy baja para el tamaño y la zona en la que está ubicada.
“El subsidio a las tarifas no puede seguir como está. No porque lo diga el FMI, sino porque el sentido común dice que no puede seguir así”, reflexionó Fernández durante una conversación que tuvo con un puñado de sus funcionarios más cercanos en Alemania. El Presidente está convencido que el esquema tarifario no puede seguir cómo está hasta ahora.
En la Casa Rosada creen que las tarifas están pisadas desde hace tiempo y que el Gobierno no puede seguir sosteniendo el alto nivel de subsidios que sostiene, sin clasificar los usuarios, el lugar donde viven y los ingresos que tienen. De todas formas, en el gobierno nacional saben que puede caer una lluvia de recursos de amparo para frenar el aumento. “Son las reglas del juego”, aseguran.
En paralelo a la discusión por tarifas, el kirchnerismo sigue apuntando contra Martín Guzmán. Pretenden que Fernández lo corra del Gobierno, pero el Presidente lo mantiene firme en su cargo. En Balcarce 50 advierten que la continuidad del ministro de Economía está atada al resultado que pueda lograr con la inflación en el próximo trimestre, no a las presiones de Cristina Kirchner y su espacio político.
Guzmán tiene la difícil tarea de domar la inflación y que empiece a transitar una curva descendente en los próximos tres meses. Aún con un piso muy alto, como el que hay ahora, pero con un descenso progresivo. Para el próximo mes en el Gobierno esperan que el valor esté cerca del 5%, una cifra muy alta, pero que marcaría una importante baja respecto a los 6,7% y 6 de marzo y abril.
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