El kirchnerismo evalúa cómo avanzar ante la contraofensiva de Alberto Fernández y profundiza la presión desde el Congreso

En La Cámpora y el Instituto Patria discuten cuál es la mejor reacción mientras continúan con la agenda económica paralela e inconsulta en el Senado y Diputados, y presionan con la institucionalización del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires

La dura respuesta de Alberto Fernández a Cristina Kirchner y el anuncio inesperado sobre su precandidatura para la reelección en 2023 hizo mucho ruido en La Cámpora y el Instituto Patria, ayer, apenas salió la entrevista con el diario El País durante la gira presidencial a Europa. Pero tanto la Vicepresidenta como sus principales alfiles, que la semana pasada se mostraron muy locuaces, con severas críticas en público contra la Casa Rosada, por ahora mantienen la reserva. Evalúan cómo avanzar en el plano discursivo y debaten internamente cuál es la mejor reacción, mientras incrementan la presión sobre el Ejecutivo desde el Congreso -con una agenda económica independiente e inconsulta- y desde la provincia de Buenos Aires, con el avance de la institucionalización del Frente de Todos.

Por ahora, la única expresión política post entrevista de Alberto Fernández con el diario El País, de España, fue una foto en conjunto que hicieron trascender Darío Martínez y Federico Basualdo y su corrimiento de la pelea por los subsidios. El secretario y el subsecretario de Energía, que responden a Cristina Kirchner en el sector de Hacienda donde la interna cruje con mayor intensidad, fue publicada mientras se celebran las audiencias públicas para definir los aumentos de tarifas, luego de severas acusaciones por la ausencia de Guzmán en la discusión.

Sin embargo, las principales espadas del kirchnerismo, como Andrés “Cuervo” Larroque, Juliana Di Tullio, Anabel Fernández Sagasti, y otros que salieron al cruce la semana pasada, mantenían hasta anoche sus opiniones en privado, a pesar de que Alberto Fernández cuestionó, desde el exterior del país, a su jefa política, y planteó a viva voz sus intenciones de ir por la reelección.

Aunque desaprueban cada vez más la gestión nacional y están decididos a incrementar la presión para eyectar al ministro de Hacienda, Martín Guzmán, en La Cámpora hace cada vez más ruido el juego de cruces entre sus principales dirigentes, empezando por la Vicepresidenta y Alberto Fernández. Creen que no puede extenderse por mucho tiempo más, principalmente por la erosión que provoca la pelea política sobre su imagen ante una opinión pública que enfrenta graves problemas económicos a diario.

“Este loop en algún momento tiene que terminar. El ‘problema Alberto’ se tiene que resolver, para un lado o para el otro”, plantea un funcionario de la organización de Máximo Kirchner, que lidia a diario con la pregunta ‘¿cómo sigue esto?’. “Mamá y papá ya discutieron frente a todos. La duda ahora es “¿y ahora qué?”, dijeron, exactamente en la misma dirección, desde el Instituto Patria. En ambas terminales del kirchnerismo aseguran que se está evaluando cómo avanzar a partir de ahora, cuando todo está dicho y nada parece cambiar.

Máximo Kirchner, Kicillof y Malena Galmarini avanzaron con un nuevo paso en la institucionalización del Frente de Todos, sin referentes de Alberto Fernández

La pelea está atravesada por las miradas distintas sobre la gestión económica, pero también por las proyecciones de imagen. En este sentido, en el kirchnerismo conviven dos posturas. Por un lado, la de aquellos que plantean que las posibilidades del Jefe de Estado para 2023 están perdidas, que no vale la pena seguir formando parte de su gobierno, y que abonan una ruptura. Por otro, se encuentran quienes apuestan a una continuidad, porque aún no dan por tierra que el Presidente tenga cierto margen para imponerse como postulante. Todo depende, en última instancia, de la capacidad para cuidar el caudal electoral, y hay quienes creen que la imagen de Alberto Fernández aún podría recuperarse y ser la única opción en términos de proselitismo duro.

Sin definiciones discursivas, por lo pronto tienen decidido profundizar la prolífica agenda de proyectos económicos que presenta con cada vez mayor periodicidad el bloque kirchnerista en el Congreso. Celebran como triunfos, a pesar de que algunos no tienen posibilidades de avanzar, los proyectos para marcarle la agenda al Gobierno, como el de adelanto de la suba del salario mínimo; el de pago de la deuda con el FMI con fondos “fugados”; el de eliminación del secreto bancario, o el de consulta popular, que tiene como objetivo cuestionar institucional y simbólicamente el acuerdo con el Fondo.

Por fuera de la gestión, en términos estrictamente políticos, apuestan a presionar al Presidente con la famosa “institucionalización” del Frente de Todos, que Alberto Fernández resiste y el kirchnerismo considera crucial para dirimir las disputas internas y avanzar sobre las decisiones del Ejecutivo. Frente a la negativa del primer mandatario, algunos de los dirigentes de mayor peso del ala dura empezaron a organizarse sin él, por ahora, en dos provincias clave: Chaco, donde el autor de la iniciativa fue el gobernador cristinista Jorge Capitanich, y la provincia de Buenos Aires, con el propio Máximo Kirchner a la cabeza.

“Vamos por un modelo de gestión de la organización, sin Alberto”, explicaron, directos, cerca de los Kirchner sobre el encuentro de la semana pasada entre el hijo de la Vicepresidenta, actual presidente del PJ local, con el gobernador Axel Kicillof y representantes del massismo, como la titular de Aysa, Malena Galmarini y el ex canciller Felipe Solá, enemistado con Alberto Fernández desde que dejó el Gobierno. “El FDT es más amplio, y todos los sectores tienen que organizarse. Aunque tenga que ser sin el Presidente. Recordemos que somos presidencialistas, pero no monárquicos”, resumió, suspicaz, un ladero de la Vicepresidenta. Después de la respuesta de la Casa Rosada, la pelea -o, en términos de Cristina Kirchner, el “debate”- promete perpetuarse, y en el kirchnerismo toman carrera.

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