Este lunes, a las 17, desde el Aeropuerto de Ezeiza, el presidente Alberto Fernández partirá, en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, rumbo a Madrid, donde comenzará la gira europea que desarrollará durante toda la semana. Después de 24 horas en España, seguirá hacia Berlín, donde permanecerá dos días. En total estará entre cinco y seis días afuera del país.
La agenda de la gira se armó contra reloj durante el fin de semana, debido a que el viaje se definió sobre el final de la última semana y los preparativos fueron en un tiempo reducido. Tal es así que aún está abierta la posibilidad de que el recorrido se extienda un día y culmine en Francia, donde Fernández quisiera ver al reciente presidente reelecto, Emmanuel Macron.
Desde la Casa Rosada se mantuvieron herméticos respecto a la confirmación de la comitiva que viajará esta tarde y los detalles de la agenda. Según pudo averiguar Infobae, los funcionarios que acompañarán al Jefe de Estado son el secretario presidencial, Julio Vitobello; el Secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; el canciller, Santiago Cafiero; la Secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Cecilia Todesca; y la Portavoz, Gabriela Cerruti.
Durante las últimas 48 horas se incrementaron los rumores sobre la posibilidad de que viaje el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el de Producción, Matías Kulfas, dos de los principales apuntados en el discurso que la vicepresidenta, Cristina Kirchner, realizó el viernes en Chaco y llevó la interna del Gobierno a un estado de ebullición.
Sin embargo, ninguno de los dos ministros serían de la partida. Si bien la comitiva podría modificarse en las últimas horas, hasta anoche no estaba previsto que viajen. Mucho se especuló en el oficialismo sobre la posibilidad de que la presencia de ambos en el viaje implique un mensaje directo al kirchnerismo. Una suerte de respaldo implícito. Esas especulaciones comenzaron a esfumarse.
Fernández decidió emprender la gira en medio de la interna feroz que atraviesa su Gobierno. Estar en el exterior le permitirá poner el foco en una agenda que no está manchada por el palabrerío incansable de la pelea de poder que hoy existe en el Frente de Todos. Poner la atención en la exportación, la producción y el rol de la Argentina en el mundo que quedó en pie después de la pandemia y la guerra.
El Presidente sigue creyendo que el silencio es su principal aliado para enfrentar al kirchnerismo en la interna. Tal como describió este medio durante la última semana, su estrategia es que los que “tiran piedras” se agoten de hacerlo frente a su decisión de ignorarlos. Incluso, Cristina Kirchner.
El último discurso de la Vicepresidenta hizo estallar al peronismo cercano a Fernández. El grado de enojo quedó representado en una sola palabra con la que un legislador muy cercano al Presidente definió la alocución de Cristina Kirchner: “Opoficialismo”. Así ven al kirchnerismo dentro de un sector importante de la coalición oficialista.
La decisión que se tomó en la Casa Rosada de no responder a los embates permanentes del ala K empezó a diluirse la última semana, cuando Andrés “Cuervo” Larroque dijo que el Gobierno era del kirchnerismo. Desde Balcarce 50 hubo una respuesta inmediata y contundente: “No nos vamos a distraer con los que tiran piedras”.
El viernes la nueva reacción se generó por las críticas de la Vicepresidenta a la política económica y la gestión que encabeza Fernández. En ese contexto, de inestabilidad interna, el Jefe de Estado se irá del país. Su postura de no entrar en el juego dialéctico que propone el kirchnerismo, la refrendó este domingo durante una reunión de la Mesa Nacional del Movimiento Evita, organización social que lo respalda.
Según pudo reconstruir este medio a través de fuentes cercanas al Presidente y dirigentes del Evita que estuvieron presentes, Fernández habló la necesidad de no responder críticas destempladas y aseguró que la mejor respuesta que se puede dar es “hacer”. Es decir, gestionar. Esa es, en definitiva, su respuesta a la interna.
También, a contramano de las críticas al rumbo económico que hizo Cristina Kirchner, habló de una economía que está mejorando mes a mes, pero admitió que la clase media y los sectores más pobres no la están pasando bien por el impacto directo que sufren como consecuencia del aumento de la inflación. Además, como ya hecho otras veces, defendió el acuerdo con el FMI.
Alberto Fernández se alejará de todo ese mundo, pero solo físicamente. El martes comenzarán las audiencias para tratar los aumentos de tarifas, uno de los lineamientos del plan económico de Martín Guzmán resistido por La Cámpora y el kirchnerismo. El Presidente seguirá de cerca lo que suceda en el país con la ejecución del plan de acción de su ministro.
En tanto, el jueves se conocerá el índice de inflación de abril. Otro día clave. En el Gobierno creen que el número estará cerca del 6%. Lo que es seguro, es que estará debajo del 6,7% de marzo. Peor no se puede estar y eso, para el oficialismo, es una buena noticia. De todas formas, saben que el impacto en la sociedad y en el escenario político será negativo, porque la cifra sigue siendo muy alta.
Además, en los próximos días, comenzará, de manera oficial, la primera evaluación trimestral del FMI a la aplicación del acuerdo alcanzado. Es una misión que se anticipó debido a la necesidad de una recalibración de las cifras, como consecuencia del impacto de la guerra. Serán días agitados para la economía argentina.
En lo que respecta a la agenda y los objetivos de la gira europea, Alberto Fernández tendrá una reunión bilateral con el presidente de España, Pedro Sánchez y otra con el nuevo canciller de Alemania, Olaf Scholz, dos de los líderes europeos con los que el Presidente quiere profundizar la relación política y comercial.
Fernández buscará también, en su carácter de presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) promover, a través de esos encuentros, el diálogo con la Unión Europea (UE).
Durante la gira está planificado que tenga algunas reuniones con empresarios vinculados al litio, la minería y el hidrógeno verde, fuentes de inversión en la Argentina. Además, el objetivo central es terminar de instalar al país como un proveedor estable de alimentos y energías. Sobre todo en este nuevo mundo que configuró la llegada del coronavirus y la invasión de Rusia a Ucrania.
Uno de los grandes objetivos que se trazó el Gobierno es conseguir la auto sustentabilidad gasífera y, como paso siguiente, abrir la posibilidad de exportar a futuro. Sobre todo con el crecimiento de Vaca Muerta y la construcción del gasoducto Néstor Kirchner.
Por último, y como parte de una mirada sobre el escenario global, Fernández quiere escuchar de boca de ambos líderes europeos sus opiniones respecto a cómo ha quedado el comercio y las economías después de la guerra y la pandemia. Y como, en ese contexto, Argentina puede aumentar su cantidad de exportaciones y el ingreso de divisas.
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