“El ‘Cuervo’ dijo que Martín Guzmán, Claudio Moroni y Matías Kulfas están construyendo la derrota. Y, por carácter transitivo, Alberto Fernández sería el responsable último. Si sigo su razonamiento primario, por carácter transitivo, diría que la culpa es de Cristina, que lo eligió a Alberto. Dijo que el gobierno de es de ellos. ¿En qué escribanía escrituraron la propiedad del Gobierno?”.
Fernández “Chino” Navarro es el Secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno nacional. Pero, por sobre todas las cosas, es un dirigente de confianza del Presidente y el nexo con las organizaciones sociales, principalmente el Movimiento Evita, organización que conduce junto a Emilio Pérsico.
Ayer por la tarde, cuando la interna del gobierno nacional había vuelto a la primera plana, Navarro estalló en la Casa Rosada. Harto de los ataques del kirchnerismo, disparó contra Larroque, quien había dicho más temprano que el Gobierno era de ellos y había acusado al Presidente de operar mediáticamente para desgastar la figura de la Vicepresidenta y su espacio político.
“Lo que dice solo beneficia a Macri. Si tiene críticas que hacerle al Presidente, que las hable personalmente con él. ¿Por qué no trabaja para triunfar? Cuando se pierde una elección, los dirigentes y los funcionarios tienen llena la heladera, mientras el pueblo que pierde tiene que pelearla día a día para sobrevivir”, sostuvo Navarro en diálogo con Infobae.
El “Chino” Navarro y Aníbal Fernández son los únicos dos funcionarios que salieron a responderle a Andrés Larroque en las últimas horas. Ambos expusieron el enorme enojo que hay en el corazón del Gobierno. El resto de los ministros y funcionarios acataron las órdenes que bajaron desde el despacho presidencial. No se habla, no se responde, no se entra en el ida y vuelta con el kirchnerismo. No es esa la salida.
¿Por qué piensa eso el Presidente? Porque su estrategia es que el kirchnerismo y La Cámpora se entierren solos mientras todos los días lanzan munición más gruesa contra la Casa Rosada. Entiende que se desgastarán por el propio movimiento de cuestionar su gestión en forma reiterada. Es decir, que caerán por su propio peso agotados de rebotar contra el silencio.
Sin embargo, ayer fue el propio jefe de Estado el que le respondió a Larroque, agobiado por una interna política que no tiene final. “Los tiempos que maneja Alberto en su tablero de ajedrez son distintos a los de la mayoría”, explicó un legislador que tiene contacto directo con él. ¿Qué significa? Que el Presidente no avanza con sus decisiones al mismo ritmo que se lo demanda un gran sector del peronismo.
En la importante porción del Frente de Todos que se mantiene alineada a su gobierno se acrecienta el desánimo. Nadie cree fervientemente que Fernández dé una muestra de poder real frente a los ataques del kirchnerismo, por lo que nada cambiará respecto a la situación que vive actualmente la coalición oficialista.
“No va a reaccionar como todos esperamos. Va a seguir sin contestarles”, aseguró un albertista desanimado, que espera desde hace tiempo que el Presidente golpee la mesa y genere un vuelco en la conducción política del Gobierno. “Todo lo que está sucediendo es armado, orquestado por el kirchnerismo”, agregó.
Otro dirigente de su riñón, que también está decepcionado, pidió la salida concreta del kirchnerismo. “Están tirando mucho de la cuerda. Ya nos cansamos. Que hagan Unidad Ciudadana y nos dejen en paz”. Hay un doble hartazgo en las filas oficialistas cercanas al Presidente. Están hartos de los ataques K y hartos de que el Presidente no mueva fichas en el Gabinete, como respuesta a esos ataques.
“Lo quieren voltear a Alberto. No hay posibilidad de reconciliación. Es necesario que dé una señal política rápida y contundente”, exclamó un senador peronista, asombrado por la falta de reacción del Jefe de Estado y las críticas permanentes del ala K.
¿Qué le reclaman a Alberto Fernández? Que corra de algunos de los puestos centrales del Estado a funcionarios que sean de La Cámpora. Que no titubee más intentando encontrar un equilibrio que ya no existe, que se rompió hace tiempo. Que reaccione, más allá de las palabras, frente a una clara embestida K contra su poder, su gestión y su conducción.
La ausencia de gestos potentes de Fernández lo único que generan es que su sostén político se desgrane a pasos agigantados. En otras palabras, que los propios dejen de levantar las banderas de su presidencia y den por terminada la gestión antes de tiempo. El motivo es que no creen en él. Si no hay conducción política, es imposible que las voluntades se alineen.
El único respaldo importante y unificado que tiene el Presidente es el de los gobernadores del PJ. Aún así, los mandatarios lo miran de reojo. No confían en él, no le creen. Y esa desconfianza se sostiene en la falta de decisión sobre la gestión y sobre la política. Sobre todo, falta de ordenamiento del Gobierno, el ámbito que está bajo su órbita, pese a quien le pese.
En la Casa Rosada mantienen la misma línea de no responder. “Gestión, gestión, gestión”, sostuvo un importante funcionario nacional, respecto a cómo atravesar los pormenores diarios de la interna que atraviesa al Gobierno.
Solo reaccionaron ayer por la mañana, cuando el enojo por las declaraciones llegó a un estado de ebullición y una alta fuente gubernamental le afirmó a este medio: “No nos vamos a distraer con los que tiran piedras. Estamos preocupados por problemas reales, no por los egos”.
En La Cámpora, la mirada es, obviamente, desigual a la que subsiste en el peronismo albertista. Aseguran que no hay gestos que le brinden respuestas al espacio político. Por eso la calma no llegará nunca y, en consecuencia, las críticas no van a parar. Se lo adjudican a las diferencias sustanciales sobre el programa económico y las medidas tomadas, y no a los nombres propios.
Sin embargo, el propio Larroque fue el que colocó en la primera fila de los culpables, con nombre y apellido, a los ministros de Economía, Producción y Trabajo. Todos muy cercanos al Presidente. Larroque sabe que si apunta contra esos ministros, está apuntando directamente contra Alberto Fernández
“Cada vez que el ‘Cuervo’ habla va subiendo más el tono. Esto recién empieza”, afirmó un funcionario de La Cámpora en el medio de un día donde la interna política del oficialismo se prendió fuego. Desde la agrupación que conduce Máximo Kirchner dejan saber que los reclamos y las críticas no van a ceder hasta que Alberto Fernández comprenda el contenido de esos cuestionamientos.
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