Todo había transcurrido en forma “armoniosa, aunque reconociendo las diferencias que hay internamente”, según fuentes de la Casa Rosada que estuvieron al tanto de lo conversado en el Salón Eva Perón durante la reunión de gabinete que encabezó Juan Manzur esta mañana. Pero el cierre del tucumano sonó fuerte para propios y extraños cuando clausuró el encuentro con un mensaje resonante.
Luego de destacar todas las buenas acciones de los respectivos ministerios, Manzur lanzó: “Hay que defender a este Gobierno, al que no le gusta, que se vaya”. Puertas adentro de Balcarce 50 reafirman que por el momento no hay previsto ningún cambio en el elenco de ministros de Alberto Fernández.
Minutos antes ya el ministro de Economía Martín Guzmán, uno de los más cuestionados en los últimos tiempos por el kirchnerismo, había contado que para la economía “ya pasamos lo peor” y que los números de la microeconomía y la macroeconomía vienen en franca mejoría. También dijo que que “el ruido político va en contra de nuestro modelo”.
Guzmán, Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Claudio Moroni, justamente los ministros que el sector que responde a la vicepresidente Cristina Kirchner cuestionan con mayor dureza por su desempeño, fueron los tres primeros en exponer.
Juan Manzur recobró, por pedido de Alberto Fernández, el protagonismo que había tenido ni bien asumió. El Presidente intenta un blindaje ante los ataques del kirchnerismo duro y se refugia en el tucumano, quien con su experiencia intenta transmitir tranquilidad y armonía dentro de un gabinete en el que hay funcionarios más afines al jefe de Estado, otros que se identifican con la vice Cristina Kirchner y áreas en manos de allegados a Sergio Massa.
El titular de Economía, entonces, estuvo entre los de mayor participación a pedido de Manzur. “Las expectativas son inciertas. El plan que tenemos les cierra a todos, este es el rumbo pero tanto ruido político complica las cosas”, sostuvo el titular de la cartera económica. En sintonía, en Casa de Gobierno recordaron que hace poco en una conversación privada con un ministro de confianza, Alberto Fernández le comentó que “esta es una maratón, no queda otra que aguantar”, en referencia a las dificultades que encuentra el Gobierno para aplacar los efectos de la inflación que alcanzó un 6,7% en el mes de marzo.
En la reunión hubo coincidencias en que uno de los caminos para sortear este momento incierto pasa por “gestionar, aprovechar el crecimiento de varios sectores de la economía y redistribuir el ingreso”. Por eso hubo otros ministros más relacionados como Kulfas, Julián Domínguez (Agricultura), Moroni y Martín Soria (Justicia) que aportaron indicios sobre mejores perspectivas relacionadas con la producción y el empleo. Soria, por ejemplo, aportó datos de su provincia natal, Río Negro, donde subió la exportación de peras y manzanas.
Guzmán también contó que se está trabajando en su área intensamente con el objetivo de “la readecuación del presupuesto”, debido a que la ley respectiva fracasó en el Congreso complicando el funcionamiento de diversas áreas de la administración nacional.
La tardanza para que el ministro del Interior, el camporista Eduardo “Wado” de Pedro, se sumase al cónclave despertó todo tipo de suspicacias que se fueron disipando cuando varios voceros explicaron que lo había demorado un problema respiratorio de su hijo mayor. El mercedino pidió mate (lo mismo que la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra) a diferencia de los demás que tomaron agua o café y contó su experiencia con el manejo del agua de su reciente visita a Israel junto a otros integrantes del Gabinete y gobernadores de siete provincias.
De Pedro agregó que en su viaje varios empresarios le advirtieron que Argentina, si concreta sus proyectos relacionados con la energía, “tendrá grandes posibilidades el año que viene”. Guzmán aportó que será clave para el país convertirse en exportador de gas y litio, que permitirán el ingreso de gran cantidad de dólares. Por eso dijo que será clave terminar la obra del gasoducto Néstor Kirchner.
Vilma Ibarra, por su parte, insistió ya casi sobre el final del encuentro en la necesidad de “cambiar la percepción hacia dentro y hacia afuera”, sobre la gestión de Alberto Fernández y de su equipo de trabajo. Esa misma preocupación la había descripto Juan Ross, quien asumió ahora como secretario de Medios y Comunicación Pública. “Nos cuesta ir a los medios porque cada vez que va alguno le preguntan de la interna. Y entonces no podemos contar todo lo que bueno que se viene haciendo”, describieron desde la Casa Rosada. “Una cosa es que critique la oposición, otra es que las críticas partan desde el propio Gobierno”, graficaron.
También hubo tiempo para abordar la política internacional. El canciller Santiago Cafiero explicó los alcances de su reciente gira por Italia e India. Y a continuación se hizo una evaluación de la guerra en Rusia, de sus consecuencias y de las elecciones produjeron recientemente en Francia. Coincidieron en que Argentina no se sumará a las presiones para excluir a los rusos del G-7: “El ámbito de discusión debe ser la ONU”.
Al final retomó la palabra el jefe de Gabinete, cuando ya se habían retirado Kulfas (que viajó a la provincia de Salta) y Cafiero, ambos rumbo a actos oficiales . “La política es esta, hay que defender a este Gobierno. Al que no le gusta, que se vaya”, sentenció. Todo un mensaje hacia adentro y también hacia afuera.
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