Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich se reunieron en secreto el sábado pasado, luego de la polémica reunión de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio de la semana pasada, que terminó con un pronunciamiento conjunto en contra del libertario Javier Milei, criticado horas después por la presidenta del PRO y detonante de una nueva e inesperada crisis en la coalición opositora.
Durante el encuentro, que se realizó en la casa del jefe de Gobierno, aclararon el episodio del comunicado de prensa que dio lugar a las diferencias internas y reabrieron un canal de diálogo para acordar “un juego limpio” en la competencia para dirimir la candidatura presidencial.
De todas formas, no llegaron a ningún acuerdo: Rodríguez Larreta insistió en fijar algún mecanismo para definir al postulante del PRO, ya sea mediante internas partidarias o el veredicto de un pool de encuestas, mientras que Bullrich ratificó que quiere definirlo directamente en las PASO.
Del encuentro participaron colaboradores de ambos: el jefe de Gobierno llevó a Fernando Straface, secretario general de la Ciudad, y la presidenta del PRO, a Gerardo Milman, su mano derecha.
Más allá del gesto de distensión que representó el encuentro reservado, también se constituyó en una señal hacia Mauricio Macri: el jefe de Gobierno y la titular del PRO no terminan de entender algunos movimientos del ex presidente, que les da a entender en privado que no será candidato en 2023, pero, al mismo tiempo, deja trascender que no lo conforma ninguno de los dos, se muestra políticamente muy activo y su entorno se mueve como si se preparara para un “segundo tiempo” en la Casa Rosada.
Por eso, aunque mantienen sus proyectos personales y sus diferencias, Rodríguez Larreta y Bullrich coincidieron durante la extensa charla del sábado en que, como aseguró una fuente confiable, “no necesitan intermediarios” para dialogar y que pueden reunirse “sin necesidad de un papá que los cuide: pueden hablar, acordar reglas y generar una relación, aunque sea en competencia”.
Hasta ahora, Macri se mantuvo equidistante de los dos, aunque tanto el alcalde porteño como la ex ministra de Seguridad están molestos porque se enteraron que les dijo a distintos interlocutores que a ambos referentes del PRO “hoy todavía les falta” para convertirse en candidatos presidenciales.
En la reunión se evaluó que las dudas que mantiene Macri sobre su eventual postulación “no son positivas” y generan un ruido adicional en las filas del PRO y de Juntos por el Cambio.
Por eso apuraron la reapertura de un canal de diálogo personal que piensan mantener, por más que cada uno haya ratificado sus proyectos personales y que incluye una definición importante: si Macri decide competir en 2023, los dos se enfrentarán al ex presidente en las PASO.
Sobre el comunicado de JxC de la semana pasada, Bullrich aclaró por qué pasó de una actitud de conformidad al rechazo, mientras que Rodríguez Larreta admitió que fue un error mencionar a Milei con nombre y apellido porque le permitieron “elevar las acciones” al líder libertario y dejar asociado al espacio opositor con los vetos políticos y las posturas menos tolerantes.
Ambos coincidieron, de todas formas, en que Milei representa “un fenómeno social real” y que, si no se interpreta debidamente cómo frenar su crecimiento a partir de las causas que le dan más fuerza entre la gente, “se llevará puesto” a todo el espectro opositor en las próximas elecciones.
Rodríguez Larreta y Bullrich llegaron a esta reunión en medio de una crisis en JxC, donde las diferencias por el comunicado de la Mesa Nacional escondían otros motivos de malestar. El principal fue que la titular del PRO se enteró de que el jefe de Gobierno; el presidente de la UCR, Gerardo Morales, y la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, venían hablando en forma reservada y se habían puesto de acuerdo en exigirles a “los halcones” del PRO que dejen de instalar la idea de que había que llegar a un acuerdo electoral con el diputado de La Libertad Avanza.
Con esa idea, aseguran en JxC, coqueteaban tanto Macri como Bullrich y por eso el eje Larreta-Morales-Carrió se unió para hacer frente a ese eventual escenario. El tema Milei fue planteado en la reunión de la Mesa Nacional cuando surgió la aprobación del “manual de buenas prácticas” de la coalición que cristaliza el rechazo al libertario al sostener que “para la ampliación de JxC deberá haber unanimidad de los partidos que conforman la alianza”.
Por eso Larreta dijo que ese punto “tenía nombre y apellido”, en alusión al diputado libertario. Macri, que había llegado tarde al encuentro, preguntó: “¿Por qué vamos a hablar sobre un acuerdo con Milei si él no tiene interés en sumarse y nosotros tampoco queremos sumarlo?”.
Todo estuvieron de acuerdo, pero el comunicado final advirtió: “Hay actores de la vida política que buscan el quiebre de Juntos por el Cambio, entre ellos Javier Milei, que no forma parte de JxC e intenta quebrar nuestra unidad siendo funcional al oficialismo”. Para las “palomas”, la responsable del texto fue Bullrich. La jefa del PRO aseguró que llegó tarde a la reunión y que propuso reabrir la discusión sobre ese punto, pero que Morales le dijo que “era un tema cerrado” y que “su líder” (por Macri) había estado de acuerdo. El ex presidente fue el que propuso que en el comunicado figurara la palabra “anarquía” (“somos el cambio sin anarquía”, dice el texto) para diferenciarse de Milei.
Sin embargo, Bullrich salió de la reunión y no manifestó ningún reparo al comunicado cuando habló con los periodistas en puerta del Instituto Hanna Harendt. Horas después, les envió un mensaje de WhatsApp a sus colegas de JxC para expresar su malestar por haber resuelto algo que no estaba consensuado entre todos y que ni siquiera había sido debatido en su partido.
A la mañana siguiente, lo ventiló por Radio Continental, mientras en la intimidad se quejaba de que sus pares de coalición “le habían hecho una cama” por el tema Milei. La tensión parecía ir en aumento, e incluso el radical Martín Lousteau dijo que “la que escribió el comunicado fue Patricia Bullrich”. El encuentro en la casa de Rodríguez Larreta sirvió para descomprimir. Y reabrir un canal que, de todas formas, podría provocar otras incomodidades internas en el PRO y en Juntos por el Cambio.
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