Germán Martínez llegó a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos en el peor momento posible, tras la explosiva renuncia de Máximo Kirchner y urgido por la Casa Rosada de lograr la aprobación del acuerdo con el FMI.
Sin embargo, logró superar su bautismo de fuego, aunque la agenda parlamentaria del oficialismo seguirá poniendo a prueba su capacidad de buscar consensos. El impuesto a la renta inesperada, la reforma del Consejo de la Magistratura y la ampliación de la Corte Suprema son solo algunos de los desafíos que tiene por delante, donde cualquier acuerdo con la oposición parece lejano.
En diálogo con Infobae, el diputado rosarino reclamó poner paños fríos ante la escalada de recriminaciones internas y defendió la gestión de Martín Guzmán en Economía. “Estamos en cruces permanente de opiniones entre nosotros y perdemos el registro de dónde está parada la sociedad argentina”, afirmó.
Si bien aclaró que todavía es demasiado temprano para hablar de candidaturas, dijo que si el Frente de Todos llega unificado y con “políticas públicas contundentes” el presidente Alberto Fernández tiene “serias chances de poder ser reelecto”. Y si no hay acuerdo para definir una fórmula, opinó que las PASO son una buena opción para resolver las diferencias.
-¿Qué tan difícil se volvió el trabajo de buscar consensos en el Congreso teniendo en cuenta las internas del oficialismo y la polarización con la oposición?
-Mi rol pasa básicamente por estar muy atento a las leyes que necesita el Poder Ejecutivo y por tratar de encontrarle un canal parlamentario. Tener mucho diálogo con los diputados para ver qué iniciativas pueden contribuir a la gestión. En eso me siento muy cómodo con la tarea que estamos haciendo. Siempre para un presidente de bloque la primera tarea es hacia adentro. Es tratar de ir encontrando el pulso exacto en el cual están las compañeras y los compañeros del bloque, en un momento en que, yo no lo niego, han aparecido miradas más divergentes sobre algunos temas, léase FMI, por ejemplo. Para tratar de ir metabolizando esas diferencias, tratar de tener las miradas lo más comunes posibles.
-¿Qué proyectos que necesita el Gobierno tienen consenso para avanzar en el mediano plazo?
-Nos quedaron muy cerca de la aprobación el año pasado algunas iniciativas que creo que en breve podemos poner a consideración de las comisiones y del recinto. El régimen para la producción industrial de cannabis y cáñamo con destino medicinal, tiene media sanción del Senado, fue dictaminada por las comisiones acá y no llegamos a tratarla. La ley de incentivos para la industria de la construcción, que tiene que ver con un régimen especial impulsado por Sergio Massa y Cristian Ritondo, está muy cerca de que la podamos impulsar nuevamente. También la ley de asignación específica para el sistema audiovisual y el mundo de la cultura. La ley de VIH también fue dictaminada y estamos cerca de poder impulsarla.
-A pesar de esta lista que enumera, pareciera que tanto para el oficialismo como para la oposición es difícil empujar un tema propio, muchos quedan frenados por la polarización que hay en la Cámara
-Si, pero esa polarización está refrendada con los números. Es una Cámara hiper pareja. Nuestro bloque tiene una diferencia a favor mínima respecto al interbloque Juntos por el Cambio. Eso nos pone un piso alto a los dos grandes espacios políticos pero también nos presenta severas dificultades para llegar a los 129. Entonces ahí es donde tenemos que tener la destreza para conseguir consensos. Es un problema muy complicado poder encontrar acuerdos para funcionar. Y yo creo que en eso nadie puede escaparse de las críticas, nosotros seguramente como bloque oficialista tendremos parte de la responsabilidad, pero también la oposición. Debemos ver cómo hacemos para poder encontrar una metodología de trabajo en una Cámara tan pareja.
-¿La agenda judicial, tan en boga en estos días, no conspira contra esta búsqueda de acuerdos?
-La idea de buscar puntos de acuerdo en la metodología y en los temas tiene que ser en paralelo a la agenda que cada bloque, desde su punto de vista político, también considera relevante poner en el tapete. Estamos en estos momentos en discusión alrededor de esta estrategia de Juntos por el Cambio de convocar a una sesión especial sobre el tema Boleta Única. Esa es una agenda unilateral de Juntos por el Cambio. Tienen todo el derecho de plantearla. Yo podré tener todo el derecho de sumarme o no sumarme a esa estrategia, a esa forma de trabajo que me están proponiendo. Lo mismo puede pasar con determinados temas que nosotros consideramos importantes.
-¿Qué piensa de la implementación de la Boleta Única de Papel?
-Yo quiero hacer una diferencia respecto de lo metodológico nuevamente. Los temas electorales son tan sensibles que no se pueden sacar por decreto. Está explícitamente vedado en la Constitución. Acá la oposición nos plantea ir a una sesión especial, que todos sabemos que no debería ser lo ordinario en el funcionamiento de la Cámara, sin haberse tratado en comisiones, sin despacho y con un tratamiento sobre tablas. ¿Alguien puede pensar que esa es la mejor manera de tratar temas electorales en la Cámara de Diputados? Cuando decía que tenemos que tener la capacidad de ponernos de acuerdo en la metodología, me estoy refiriendo justamente a eso. Pum, golpe de efecto, convocatoria a sesión especial. Los grandes diarios: “La oposición se unifica en el tema Boleta Única”. Y después los temas se pinchan.
-¿Cuál es su postura personal?
-Vengo de una provincia donde existe la boleta única desde hace un tiempo. A mí me parece que debemos mirar con mucho cuidado esos cambios. Creo que a veces recurrimos a clichés, a lugares comunes, a análisis superficiales. Me gustaría que en las provincias donde ya hay implementaciones consolidadas de la Boleta Única podamos hacer un análisis en serio. Tenemos dos provincias grandes con esas características, Córdoba y Santa Fe. ¿Cómo está funcionando? En la provincia de Santa Fe hay elementos de la implementación de la BUP que se dan de bruces con la conformación institucional planificada por la Constitución de la provincia. Estaba pensada la composición de la Cámara de Diputados con una conformación de mayoría y minoría que tenía que ver con el que ganaba con el que salía en segundo lugar. Eso se ha visto severamente afectado con una BUP donde se eligen candidatos por categorías. En general la boleta del gobernador y de diputados provinciales venía todo junto. Ahora en BUP cada categoría tiene una boleta. Entonces me parece que merece un análisis en serio, profundo. Y en eso hay que tratar de encontrar nuevamente una metodología que permita dar los debates y ver hasta dónde llega el nivel de consenso.
-¿Quién falló en la no aprobación del Prespuesto 2022?
-¿Por qué tiene que haber fallado alguien?
-Es raro que un Gobierno no logre aprobar su Presupuesto.
-Hay dos antecedentes donde no los pudimos tratar y donde lo rechazaron. En 2010, con Néstor Kirchner recién fallecido, nos encaminábamos hacia 2011 que iba a ser un año electoral y en aquel momento el famoso “Grupo A” de diputados opositores impidió el tratamiento. Responsabilidad de la oposición. Acá no es que ni siquiera quisieron tratarlo, votaron en contra. O sea, no hay que buscar donde no está. La responsabilidad de que no tengamos Presupuesto es de aquellas diputadas y diputados que votaron en contra.
-¿No hay ninguna responsabilidad oficialista?
-La responsabilidad del oficialismo es presentar el Presupuesto, garantizar el trámite en la comisión, llevar el tema al recinto, tratar de tener el mayor apoyo posible, y tener inclusive en un momento la flexibilidad para que podamos hacer una pausa que nos permita incrementar los niveles de consenso. Todo eso lo hicimos. Rechazaron el cuarto intermedio y el regreso a comisión. Y rechazaron el Presupuesto.
-No está muy conforme con la actuación de la oposición, ¿no?
-Es que los temas institucionales requieren… vuelvo al tema de la necesidad de que tengamos un esquema de funcionamiento distinto. Los temas institucionales requieren actitudes concretas de los diputados que estén a la altura de esa situaciones.
-¿Cómo está su relación con Sergio Massa y Máximo Kirchner?
-Bien. Con Máximo ahora hace unos días que no nos estamos viendo pero tenemos muchos compañeros y compañeras que interactúan cotidianamente con él y conmigo. Así que tenemos una buena relación en ese sentido. Lo vengo siguiendo, está muy comprometido con la política del Partido Justicialista en la provincia de Buenos Aires. Me gusta verlo en esa tarea. Yo soy, a otra escala, el responsable del PJ en la ciudad de Rosario. Me gustan los dirigentes políticos que también asuman las responsabilidades partidarias en sus territorios. Con Sergio, estoy más en la cotidiana, en tratar de ver cómo compatibiliza él su rol como presidente de la Cámara, donde tiene que pensar en 257 diputados con mi tarea como presidente de bloque, que tengo que pensar en los intereses y en la agenda de los 118 diputados que integran mi bloque. Pero lo hacemos con mucho diálogo, con mucha cordialidad, es alguien con el cual es fácil trabajar y eso está bueno. Esperemos que podamos seguir en ese sentido.
-¿Qué piensa de las duras críticas de Andrés “Cuervo” Larroque hacia Martín Guzmán? Críticas a las que también se sumó Cecilia Moreau, que tiene un rol importante en el bloque.
-Hace tiempo que he elegido, y lo he dicho públicamente, no andar realizando análisis de frases o expresiones de otros compañeros y compañeras que integran el Frente de Todos. En primer lugar, porque me parece que cada uno tiene la libertad de poder expresar su mirada sobre determinados temas. En segundo lugar, hace tiempo vengo planteando que tenemos que dejar de mirarnos entre nosotros y empezar a tener una mirada más consolidada respecto a la sociedad en general. A veces siento que estamos en cruces permanente de opiniones entre nosotros que no terminan de servir demasiado y perdemos el registro, y perdemos los sensores de dónde está parada la sociedad argentina. Habiendo dicho esto, porque no quiero discutir con el Cuervo ni con Cecilia, sí quiero decir algo respecto al ministro de Economía.
A mí me parece que las gestiones de los ministros de Economía, cuando uno evalúa la performance y los resultados, tiene que mirar un cuadro integral de indicadores. También hay que ser muy claro respecto a cuáles fueron los desafíos que tuvo la gestión. Y a mí me parece que en ese sentido, el ministro Martín Guzmán ha tenido etapas muy claras en su gestión y ha habido resultados muy positivos en esa gestión. Lo primero que hicimos fue aprobar una Emergencia, que justamente empezó a plantear cuáles eran las grandes urgencias: el tema de la deuda, el tema alimentario, el tema sanitario y el tema tarifario. Todo eso lo abordamos inmediatamente. Y empezamos a trabajar con una hoja de ruta en el tema deuda, desde allí pasó por la renegociación con privados, avanzamos también en el acuerdo con el FMI, avanzamos en la renegociación con el Club de París. Todo en un marco de una mirada estratégica del ministro Guzmán de plantear el esquema de la sostenibilidad de la deuda. Prácticamente no se hablaba en la Argentina de la sostenibilidad de la deuda antes de la llegada de Guzmán. Eso me parece que en términos culturales y económicos ha sido un elemento importante.
En el medio de todo eso, nosotros tuvimos la pandemia. ¿Cuál fue la tarea del equipo económico, con Guzmán a la cabeza? Obviamente con las indicaciones del Presidente de la Nación. Tratar de amortiguar el impacto negativo de una recesión mundial. Tratar de salvar a aquellos sectores productivos que más rápidamente se podían dinamizar una vez pasada la pandemia. Y eso fue lo que nos permitió en un solo año, año 2021, recuperar la totalidad del producto que cayó durante la pandemia. Pero no estamos en el mismo lugar que antes de la pandemia. ¿En qué etapa estamos? Lo dice el Presidente: tres ejes, producción, trabajo, distribución del ingreso. Y no lo plantea como etapas sucesivas. Lo plantea como una estrategia integral, tres frentes al mismo tiempo. Creo que estamos muy bien en términos de producción, con especial énfasis en temas industriales. En términos de trabajo conseguimos un dato respecto a la desocupación importante. Estamos en los niveles más bajos después de muchos años. En el tema de la distribución del ingreso es donde tenemos que poner toda la atención. Allí toda crítica y toda propuesta es bienvenida. Y lo digo porque venimos de dos, y estamos entrando en un tercer proceso regresivo en la distribución del ingreso. La política económica de Macri fue regresiva, la pandemia fue a nivel mundial un gran proceso regresivo, y los conflictos bélicos son en general también regresivos. En función de todo esto necesitamos amortiguar el impacto y tomar las medidas necesarias para que podamos mejorar la distribución del ingreso. Ese es el desafío.
- Se especula mucho con lo que puede pasar con el Frente de Todos de cara a las elecciones de 2023. ¿Existe la posibilidad de que vayan por separado?
-Este formato que estamos teniendo es novedoso. Porque siempre de pibe escuché que el Partido Justicialista siempre fue frentista. Pero una cosa es el frentismo electoral y otra es la conformación de una coalición electoral que después deviene en un gobierno que busca respetar los aportes de las distintas miradas que puede haber dentro de una coalición. Esas coaliciones se hacen entre espacios políticos que tienen denominadores comunes pero que también tienen miradas distintas. Yo no pienso igual que un montón de diputados y diputadas, para eso están conformadas las coaliciones. Se conforman entre dirigentes, militantes y espacios que piensan parecido, no que piensan iguales. Si no, estaríamos dentro del mismo espacio político.
-Pero es una cosa muy diferente que una coalición que ganó las elecciones cuatro años más tarde vaya por separado
-A mí me parece que estamos en condiciones de que podamos seguir trabajando como Frente de Todos con todas las diferencias que podemos tener. Y me parece que las chances del Frente de Todos para el 2023 están al alcance de la mano. Siento que si fortalecemos los procesos de unidad interna, si somos capaces de identificar los temas donde necesitamos mayor nivel de intensidad en la gestión, si mejoramos los resultados de las políticas públicas, si fortalecemos nuestros principales liderazgos políticos, primero el del Presidente de la Nación, a quien hay que fortalecer para seguir llevando adelante la gestión de gobierno, pero también la de nuestras principales referencias políticas, Cristina Kirchner, Sergio Massa, los gobernadores de las principales provincias. Hay que hacer una tarea inteligente de fortalecer la gestión de todo nuestro cuadro de dirigentes. Si hacemos estas cosas, yo creo que la competitividad de nuestro espacio político está al alcance de nuestras manos.
-¿El candidato tiene que ser Alberto Fernández o tiene que salir de una PASO?
-Eso se definirá en su momento. Los espacios políticos pueden en determinado momento creer que el mejor camino es una lista de unidad y si no se consiguen los consensos necesarios la primaria te puede dar una alternativa de solución. También es cierto que si el Presidente se va encaminando con la gestión de gobierno hacia la posibilidad de que quizás tenga un nuevo mandato, tiene la total legitimidad para poder plantearlo. No hay que asustarse. No nos tenemos que asustar ni cuando alguien habla de que el Presidente puede tener un segundo mandato como tampoco hay que asustarse cuando hay compañeros y compañeras que en distintos lugares plantean su vocación de poder protagonizar la política nacional. ¿Por qué nos tenemos que asustar si somos un espacio diverso? Dejemos que cada uno tenga las expectativas y no nos impugnemos las expectativas entre nosotros.
-Es decir que no le parecería raro que le hagan una interna al Presidente
-Me parece que si nosotros llegamos con chances, con nuestro espacio unificado, con políticas públicas contundentes, con los problemas de los argentinos resueltos y con liderazgos fortalecidos, me parece que el Presidente va a tener serias chances de poder ser reelecto en la Argentina. Si ese plan no alcanza los consensos necesarios, puede estar la primaria para poder resolver eso.
-¿Por qué cree que el Frente de Todos no termina de institucionalizarse?
-Es la evolución natural de un espacio político con la diversidad que nosotros tenemos. Pero escucho cada vez a más compañeros que plantean esto, la necesidad de un mayor nivel de sistematicidad.
-En una coalición donde hay liderazgos tan claros, como CFK, Alberto Fernández y Sergio Massa, ¿no debería ser más fácil que se puedan sentar en una mesa chica?
-Las mesas chicas pueden o no existir, pero hay que agregarle complejidad al fenómeno: gobernadores, intendentes de lugares clave, movimiento obrero organizado, organizaciones sociales, sectores vinculados a la producción industrial y agropecuaria, de la economía social. Somos un espacio muy diverso.
-¿Qué opina de que Mauricio Macri esté analizando competir por la presidencia?
-A mí no me gusta pero no defino a los candidatos de Juntos por el Cambio. En general opino poco sobre lo que pasa en otros espacios políticos. Haber perdido en primera vuelta ya demuestra a las claras que la sociedad iba para otro lado. Pero es parte de un espacio político y puede ser una alternativa de ese espacio.
-¿A qué atribuye que un presidente que perdió en primera vuelta cuatro años más tarde tenga chances de volver a ser candidato?
-Hay momentos donde los líderes políticos sean del espacio que sean tienen elecciones que no alcanzan para ganar pero conservan un piso de legitimidad dentro de tu espacio para seguir aspirando a protagonizar la vida de ese frente. Él quizás siente eso. Probablemente vea que tampoco hay otras figuras que generen demasiada expectativa. A veces tiene que ver con posicionarse y después ver qué se hace. No sé. Me cuesta seguirlo a Macri, no entiendo cómo pasa de jugar al Bridge una semana a querer ser candidato en la otra.
-¿Le preocupa el fenómeno Milei?
-Me preocupa en un marco general, de ver cómo estos fenómenos están siendo cada vez más claros en distintos lugares del mundo, me preocupa por lo que expresa. No los estigmatizo. La política tiene que ser capaz de ver las causas y ver cuáles son los descontentos que la propia política genera para que puedan aparecer este tipo de referencias. Lo circunscribo también a determinados lugares, no vivo con tanta intensidad este fenómeno a medida que me voy alejando de la ciudad de Buenos Aires. Tenemos un sistema mediático con tal nivel de concentración en el área metropolitana de Buenos Aires que todo lo que pasa acá pareciera que se vive de la misma manera en todos lados. Es cierto que va a Rosario o Mendoza y tiene convocatorias importantes pero después a eso hay que mensurarlo electoralmente. Más que por Milei estoy preocupado por el fenómeno general, me parece que hay tensiones que empieza a tener la democracia por derecha que nos tienen que interpelar.
-¿El Gobierno tiene poder político para poder encarar ahora una reforma de la Corte Suprema?
-Los temas se tienen que debatir. La conformación de la Corte, la cantidad de miembros, es un tema que no está resuelto hace años. Tuvimos Corte de 9, de 7, de 5, de 5 incompleta. En los proyectos de democratización de la Justicia planificábamos la creación de Salas por debajo de la Corte para que no lleguen tantos casos y se puedan resolver en una instancia inferior. No se pudo avanzar porque la propia Corte declaró inconstitucional algunas de esas normativas. Me parece que los temas judiciales hace tiempo están en debate y pareciera que existe algo que no se puede hablar de la Justicia. Como que es una materia vedada poder analizar la Justicia.
-El timing no los ayudó…
-Yo estaba en la Pastoral de Juventud y en el 2001 en el Diálogo Argentino ya discutíamos muchas cosas que hoy están en discusión. El Consejo de la Magistratura está en debate desde hace más de 20 años. La composición de la Corte, hace 20 años. Cómo hacemos más eficiente la Justicia Federal, hace más de 20 años. Qué paguen Ganancias, hace 15 años. Por qué no podemos discutir de eso, cada vez que discutimos de estos temas, independientemente del timing o del poder político, pareciera que estamos afectando la división de poderes. En Argentina, desde el 83 para acá el poder militar, el poder de los sindicatos, los partidos políticos, los medios de comunicación, los grandes actores de la industria, las empresas públicas y las empresas privatizadas, todo fue cuestionado. Todo puede ser cuestionado en la Argentina, ahora nadie puede interpelar a la Justicia. Cualquier cosa que decimos es visualizada enseguida como si fuera algo “en contra de”. Hay que salir de esos escenarios.
-La causa por inconstitucionalidad del Consejo de la Magistratura tenía 16 años, ¿por qué cree que la Corte falló ahora?
-Recuerdo pocos fallos tan políticos como el del 16 de diciembre del año pasado, donde la Corte declara después de 16 años de vigencia la inconstitucionalidad de una ley, que tuvo cuatro años dormida en su análisis de constitucionalidad dentro de la propia Corte.
-Lo caracteriza como un fallo político, ¿con qué intencionalidad?
-Reponer la ley del 97 y volver a la conducción unificada de la Corte Suprema y del Consejo de la Magistratura. Además le dijeron al Congreso que tenía 120 días sabiendo que venía el verano. No tiene antecedentes un desatino institucional tan grande como ese fallo.
-Usted cree que la Corte aprovechó cierta debilidad política para recuperar el control del Consejo
-No sé si lo de la debilidad política es exactamente así. Pero a mí no me cabe la menor duda de que es un plan de la Corte para quedarse con el Consejo de la Magistratura.
-¿Qué balance hace de su gestión al frente del bloque hasta ahora?
-Hasta ahora tengo una cosa que puede ser interpretada de maneras distintas. Tratamos solo el tema FMI donde quedé con las satisfacción de 202 votos afirmativos pero también me quedé con el sinsabor de que nuestro bloque no pudo terminar de procesar las distintas miradas. No soy culposo pero siempre hay algo que se podría haber hecho mejor. El Presidente me pidió que hable mucho con los diputados, que trabaje para la unidad del bloque, y que le dé prioridad a la agenda del Ejecutivo. Estoy haciendo lo que me pidió el Presidente.
FOTOS Y VIDEOS: Gastón Taylor y Diego Barbatto
SEGUIR LEYENDO: