Preocupación y hartazgo entre los gobernadores que viajaron a Israel por la feroz interna en la cúpula del Gobierno

Desde la gira, que encabeza “Wado” De Pedro, miran con inquietud el impacto de la crisis en sus distritos y reciben con desazón las críticas de Larroque contra el ministro Guzmán. Ayer el ministro del Interior había intentado relativizar las diferencias

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"Wado" De Pedro junto a los gobernadores que lo acompañaron a Israel
"Wado" De Pedro junto a los gobernadores que lo acompañaron a Israel

(ENVIADA ESPECIAL).- El ruido que generaron en el Frente de Todos las fuertes declaraciones del funcionario bonaerense y dirigente camporista Andrés “Cuervo” Larroque contra el ministro de Economía, Martín Guzmán, tuvo eco, también, a miles de kilómetros de la Argentina, en Israel, donde cuatro altos funcionarios nacionales y ocho gobernadores recorren hace días despachos del gobierno israelí y plantas dedicadas al manejo inteligente del agua. Parte de la comitiva recibió con hartazgo el nuevo capítulo de la pelea derivada de la desaprobación del kirchnerismo a la gestión de Alberto Fernández. La principal preocupación en el interior del país es por la situación económica, en particular por la inflación, y ven pocas perspectivas de posicionarse para 2023 si no hay soluciones.

Los gobernadores están “hartos” de la interna, según describió un representante del Norte que viajó la semana pasada en un avión comercial, con escala, rumbo a Tel Aviv. Algo cansado por el trajín de los últimos días, pero entusiasmado con las visitas y el cambio de aire, no se sorprendió al leer en su celular la más reciente noticia política de peso en su propia fuerza política. “Tenemos que dejar de hablar de las discusiones políticas. Hay que dedicarse a gestionar”, dijo.

Horas antes, el ministro de Desarrollo Comunitario bonaerense, Larroque, había lanzado duras críticas a Guzmán, primero en un acto en Florencio Varela por la presentación de un nuevo programa de ayuda alimentaria, rodeado, en el escenario, del gobernador Axel Kicillof y del diputado y jefe de La Cámpora Máximo Kirchner. Y, llamativamente, por el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Zabaleta, funcionario del riñón de Alberto Fernández.

Fueron ocho los mandatarios provinciales que viajaron con el ministro del Interior
Fueron ocho los mandatarios provinciales que viajaron con el ministro del Interior

En un comienzo parecía una foto de unidad. Y de hecho hubo elogios mutuos, en público. Sin embargo, las declaraciones de esa tarde, y las que hizo a una radio al día siguiente -donde dijo que a Guzmán “no lo votó nadie”- evidenciaron que la voluntad de limar asperezas tiene un límite.

Desde Tel Aviv, algunos jefes provinciales coincidieron en asegurar que la política a nivel nacional está “alejada” de los problemas que se viven en las provincias, donde la realidad diaria “está muy complicada” por la inflación. Y varios ratificaron, como vienen dejando saber hace semanas, que su plan es desdoblar las elecciones provinciales de la nacional en 2023. Quieren evitar ser arrastrados hacia abajo en la opinión pública por la imagen negativa de los principales líderes de la coalición a nivel nacional, Alberto Fernández y Cristina Kirchner, a su vez están severamente enemistados entre sí.

“Ya no nos sorprende. Es más de lo mismo”, consideró un jefe provincial, cansado de la situación. Mientras que un importante referente del interior con buena relación con la Casa Rosada contrastó la situación en las provincias y la Nación, durante la visita a una planta de agua. “Nosotros tenemos las cuentas ordenadas”, deslizó, y lamentó “los desbarajustes” económicos en los estamentos más altos del Estado.

Los gobernadores están preocupados por las próximas elecciones en este contexto de crisis, y creen que para tener una oportunidad ante Juntos por el Cambio, la inflación debe bajar, sin falta, “en los próximos tres meses”. Es un objetivo que el Gobierno, y en particular Guzmán, no han logrado hasta ahora, a pesar de que hubo mejoras en otros índices, como el de desempleo, que bajó al 7 por ciento el mes pasado. Los gobernadores no encuentran esos indicadores suficientes. “La gente en mi provincia tiene trabajo, sí, pero no les alcanza para llegar a fin de mes. Sienten que trabajan para nada”, se quejó un gobernador.

Eduardo de Pedro junto al canciller de Israel, Yair Lapid
Eduardo de Pedro junto al canciller de Israel, Yair Lapid

Aunque evitan cargar contra Guzmán directamente -aluden a la pospandemia y a la guerra en Ucrania como justificativos para relativizar las críticas a la gestión de Alberto Fernández-, diagnostican que, para que haya un ordenamiento político en la cúpula, es necesario que haya mejoras económicas, y para ello, consideran que debe haber “cambios”. Una salida que por ahora el Presidente evitó, en un intento de defender a rajatabla a Guzmán a pesar de la ola de críticas en franco aumento.

En una lectura paralela, el principal colaborador de un jefe provincial enmarcó la continuidad de la pelea no tanto en la disconformidad en el rumbo de la gestión por parte del kirchnerismo, sino en la inminencia de la campaña para las próximas elecciones, que está cada vez más cerca: “Muchos ya empiezan a despegarse, porque lo ven complicado”, dijo.

Hace sólo un mes el propio Larroque había salido a arremeter con las declaraciones más pesadas contra Alberto Fernández desde que asumió el Frente de Todos, en 2019. Había sido durante la marcha del Día de la Memoria, cuando sugirió, durante una entrevista, que el Presidente fue elegido “con el 4 por ciento de los votos”.

En paralelo, varios dirigentes camporistas, por lo bajo, cuestionaron severamente al primer mandatario por su gestión económica, mientras reclamaron mayor participación en la mesa de decisiones. Desde entonces, se instaló un denso silencio en el Gobierno. El Presidente prefirió no contestar, atento a evitar que se lo asocie públicamente a la pelea política en el delicado contexto económico.

Axel Kicillof y Máximo Kirchner en Florencio Varela
Axel Kicillof y Máximo Kirchner en Florencio Varela

De todas formas, Cristina Kirchner redobló la apuesta durante el acto recordatorio de la guerra de Malvinas, en el Senado, en el comienzo de abril; y después en su discurso en el CCK frente a la Asamblea de EuroLatam, cuando dijo: “Que te pongan una banda y que te den bastón no significa que tengas poder”. En la Casa Rosada como en el Senado quisieron bajarle el tono a sus declaraciones, pero muchos dirigentes no creyeron esa versión y enmarcaron la frase en la interna.

Ayer, el ministro del Interior, Wado de Pedro, que lidera la comitiva, distendido y de buen humor por el desarrollo de la gira que organizó junto al Consejo Federal de Inversiones (CFI) había intentado bajar el tono a la discusión. En un comentario jocoso ante periodistas a raíz de una charla sobre el delicado estado de la fuerza que conduce el primer ministro Naftali Bennett, que está próximo a ser sucedido en el cargo. “¿Ven? Todas las coaliciones tienen problemas”, deslizó, y se refirió así, por primera vez en mucho tiempo, a las diferencias locales. Hoy se gestó un nuevo capítulo de la pelea sin fin, que a pesar de la escala en la belicosidad, dejó de sorprender a la propia dirigencia política, donde empieza a crecer, cada vez más, la preocupación por la falta de resolución de la situación económica.

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