En las primeras elecciones universitarias presenciales tras dos años de pandemia, la mayoría de los jóvenes votaron por las listas del “Frente Reformista” -que integran las agrupaciones afines a la UCR y aliados- en los comicios de centros de estudiantes de las principales instituciones académicas del país. Donde más creció la ola “morada” con victorias destacadas fue en la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Córdoba (UNC) y Rosario (UNR).
La tendencia habilita la hipótesis de un cierto cambio de preferencias políticas y necesidades de los alumnos en los grandes centros urbanos. Hace no poco tiempo, el estudiantado universitario de la zona centro del país veía con una mayor simpatía a las agrupaciones ligadas al peronismo y la militancia de izquierda.
Las turnos electorales en la universidad pública importan. No solo por su volumen electoral, que superan a municipios y ciudades intermedias -la UBA sola cuenta con un padrón de 300 mil alumnos-, sino por tratarse de un semillero de militancia y uno de los sitios en los que, tradicionalmente, se formó la dirigencia política y económica del país desde la reforma universitaria de 1918.
En los últimos comicios en la UBA se consolidó el giro que empezó a observarse desde 2019, cuando regresó el radicalismo a la conducción de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) al desplazar a la entonces una alianza entre el Partido Obrero (PO) y otros grupos de izquierda estudiantil como La Mella. Durante casi las primeras dos décadas de comienzo del milenio, la icónica Franja Morada había estado fuera de ese espacio, coincidente con la debacle que tuvo el radicalismo con el desplome del gobierno de Fernando de la Rúa en 2001.
Pero los tiempos cambiaron. En el reciente llamado a las urnas, el frente reformista encabezado por “Nuevo Espacio” ratificó su hegemonía en los siete centros de estudiantes que ya conducía, como Económicas, Medicina, Derecho, Ingeniería, Odontología, Psicología y Arquitectura. Y sumó uno más, Agronomía, donde la agrupación independiente LAI -de buen vínculo con sectores ruralistas- le ganó a la conducción saliente integrada por la centro-izquierda y La Cámpora.
De conducir la FUBA, la izquierda solo quedó reducida a Farmacia y Veterinaria, mientras que el peronismo y aliados se mantuvieron en Exactas, y revalidaron en Filosofía y Letras. En la Facultad de Sociales, ganó un sector peronista (la UES), si bien se trata de un grupo que no reniega apoyar al reformismo de la Franja Morada. De hecho, no faltan los adherentes al peronismo no kirchnerista que encuentran espacio en el espectro reformista. Las facultades de Ingeniería y Odontología optaron por una representación de organizaciones independientes.
“Hay un gran cambio de paradigma en estas elecciones. Cuando ves los 13 centros de estudiantes de la UBA, unos 9 se identifican con la conducción ‘reformista’ de la FUBA. Nunca antes se había visto un retroceso de la izquierda y La Cámpora”, sostuvo Ramiro Sarraf, actual presidente de la FUBA.
Desde el reformismo destacan que la participación estudiantil es mayor en las facultades donde ellos controlan los centros de estudiantes, donde puede llegar a votar más de la mitad del estudiantado, mientras que en los centros hegemonizados por la izquierda o por el kirchnerismo, el porcentaje se derrumba hasta un 20 por ciento.
“El kirchnerismo perdió un centro de estudiantes. Es el gran perdedor, noles fue mejor en ningún lugar. Y la izquierda no ganó terreno, creo que este estancamiento es porque el universitario se está identificando más con nuestras formas de hacer política que con la del Partid Obrero y el Frente de Izquierda”, agregó Sarraf.
Catalina Kaplan, ex presidenta del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL) e integrante de El Colectivo -la actual conducción de ese centro que es cercana al Frente de Todos- consideró que los resultados electorales en la UBA son “un síntoma del estado del movimiento estudiantil en particular y de la juventud en general”.
“Es evidente que frente a la crisis económica que estamos atravesando desde el 2018, profundizada por la pandemia, el estudiantado cambió respecto a sus necesidades. La mayoría tenemos que salir a laburar para poder cursar y esperamos que en las facultades estén garantizadas las condiciones básicas para nuestra permanencia, como apuntes baratos, comedores estudiantiles o becas”, expuso, y agregó: “Creo que muchxs estudiantes eligen agrupaciones cuya principal política tenga que ver con la resolución y garantía de estas condiciones, particularmente, aunque no solo, el reformismo se caracteriza por ello”.
Sarraf, en cambio, interpretó un giro más político, en el que el estudiantado volvió a “levantar las banderas de la educación, la libertad y la democracia, todas ideas asociadas al radicalismo” y lo vinculó con la gestión del Frente de Todos en la educación superior en pandemia, que implicó una reducción del presupuesto universitario y un descuido de las actividades pedagógicas, un hecho que fue denunciado por las listas estudiantiles afines al reformismo en la campaña electoral.
“Esa bandera por el presupuesto la levantamos nosotros. Los sectores camporistas tomaron una agenda cómplice y de apoyo al Gobierno. Incluso, la gente que banca a estas listas no les gustó. El estudiante universitario es muy crítico y cambió mucho. Un joven mira para adelante y ve que no la tiene sencilla: sus carreras las tienen que prolongar unos años más y se imagina que va a tener que alquilar toda la vida. Le exige a la clase política, no va por el lado de bancar desde la lealtad”, expuso el presidente de la FUBA y consejero superior de la UBA.
En La Plata, Córdoba y Rosario también hubo movimientos
En la UNLP, el reformismo alineado con la UCR hizo una elección a comienzos de abril en la que ganó 10 de los 17 centros de estudiantes, varios de ellos por amplia mayoría. La gran novedad de esos comicios se dieron en dos facultades: Psicología e Informática, donde la Franja Morada consiguió desplazar al peronismo de la conducción y asumirá la representación estudiantil tras lograr el 41 y el 40%, respectivamente.
Además, estos sectores pudieron retener los centros que gestionaba antes de la pandemia, como Ecónomicas, Veterinarias, Ciencias Agrarias y Forestales, Arquitectura, Ingeniería, y Ciencias Astronómicas, mientras que el MOI (Movimiento Odontológico Independiente) volvió a quedarse con el centro de estudiantes de Odontología.
Por su lado, la Juventud Universitaria Peronista (JUP) ganó en las facultades de Periodismo y de Artes, y también retuvo Medicina, pero no logró ganar en Humanidades, que quedó en manos La Mella-Patria Grande.
De esta manera, las agrupaciones “moradas” crecieron como el sector más votado y con más representación de la UNLP, relegando al kirchnerismo y a las distintas expresiones de izquierda que mantienen la actual Federación Universitaria de La Plata (FULP), que revalidaron esa conducción en 2021 un congreso cuestionado por varias organizaciones críticas de ese armado. La Franja Morada contaba, por entonces, con solo siete de las diecisiete facultades de la UNLP.
Lo curioso de la reciente ronda electoral plantense fue que el propio presidente Alberto Fernández se acercó a apoyar la militancia de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), que fue dividida en listas separadas con La Cámpora. La ruptura de los grupos afines al Frente de Todos, otro síntoma de la crisis nacional, se observó en varias facultades. Las diferencias ya se remontaban desde el último congreso de la FULP.
En el interior del país también hubo movimientos en el voto de los estudiantes. El 7 de abril, las 12 facultades de la Universidad Nacional de Rosario volvieron a elegir autoridades, donde el radicalismo ligado al rector Franco Bartolacci fue el gran vencedor. Incluso, la Franja Morada recuperó para sí la Federación Universitaria Rosario (FUR), el órgano gremial de los alumnos, después de una década sin lograr la conducción. El intendente rosarino Pablo Javkin, aliado de Bartolacci, festejó ese triunfo.
El esquema de la FUR quedó distribuido de la siguiente manera: seis centros de estudiantes quedaron en manos del reformismo, dos en manos del socialismo, dos en manos de la agrupación de izquierda ALDE y dos para agrupaciones independientes. La victoria más resonante fue la de Derecho, donde la agrupación radical 1983 desplazó al peronismo que, en 2019, había logrado imponerse al socialismo años atrás.
Así, en la UNR, la izquierda perdió dos centros de estudiantes, el socialismo uno y el peronismo el único que tenía.
Las últimas elecciones de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), que representa a unos 140.000 estudiantes, se concretaron a fines de 2021, con los comicios legislativos cuando aún estaban latentes y se avanzaba con la flexibilización de los protocolos por COVID-19. En aquel turno electoral, la Franja Morada consolidó su supremacía y retuvo la presidencia del órgano gremial en alianza con el Movimiento Nacional Reformista (MNR).
En la provincia mediterránea también se había reflejado un retroceso de los grupos afines al Frente de Todos. El kirchnerismo, representando en la agrupación La Bisagra, perdió cuatro de los siete centros de estudiantes que conducía, y no solo se vio superado por Franja Morada, sino que por Jóvenes por la Universidad, una suerte de peronismo “schiarettista” aliado con Libres del Sur e independientes. El radicalismo en la Universidad Nacional de Córdoba recuperó las facultades de Arquitectura y Químicas.
“El balance es positivo porque nos fue muy bien a nuestras agrupaciones en la UBA, la UNR y La Plata. Desde hacía tres años que no había elecciones por la pandemia, y creo que ahora se rompió el paradigma de que la juventud es camporista o ‘zurda’. Quedó claro cuál es la postura de la juventud en Argentina, tenemos una gran responsabilidad”, evaluó Ramiro Sarraf.
Para Kaplan, en cambio, señala que el actual contexto y convencer a los estudiantes para que voten a opciones de la izquierda “no es difícil”. Pero sí admiten un retroceso de la participación e interés político de la juventud. “Creo que cuando lxs estudiantes nos escuchan creen y apuestan a nuestras propuestas. El problema en todo caso es lograr que se interesen por la política en general, sobretodo con las grandes campañas anti militancia estudiantil y anti política”, expuso.
El juego político en la FUA
Con las elecciones universitarias más importantes, empiezan a calcularse los números para la Federación Universitaria Argentina (FUA), que aglutina a los centros estudiantes de todas las universidades del país, y donde el Frente Reformista mantiene la conducción a través de su presidente, Bernardo Weber, que también integra el concejo deliberante de Tandil.
Constanza Bossio, secretaria general de la FUA e integrante de la JUP, relativizó el crecimiento del radicalismo en los últimos comicios estudiantiles tanto en la UBA o la UNLP porque, en en general, “les va bien o muy bien” en esas instituciones académicas. Según la dirigente estudiantil alineada con el peronismo, el mayor apoyo electoral no va a modificar sustantivamente la cantidad de delegados para el congreso estudiantil que renovará las autoridades.
“Estamos muy tranquilos. Como JUP crecimos mucho y nucleamos a otras organizaciones que no estaban en nuestro espacio. Incorporamos a sectores de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y en las universidades nuevas que no estaban representadas y en las que el reformismo ni siquiera presenta listas”, expuso Bossio.
En los últimos comicios de la FUA votaron cerca de 960 delegados, de los cuales la Franja Morada contaba con 310. Con ese piso le bastó para imponerse y liderar la entidad estudantil. La JUP registraba entonces 265 representantes, mientras que el espacio “Nueva Reforma”, integrado por la izquierda popular cercana a Juan Grabois y La Cámpora, cosechaban unos 240 votos.
Según Sarraf, con los buenos resultados en la UBA, La Plata y Rosario, al reformismo le “sobra” para mantener el control de la FUA. Sin embargo, desde la JUP lo ponen en duda. Según el recuento que manejan, en varios centros de estudiantes sostienen una representación de segunda y tercera minoría, lo que en ocasiones casi no implica diferencias en cantidad de delegados para la convocatoria congresal de la FUA. Incluso desde ese sector advierten que tienen “muy avanzadas las conversaciones con varios sectores y estamos trabajando para lograr el acuerdo con La Cámpora”.
“Si eso se da, no hay ninguna posibilidad de que el reformismo pueda retener la FUA”, especuló Constanza Bossio.
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