Hace una semana, la asamblea de la ONU suspendió a Rusia del Consejo de DDHH tras la masacre registrada en la ciudad ucraniana de Bucha, una moción que acompañó la Argentina, entre otros países. Luego de ese posicionamiento a raíz de la invasión ordenada por Vladimir Putin, el embajador argentino, Federico Villegas, publicó en sus redes una foto suya junto a siete diplomáticos entre los que se encontraba Gennady Gatilov, un delegado ruso, con el siguiente mensaje: “Ahora más que nunca necesitamos aumentar el entendimiento mutuo y la cooperación, independientemente de nuestras diferencias”.
La imagen, y el texto que la acompañó, en el que destaca la necesidad de preservar el multilateralismo, causó malestar en el gobierno de Ucrania. “¿Cómo el presidente del Consejo de Derechos Humanos estaba ‘salvando el multilateralismo’? O, como comentó uno, ¡Mamá mía! ¡Qué junta! (sic) Es imposible imaginar un tuit más vergonzoso que pudiera haber cancelado la respetabilidad e imparcialidad de uno con más eficacia”, criticó Sergiy Kyslytsya, el delegado ucraniano ante la ONU.
Consultados por esta situación, desde el entorno de Villegas señalaron que la publicación correspondió a una acción diplomática con los países “que apoyaron la candidatura argentina” para presidir el Consejo de DDHH de la ONU. Además del representante ruso, agradeció el trabajo de los embajadores de Cuba, Venezuela, Pakistán, Bielorrusia, China y Sudáfrica, países que o votaron en contra de la suspensión de Rusia del Consejo de DDHH o se abstuvieron.
La moción se aprobó por 93 votos a favor, 24 en contra y 58 abstenciones. Tras la votación, el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, afirmó que estaba “agradecido” con los estados miembros de la ONU que “eligieron el lado correcto de la historia”. “Los criminales de guerra no tienen cabida en los órganos de la ONU destinados a proteger los derechos humanos”, planteó en aquel momento.
Desde que hace dieciséis años se creó el Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, sólo otro país había sido suspendido: la Libia de Muamar el Gadafi, en respuesta a la represión de las protestas de 2011, aunque meses después fue readmitida.
En el caso ruso, Estados Unidos y sus aliados argumentaron que Moscú no puede seguir participando en ese Consejo cuando está “subvirtiendo todos los principios básicos” de la ONU con su invasión de Ucrania y cometiendo supuestas atrocidades contra la población civil.
“Rusia no sólo está cometiendo violaciones de los derechos humanos, sino que está sacudiendo los cimientos de la paz y seguridad internacionales”, dijo antes de la votación el embajador ucraniano Kyslytsya.
Aunque la posibilidad de excluir a Rusia del Consejo de Derechos Humanos se comentaba desde hace semanas, Washington decidió dar el paso tras conocerse la matanza llevada a cabo en la localidad de Bucha, cerca de Kiev, donde las autoridades ucranianas acusan a tropas rusas de matar a cientos de civiles.
Tras la votación, Rusia lamentó su suspensión, pero prometió defender sus intereses. “Lamentamos eso”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, en una entrevista con Sky News de Gran Bretaña. “Y continuaremos defendiendo nuestros intereses utilizando todos los medios legales posibles”.
Por otro lado, ayer, durante su discurso ante la asamblea de la EuroLat, la vicepresidenta Cristina Kirchner hizo una referencia sobre el conflicto bélico un Ucrania (evitó hacer una condena de la invasión ordenada por Putin) al exigir que se cumpla el derecho internacional y las resoluciones de la ONU. En ese eje, cuestionó el “doble estándar” de las potencias mundiales con poder de veto en el Consejo de Seguridad se Naciones Unidas. “Repudian algunas guerras que les convienen (en referencia a la invasión a Ucrania) y otras no”, afirmó.
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