“No dijo nada nuevo, fue un análisis internacional correcto, con el que coincidimos”. Con esa frase, un importante funcionario nacional de consulta permanente de Alberto Fernández interpretó el discurso de Cristina Kirchner en el CCK durante la asamblea de EuroLatam en clave geopolítica, desvinculándolo de los asuntos domésticos. “Que te pongan una banda y que te den bastón no significa que tengas poder”, había dicho la Vicepresidenta, una hora antes. Mientras tanto, en el Senado se volcaron por una lectura similar, en un intento de bajar el tono a la nueva intervención de CFK en el marco de la disputa reinante en el oficialismo, en un día clave porque se conoce un nuevo y alarmante índice de inflación.
En la Casa Rosada se apuraron en aclarar que el discurso de hoy, a diferencia del que emitió la Vicepresidenta en el aniversario de la guerra de Malvinas, estuvo orientado exclusivamente a “mejorar la ingeniería democrática” y agregaron que inclusive “comparten” ese concepto porque “el poder real sigue estando afuera de las instituciones y, luego de la pandemia, más”. “Cristina evitó cualquier referencia interna”, destacó un alto miembro del Gabinete, que también señaló que la frase de la Vicepresidenta sobre el bastón de mando fue “sacada de contexto” en la cobertura de los medios de comunicación que la destacaron en el medio de la flagrante pelea entre el Presidente y la titular del Senado, que no tienen diálogo hace semanas por diferencias sobre la gestión.
También en el kirchnerismo buscaron alivianar el peso de las palabras de Cristina Kirchner. “El discurso fue claro, habló del poder del estado en el capitalismo, que quedó cuestionado en la pandemia. Y fue algo que ella dijo toda la vida. Incluso en 2017″, sostuvo un portavoz muy cercano a la ex mandataria. En octubre de ese año, cuando era senadora, recordaron, había dicho: “Identificar el poder con estar en el Gobierno es una burrada. Un Presidente del 100% tendría el 25% del poder”.
Al unísono, preocupados por neutralizar el discurso, en los distintos campamentos de la coalición oficialista coincidieron en destacar que la Vicepresidenta habló, literalmente, de su “experiencia propia” como jefa del Ejecutivo entre 2007 y 2015.
Sin embargo, en la oposición la percepción fue exactamente opuesta. Distintos referentes de Juntos por el Cambio coincidieron en leer la frase de Cristina Kirchner como una crítica explícita a Alberto Fernández, inclusive de características “destituyentes”, como sugirió el diputado nacional de Pro, Fernando Iglesias, miembro del ala dura de la coalición.
“El operativo demolición de Cristina no para un segundo. Su ataque a la investidura presidencial es contra todas las instituciones. Pretende despegarse de un gobierno que ella creó y de la que es la principal responsable”, agregó el presidente del bloque de la UCR, Mario Negri, uno de los opositores moderados, que suele encabezar los diálogos con el oficialismo. “De nada sirve que se sigan peleando con discursos, acá la fórmula presidencial está llevando a los argentinos al precipicio. La inflación más alta en los últimos 20 años y ellos se pelean por el poder de la banda y el bastón”, embistió Alfredo Cornejo, titular del interbloque en el Senado.
“La gran discusión que se va a dar es si a este proceso capitalista que se da en todo el mundo, desde China a Estados unidos, lo conducen las leyes del mercado o las leyes de los estados (...). Hablamos de poder cuando alguien toma una decisión y esa decisión es respetada por el conjunto. Que te pongan la banda y te den el bastón, créanme, no significa que tengas el poder, sólo un poquito de eso. Y lo digo por experiencia. Y ni te cuento si además no se hacen las cosas que hay que hacer, dejémoslo ahí”, había lanzado la Vicepresidenta esta tarde y de inmediato se despertaron las especulaciones, derivadas de la serie de mensajes cruzados, en público, que se lanzan desde el ala dura y la moderada desde hace semanas por las profundas diferencias sobre la gestión en general, y en particular sobre la administración de la economía.
El discurso de Cristina Kirchner era especialmente esperado hoy en todo el arco oficialista, porque tendría lugar el mismo día en que se conocería la cifra de inflación, que, como adelantó el ministro de Economía, Martín Guzmán, superó el 6 por ciento en términos globales, y el 7 en alimentos. Ya desde la semana pasada, distintos referentes del kirchnerismo, entre ellos el diputado nacional Máximo Kirchner y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, habían deslizado fuertes cuestionamientos por la disparada de precios.
Ayer, en La Cámpora advertían que esperarían un eventual posicionamiento al respecto de parte de la Vicepresidenta, aunque señalaban que, por tratarse de un ámbito institucional de carácter internacional, Cristina Kirchner no necesariamente introduciría cuestiones vinculadas a las relaciones políticas locales. Esta tarde aseguraban que así fue y que la Vicepresidenta, a pesar de desaprobar la gestión de Alberto Fernández y el nivel de participación de su propio espacio en la administración nacional, no envió un nuevo mensaje oculto al Presidente desde el CCK.
Quizá fue un modo de augurar que se está gestando un acercamiento tras el primer intercambio que tuvo la pareja presidencial el lunes, después de mucho tiempo, a raíz del nacimiento del hijo de Alberto Fernández. O al revés: como la crisis está lanzada y en pocas horas se conocería el índice de inflación, los distintos sectores del oficialismo intentan evitar que se multipliquen las dimensiones de la grieta interna. Por lo pronto, tanto en Balcarce 50 como en los despachos contiguos al de Cristina Kirchner no quieren aventurar una fecha o contexto para la reconstrucción, incierta, de la relación.
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