Diez tesis contra el desánimo y algunas otras perlitas del encuentro peronista en Rosario

El albertismo se juntó a hacer catarsis y pasaron cosas. Hubo expresiones explícitas del pensamiento kirchnerista, críticas y reclamos. Pedidos de cambio de política, discusiones sobre el acuerdo con el Fondo y un planteo inesperado: la necesidad de crear relatos para cambiar la percepción de la realidad

Dirigentes cercanos al Presidente se reunieron este sábado en la ciudad de Rosario

Más allá de los mensajes hacia la interna del Frente de Todos, el encuentro del albertismo el sábado en Rosario dejó varias perlitas. Un escritor que planteó diez tesis contra el desánimo, el pronóstico de que si el actual gobierno no cambia su política económica el próximo presidente será Horacio Rodríguez Larreta, la descripción de Vicentin como una herida “narcisista” del kirchnerismo, el realismo de los votos que faltan en el Congreso para avanzar en los cambios en la Corte Suprema, y una interesante discusión sobre un “déficit de relato”. También definiciones sobre el acuerdo con el Fondo comparado con el fútbol: “Sacamos un empate de visitante contra el PSG”, una referencia a los positivistas lógicos para refutar a La Cámpora y a los que sostienen que se pudo haber logrado algo mejor, y la pelea entre “apurados y retardatarios”.

“No hay que tirar la toalla dos años antes”, fue una de las expresiones que se repitió, en un intento por levantar a los militantes, en varias de las disertaciones que dieron los intelectuales y dirigentes convocados por el espacio interno La Corriente que lidera el ex ministro Agustín Rossi.

En la misma línea, y en el espacio de reflexión protagonizado por cinco intelectuales, se registraron momentos de catarsis explícita que incluyeron críticas que no siempre se hacen públicas, y que podrían conformar una suerte de pensamiento kirchnerista en la intimidad de una reunión de militantes.

El que más aplausos levantó fue un rosarino, Juan Giani, un escritor, filósofo y ex concejal, que planteó como si fuera un congreso, una especie de ponencia con diez tesis contra la confusión y el desánimo que reina en el Frente de Todos. Intentó con ellas combatir ese estado de abatimiento, aunque para eso recurrió a varias críticas y hasta a elogios a la oposición.

La primera tesis que postuló fue de ese tenor. Señaló que “Mauricio Macri no es ni tonto, ni burro ni vago”, y la fundamentó en que “construyó por primera vez en la historia argentina una fuerza política de centroderecha que, luego de un mal gobierno sacó el 40% de los votos, acaba de sacar el 42% en las elecciones de medio término y en 2019 movilizó cien mil personas a la Plaza de Mayo. Eso es un cambio radical en el sistema político política argentina”, resaltó.

Comparó esta realidad fue “la causa que llevó a Cristina a elegir a Alberto”, y diferenció al actual gobierno del de Néstor y Cristina Kirchner. “Aquellos -dijo- fueron gobiernos sin oposición política. Había oposición de factores de poder, pero el sistema político estaba desperdigado y decadente. Esta no es la realidad argentina hoy”, sentenció.

El espacio interno La Corriente es liderado por el ex ministro de Defensa Agustín Rossi

Para intentar fortalecer el presente del gobierno hizo un llamado a reconocer la realidad política del momento. “Vicentin -dijo- es la herida narcisista del Frente de Todos. ¿Por qué no avanzó Vicentin? Porque no tenemos los votos en el Parlamento. ¿Por qué no se puede modificar la Corte Suprema de Justicia? Porque no tenemos los votos. Si hoy renunciaran todos los miembros de la Corte -exageró- y hubiera que reformarla, habría que pactar sus integrantes con Juntos por el Cambio. No habría cinco Zaffaronis, habría un Sabsay, un Gil Lavedra, otros. Esa es la situación”, explicó ante el silencio del auditorio.

Más a tono con los proyectos recientes, calculó que si el gobierno envía al Congreso un proyecto proponiendo retenciones móviles para el campo, lo más probable es que “Juntos por el Cambio le haga un bollito y lo tire a la basura”.

La segunda tesis planteada por el escritor rosarino habla de la pandemia. “A Alberto le tocó bailar con la más fea, la más grande pandemia de la historia de la modernidad, el sobreendeudamiento de Macri y ahora una guerra como las de antes, con invasiones y tanques. En ese contexto gobierna el Frente de Todos”, acentuó.

Refutó la idea de que la situación actual es comparable con la de 2001. “No tiene nada que ver. En 2020 se decía que podía estallar el conurbano. Y no ocurrió. Y ese mérito hay que contarlo, ponerlo en el haber del Frente de Todos”.

Defectos y virtudes

Uno de los momentos que no sólo provocó aplausos de los militantes, sino que además se llevó la adhesión de otros oradores, fue cuando planteó que “todas las fuerzas políticas del mundo, de centro, de derecha, de izquierda, acá, en la China o en Mongolia, disimulan sus defectos y exhiben sus virtudes. En cambio, el Frente de Todos funciona al revés, disimula sus virtudes y exalta sus defectos. Eso no lo vi nunca”, dijo sorprendido.

La tercera tesis contra el desánimo fue precisamente que el gobierno perdió la última elección por la pandemia, “como casi todos los gobiernos del mundo”. Aclaró que no hubo un ajuste en la causa de la pérdida de cuatro millones de votos. “En la pandemia sólo se podían atajar penales, en un país que por Macri no podía tomar un peso de deuda, que fue lo que hicieron todos los países del mundo. Atajamos los penales, pero perdimos la elección”, resumió Giani.

Con todo, se dio tiempo para alguna crítica: “Por supuesto que habría que haber tenido una política de ingresos más agresiva, y que la famosa fiesta de Olivos no ayudó para nada. Pero hubiéramos perdido igual si esas dos cosas no hubieran ocurrido así”, arriesgó.

Y una aclaración que apunta a la oposición: “No es lo mismo un ajuste que gastar menos de lo que podíamos haber gastado. En la Argentina del Frente de Todos no hubo ningún ajuste en 2021: creció la economía, subió la tasa de empleo y la tasa de actividad, bajó el desempleo, mejoró la distribución del ingreso, mejoró el poder adquisitivo del salario, subió la tasa de inversión, subieron las exportaciones. Es el ajuste más raro del mundo”, ironizó.

No se salvó de las críticas el ministro de Economía, Martín Guzmán, a pesar de ser un encuentro de referentes identificados con el albertismo. “Gastamos menos de lo que podíamos haber gastado. El presupuesto 2021 decía déficit fiscal de 4,5 y terminó siendo de 3 puntos. Nos comimos un 1,5 de déficit fiscal”.

Jugar con el PSG de visitante

La tesis número 5 se refiere a defender que hubo un buen acuerdo con el Fondo Monetario, otro de los temas que atravesó el encuentro de Rosario. “Esto en el marco de una situación catastrófica. Es como si Rosario Central juega contra el París Saint Germain y le saca un empate jugando de visitante”, ejemplificó como hincha canalla.

Cruzó a quienes sostienen que se podría haber llegado a un mejor acuerdo con conceptos de la sociología. “Los positivistas lógicos decían que hay tres tipos de proposiciones: las verdaderas, las falsas y las que carecen de sentido, las que no se pueden demostrar si son verdaderas o falsas porque no tienen evidencia empírica, no hay demostración histórica. Carece de sentido la afirmación de que se podría haber llegado a un mejor acuerdo. Ahora, si carece de sentido, no dividamos al Frente de Todos. En todo caso estamos de acuerdo en algo: que no tiene que haber ajuste. Pongámonos de acuerdo y todos hagámosle pressing a Guzmán, a Kulfas, a Todesca para que no ajusten y cumplan con lo que prometieron. Bancamos el acuerdo, pero no nos caguen”, expresó más llanamente.

El adversario

La sexta tesis fue más polémica, tanto que fue rebatida por el organizador del encuentro, Agustín Rossi, que apuntó contra la derecha neoliberal. Pero para el pensador rosarino “a este gobierno le faltan enemigos. Es un problema del presidente y de su discursividad. Estamos muy acostumbrados a la discursividad de Cristina y Néstor, de la 125, estamos impregnados del discurso del enemigo, que viene del peronismo de Perón. El peronismo es antagonismo. Al Frente de Todos le faltan adversarios”, opinó.

Dirigentes, filósofos y escritores participaron del acto

Y dedicó un momento a los formadores de precios y al ex secretario Guillermo Moreno, al que calificó de “energúmeno”. “Hay que ponerse más firmes con los formadores de precios”, planteó, pero atacó a “una especie de neomorenismo” que aparece en la actualidad.

Describió a su manera cómo era la política de control de precios de Moreno. “Se juntaba con los formadores de precios y decía cuánto tenía que valer el azúcar, 5 por ejemplo. Cuando lo llamaba el inspector general y le decía ‘Guillermo, Arcor la puso a 8′, entonces Moreno lo puteaba a Pagani (dueño de Arcor) para pedirle que bajara el precio. Y Pagani le decía ‘uy Guillermo, hubo una confusión’, y lo ponía a 6. Cagaba el acuerdo de precios y Moreno se quedaba contento y decía ‘fuimos contra los formadores de precios’. Eso no es una política contra los formadores de precios”.

Elogió la situación actual al recordar que “después vino Augusto Costa, que era mucho más sofisticado e inteligente, e hizo Precios Cuidados, que es la política que está haciendo ahora Alberto Fernández, que no alcanza, porque hay que ser más firmes”, resumió. Y lanzó una advertencia: “Hay compañeros dentro del kirchnerismo que están construyendo un kirchnerismo que nunca pasó”, señaló entre aplausos.

La séptima tesis trajo cierta preocupación, porque refiere a la experiencia del peronismo en 1973. “Acá no hay un Perón ni un López Rega. Tampoco hay organizaciones armadas, ni hay un Videla, pero hay cierta dinámica de la política actual que me está haciendo acordar al Frejuli del 73. Y empiezo a escuchar la palabra traidor, que cuando aparece no tiene retorno”.

Apresurados y retardatarios

Recordó que “Perón decía: ni apresurados ni retardatarios. Si hubiéramos escuchado esa frase de Perón, y si él la hubiera aplicado mejor, nos hubiésemos ahorrado muchísimos dramas. No repitamos ese error. Que Alberto y Cristina sepan regular esa tensión entre los apurados y los retardatarios”.

La octava tesis apunta a que “no hace falta solamente unidad, sino también cohesión. Unidos estamos, acá no se rompió nada, pero en el Frente de Todos falta espalda con espalda, que cuando el otro se equivoca, cubrirlo, o en todo caso putearlo donde nadie escuche ni vea.

“Ninguna fuerza política en el mundo puede triunfar en una elección si no tiene cohesión. Si no hubiera unidad estaríamos en manos de locos, de irresponsables. Descarto -sic- la unidad. Pero cohesión parece más difícil”, concluyó.

Cambiar o a llorar a la Iglesia

Por fin, la novena tesis contra el desánimo afirmó, como varios de los oradores, que “hay 2023″ para el Frente de Todos. “¿Cómo alguien se puede preguntar eso faltando un año y medio para una elección, y manejando el aparato del Estado? ¿Qué clase de peronista es el que duda de eso? La genética del peronismo es voluntad de poder, vocación de mayorías, a veces metiendo en la bolsa lo que venga. El problema del peronismo no es falta de vocación de poder, en todo caso de exceso de vocación de poder. Además, -reiteró- no hay pandemia, la causa principal de la derrota, y todos los datos indican que vienen los años de crecimiento. ¿Cómo podemos perder una elección sin pandemia y creciendo? No digo que no vaya a pasar, pero tenemos las armas para pelear”.

Una referencia repetida en el encuentro fue la remontada del peronismo entre 2009 y 2011, cuando el entonces Frente para la Victoria creció 22 puntos (de 32 a 54), y en el 2017, cuando pasó de 30 a 48 (18 puntos). Se recordó cuando Macri perdió pero siete meses antes de las Paso estaba convencido que ganaba la elección presidencial y pensaba ganar en 14 provincias, y cuando en 2009 el FdT perdió una elección que en la boleta encabezaba Néstor Kirchner.

La tesis final contiene un reclamo, que también fue compartido. “Hace falta un giro en la política económica. En 2021 Alberto cumplió su palabra: los salarios le ganaron a la inflación, (53 a 50) y las jubilaciones y pensiones también (52 a 50)”, pero el detalle de las estadísticas traen una mala noticia: “los salarios registrados, que son más del 60% de la economía, le ganaron por más por 6 puntos (56 a 50), pero los salarios informales perdieron como en Camboya (40 a 50). Y ese más de 30% de la economía es la base histórica del peronismo.

“Si habiendo crecido la economía 10,3%, más del 30% de lo que es nuestra base electoral perdió diez puntos, quiere decir que si hacemos lo mismo, va a pasar lo mismo y por lo tanto vamos a perder las elecciones. Si queremos ganar las elecciones hay que hacer muchas cosas, pero hay que hacer básicamente una: hay que tener otra política de ingresos mucho más agresiva en el sector de Juan pueblo. Si eso no pasa, el próximo presidente se va a llamar Horacio Rodríguez Larreta. Si eso es así, a llorar a la Iglesia”, cerró.

El déficit del relato

Fue la politóloga neuquina María Esperanza Casullo quien se refirió más extensamente a un tema que atravesó varias disertaciones y que sostiene que este gobierno no tiene relato, precisamente una palabra tan enquistada para criticar al kirchnerismo en otros tiempos, por lo contrario, por tenerlo exageradamente.

Casullo planteó que este gobierno nacional “no tiene sólo un déficit de gestión, sino también de relato”, a propósito de la cantidad de datos que se dieron en las exposiciones que dieron los funcionarios nacionales y que para la mayoría eran desconocidos.

Advirtió que iba a decir algo provocador y se largó: “Todo el mundo tiene datos para decir, que no implica negar los problemas. Pero en la realidad social las cosas no adquieren sentido solas. Hay que enhebrarlas en una historia, que tiene un héroe, un final feliz, que tiene un nosotros que se va desarrollando”.

“Si tenemos las cifras, eso solo no va a generar sentido. La palabra relato -explicó- es algo crucial en la política. La política implica cambiar el mundo a partir de palabras y esto es lo más maravilloso que tiene la política. Es el rol de los políticos”, dijo.

Advirtió que “los relatos tienen que tener relación con la realidad, porque de lo contrario se convierten en meras fantasías. Pero el desafío es construir relatos”, reiteró.

Y avanzando sobre la idea fue bien explícita: “El decir no se puede, no está la plata, el presupuesto no me da, o las encuestas me dan mal, eso es para nosotros, los analistas. Nosotros somos los del no se puede. La política tiene que ser el decir sí se puede. Sí, se puede hacer. No solo vamos a ganar, sino también vamos a ser felices.

“Tal vez esto sea en sí hoy una mentira, pero justamente desde Platón sabemos que el rol del político no es contar la realidad; es contar en contrario de la realidad, algo que pueda trascender la realidad. Vamos a ir en contra de la realidad y vamos a construir algo que sea mejor y más trascendente. No solo contarlo, sino contarlo tan bien y con tanta certidumbre y con tanta vocación y de tantas maneras distintas que nos lo creamos. Y entonces va a dejar de ser una mentira”.

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