Alberto Fernández se reunió a solas con Martín Guzmán en Olivos y ratificó su confianza al ministro de Economía, que esta semana enfrentará una fuerte ofensiva silenciosa de Cristina Fernández por los índices de inflación alcanzados en marzo. La información extraoficial que se maneja en Balcarce 50 y el Palacio de Hacienda asegura que la inflación del mes pasado alcanzará el 6.2 por ciento y la denominada “inflación de alimentos” llegará al 10 por ciento. Si se confirmaran estos números, el jefe de Estado y Guzmán pronostican un cuestionamiento feroz de La Cámpora y el Instituto Patria al programa económico del gobierno peronista.
El largo cónclave entre Alberto Fernández y Guzmán ocurrió ayer y sirvió para ratificar que el kirchnerismo duro opera en todos los niveles del Estado para complicar al Presidente y erosionar la gestión del ministro de Economía. Agua mineral de por medio, los dos protagonistas del encuentro repasaron un ejemplo: el primero de abril debía convocarse a las audiencias para debatir el aumento de las tarifas de electricidad, que aún no sucedió por inacción de una oficina pública en manos de La Cámpora.
Convocar a una audiencia pública parece un hecho administrativo menor, pero se transforma en un acontecimiento político de importancia frente al compromiso asumido ante el board del Fondo Monetario Internacional (FMI). Guzmán aseguró al Presidente que las metas previstas en el acuerdo con el FMI serán cumplidas -al menos- en los dos primeras revisiones, y no quiere quedar en una situación incómoda por una audiencia de tarifas que fue prometida y todavía está en el aire.
Alberto Fernández asume que hay una guerra de guerrillas contra el ministro de Economía y que esa táctica palaciega busca eyectar a Guzmán del Palacio de Hacienda. El Presidente identifica a Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Roberto Feletti entre los conjurados. Y no se cansa de repetir -entre sus propios conjurados- que detrás de la ofensiva contra Guzmán se encubre un cuestionamiento directo a su poder político.
“Lo tocan a Martín (Guzmán), me tocan a mí”, sintetizó Alberto Fernández cuando le preguntaron sobre la estabilidad política del ministro.
La predisposición política del jefe de Estado no implica sólo un apoyo defensivo al titular del Palacio de Hacienda. Alberto Fernández instruyó a Guzmán que acelere las negociaciones con Chile, Brasil y Bolivia para aumentar la oferta de energía en un contexto global cruzado por las consecuencias inflacionarias causas por la guerra ilegal de Rusia contra Ucrania.
Guzmán empuja una agenda vinculada a la integración energética en la región, y así logró aumentar la provisión de gas que llega desde Bolivia. Ese incremento anunciado por Alberto Fernández junto a su colega boliviano Luis Arce significa un paliativo en un escenario mundial con escasez de recursos enérgicos y un fuerte aumento de los comodities.
El miércoles 13 de abril será un día complicado por el presidente y su ministro de Economía. Alberto Fernández tiene un informe reservado sobre la inflación de marzo que pronostica una suba global cercana al 6.2 por ciento y un incremento de los alimentos que estará próximo al 10 por ciento.
Con esos niveles de inflación en marzo -que serán más altos durante abril-, la Casa Rosada se apresta a resistir una prolongada ola de cuestionamientos que serían ejecutados por referentes de La Cámpora y el Instituto Patria. Alberto Fernández cree que las probables críticas están respaldados por Cristina y aguarda que ciertos jefes de la CGT, los ministros más cercanos del Gabinete y determinados líderes de los movimientos sociales sean piadosos con los resultados efectivos de su Guerra contra la Inflación.
El Presidente no pidió que sus aliados en el Frente de Todos callen ante la inflación creciente y su impacto en la capacidad adquisitiva de los salarios. Sencillamente solicitó cautela mediática por la debilidad política de Guzmán y para evitar que la estrategia de poder del kirchnerismo duro se monte sobre los índices de precios con el objetivo de forzar un cambio de plan económico.
Guzmán sólo responderá a las críticas cuando ordene Alberto Fernández.
SEGUIR LEYENDO