El sindicalismo peronista volvió a fracturarse. Mientras la Confederación General del Trabajo (CGT) se unificó en noviembre pasado, volvió a dividirse por el distanciamiento entre el sector mayoritario y Pablo Moyano y, ahora, la ruptura se instaló entre los poderosos gremios del transporte.
Este martes se relanzó la Unión General de Asociaciones de Trabajadores del Transporte (UGATT), una agrupación que se había creado en 2013, durante el gobierno de Cristina Kirchner para oponerse a la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT) que manejaba el moyanismo.
Detrás de esta jugada hay dirigentes antimoyanistas como Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (UTA) y el massista-barrionuevista Carlos Acuña (estaciones de servicio), cotitular de la CGT, quienes procuran consolidarse en el transporte como un polo de poder alternativo al que se constituyó en la CATT, dominado por el moyanismo a través de Pablo Moyano (Camioneros) y Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), líder de Sindicatos En Marcha Para La Unidad Nacional (SEMUN).
La pelea no es menor: la CATT mantiene buena relación con el Gobierno y lazos sólidos con Máximo Kirchner, mientras que la flamante UGATT se perfila como más autónoma del oficialismo. Y, como se sabe, el sindicalismo del transporte es estratégico para el poder político y económico porque cualquier medida de fuerza significa trastornos para miles de usuarios y pérdidas para las empresas.
Curiosamente, Maturano y Fernández integran la CATT, pero empezaron a distanciarse de Sasia, quien llegó a la secretaría general de la poderosa confederación del transporte luego de un acuerdo con Hugo Moyano. Y esa relación complicó la interna de los gremios del sector: el líder de La Fraternidad es un encarnizado adversario del jefe de Camioneros y decidió quedarse afuera de la conducción de la CATT cuando se eligieron sus nuevas autoridades, en octubre último. Lo mismo hizo Fernández, enfrentado con Moyano porque apadrina a su opositor interno, Miguel Ángel Bustinduy.
Para que no queden dudas de su impronta antimoyanista, la UGATT se relanzó ayer, en la sede de La Fraternidad, con presencias como la de Sergio Aladio, titular del Sindicato de Camioneros de Santa Fe, de 25.000 afiliados, y el principal (y casi único) opositor interno que tiene hoy Hugo Moyano.
Aladio es el secretario adjunto de esta entidad que vuelve a estar dirigida por Maturano. Y como secretario gremial figura el barrionuevista Daniel Vila, líder de la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga, quien mantuvo una dura pelea hace dos años con los Moyano por el encuadramiento sindical del personal de Mercado Libre en el centro de distribución de La Matanza.
Es decir, tres antimoyanistas de pura cepa manejan desde ahora una entidad autónoma del Gobierno y con un importante poder de fuego: si quieren, están en condiciones de paralizar los trenes, los colectivos, las estaciones de servicio o la carga y descarga de alimentos y productos de todo tipo.
En el encuentro que se hizo en La Fraternidad se escucharon críticas contra la conducción de la CATT y reclamos para opinar sobre la Ley Federal de Transporte, que Sasia impulsa junto con sus colegas. También acordaron pedir el reconocimiento oficial en el Ministerio de Trabajo para la UGATT y armar comisiones técnicas con expertos de cada gremio para analizar la problemática del transporte.
Al explicar el por qué del relanzamiento de la UGATT, Maturano aseguró: “Muchos gremios no estamos de acuerdo con la política y la ideología que está llevando adelante la CATT: quieren manejar una Ley Federal de Transporte entre dos o tres gremios y no nos convocan a los otros sindicatos que estamos hoy presentes. Queremos la participación que nos corresponde.” Y agregó: “Para llevar a cabo esta ley y hablar de un sistema polimodal, donde todos los gremios intervengan, tenemos que estar todos”.
Además de Maturano, Aladio y Vila, la presencia más rutilante de ayer fue la de Carlos Acuña, titular del sindicato de empleados de estaciones de servicio y cotitular de la CGT, que está enrolado en el barrionuevismo y sigue siendo uno de los dirigentes gremiales más cercanos a Sergio Massa.
También llamó la atención que estuviera en la reunión Omar “Caballo” Suárez, el ex líder del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) entre 1989 y 2016, cuando fue detenido por los delitos de asociación ilícita y entorpecimiento de las vías navegables: se lo acusa de haberle pedido a los barcos que querían ingresar a los puertos a través de una fundación y de una empresa vinculadas al gremio. Suárez pasó más de tres años preso, primero en la cárcel y luego en arresto domiciliario. Y hace una semana, el fiscal federal Juan García Elorrio pidió seis años y ocho meses de prisión para este sindicalista por fraudes con el sindicato, la obra social y la mutual de los empleados marítimos.
El SOMU hoy está en manos del moyanista Raúl Durdos y Suárez quiere reconquistar su puesto si logra zafar de la Justicia. En enero pasado, el ex líder de los marítimos denunció que la acusación judicial fue armada por el gobierno de Mauricio Macri: “Es un juicio inventado sin pruebas”, afirmó, tras lo cual dijo que “lo metieron preso, inventaron causas e hicieron inteligencia para controla a su familia” porque su gremio “era visto en el mundo como modelo de sindicalismo”.
Otros dirigentes que estuvieron en La Fraternidad, según informó la UGATT en un comunicado, fueron Mario Calegari (UTA), Ignacio De Belaústegui (Unión de Trabajadores Ferroviarios) y representantes del Sindicato de Peones de Taxis de Rosario, la Unión Personal Superior Ferroviario, Señaleros Ferroviarios, Remiseros y la Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos (APDFA). Una curiosidad: también concurrió Domingo Petrecca, titular del Sindicato Obreros y Empleados de los Cementerios, Cocherías y Crematorios (SOECRA), de 82 años, que lleva casi medio siglo al frente del gremio y fue uno de los fieles al metalúrgico Lorenzo Miguel en las 62 Organizaciones.
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