A las causas endógenas de la inflación argentina, que en marzo se aceleró un 4,7%, se le suman las consecuencias de la guerra desatada entre Rusia y Ucrania en el plano alimentario. La preocupación oficial llegó al punto de que el presidente Alberto Fernández acudió ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para interiorizarse sobre el nuevo foco de tensión mundial.
Máximo Torero Cullen, economista jefe de la FAO, indicó a Infobae que el conflicto bélico no solo ya generó un alza en los precios en el corto plazo a nivel global, sino que traerá complicaciones en la producción alimentaria a raíz de la caída de las importaciones de los los fertilizantes. Por lo tanto, caracterizó, “el problema más serio no es este año”, sino “la cosecha del próximo” y que “afectará en todos los países de América”.
Es decir, Argentina no estará exenta de problemas en la producción y acceso a los alimentos.
Torero forma parte de la comitiva que visitó la Argentina y que encabezó Qu Dongyu, director general de la FAO, quien se reunió este domingo en la residencia de Olivos con Alberto Fernández para analizar el encarecimiento de los alimentos en el mundo. El funcionario de la FAO, con experiencia en otras entidades como el Banco Mundial, se especializa en el análisis de la pobreza y la desigualdad, y las políticas destinadas a la mitigación de la carestía.
Las dificultades se derivan en que Ucrania es un productor de alimentos que abastece a Europa, mientras que Rusia es uno de los actores centrales en la exportación de fertilizantes. Los dos países, al estar en plena confrontación, tienen su aparato productivo golpeado o reorientado a las necesidades de sus intereses de defensa.
“Los precios de los alimentos ya estaban altos antes de la guerra en Ucrania. En febrero, el índice de precios de la FAO indicaba que estaban, en términos nominales, más altos que el pico anterior de la crisis de febrero de 2011. En términos reales, hoy está por debajo, pero cercanos al pico. El principal problema problema eran el trigo y el maíz, y el único producto que estaba bien era el arroz”, describió Torero en una conversación telefónica con Infobae.
“Lo que ha hecho la guerra es exacerbar la situación porque Ucrania y la Federación Rusa exportan el 30% de los cereales. Quedaban por exportar 12 millones toneladas métricas de trigo de ambos países y alrededor de otros 12 millones de maíz. Eso generó como consecuencia que los precios suban y van a seguir subiendo”, completó.
En su reporte del 4 de marzo, la FAO informó que el índice de precios se situó en febrero de 2022 en un promedio de 140,7 puntos, es decir, 5,3 puntos (un 3,9%) más que en enero y 24,1 puntos (un 20,7%) por encima de su nivel de hace un año. Más allá de los valores puntuales de cada alimento, el punto más preocupante de los expertos de la FAO es el de los fertilizantes, luego de que “la Federación Rusa ha cerrado las exportaciones” de un insumo clave para la economía global.
- ¿Qué iniciativas globales está analizando FAO para aplacar los efectos de la guerra en la denominada inflación de alimentos?
- Hemos sacado una nueva nota técnica de la FAO y estamos trabajar conjuntamente con el Sistema de Información sobre los Mercados Agrícolas -AMIS, por sus siglas en inglés- y otras instituciones para que los países eviten poner barreras a las exportaciones de cualquier tipo, tanto para la exportación de cereales como la importacion o exportación de semillas y fertilizantes. El tercer elemento es la aprobación de facilidades financieras, en base a lo que se ha hecho con el FMI y el Banco Mundial, que permitan minimizar el incremento en el acceso a fertilizantes y alimentos a los países más pobres.
Nuestra recomendación más importante para la región es aumentar la eficiencia en el uso de fertilizantes, y eso requiere sacar mapas del suelo de una forma rápida, que permita utilizar la mezcla correcta de NPK y evitar desperdicios dada esta escasez. En el corto plazo se puede hacer muy rápido y Sudamérica debería poder hacerlo. En paralelo, estamos buscando alternativas para fertilizantes con innovación tecnología y con la utilización de prácticas orgánicas. La otra propuesta es trabajar muy rápido en asistencia social, como la expansión de programas para las zonas vulnerables que hoy en día están en crisis alimentaria y que van a tener mayores consecuencias.
Por otro lado, estamos trabajando directamente con la gente en Ucrania que ha sido desplazada para que tengan seguridad alimentaria, en el marco de operaciones de emergencia con el Programa Mundial de Alimetos (PMA), y planteamos un plan de reconstrucción comprensivo para la parte logística y operativa de la cadena de valor de cereales.
- ¿Se puede hacer una diferenciación respecto a los continentes, o las iniciativas se ajustan por niveles de pobreza e ingresos per cápita?
- Las iniciativas dependen del nivel de pobreza. El efecto de lo que está sucediendo en la crisis alimentaria es un incremento de precios que afecta el consumo. La prioridad son los indicadores de pobreza y el indicador subnacional de Escala de Experiencias de Inseguridad Alimentaria, que nos va a permitir focalizar dentro de los países. Y depende también de cómo afectan las importaciones. El precio de lo que tienen que pagar los países para importar alimentos no solo depende de los precios, sino del tipo de cambio. Como se está fortaleciendo el dólar, la importación tiende a ser más costosa. Todos estos elementos tienen que considerarse. Los países más pobres son los primeros que entran para armar la facility (NdR: fondos específicos), que pueden constar de unos 25 millones de dólares. No creemos que se pueda aumentar ese nivel de recursos rápidamente, pero se puede empezar por los grupos más necesitados. Son facilities de emergencia cuyo costo se repararía en un período de gracias de dos años.
- ¿El informe que darán a conocer en los próximos días exhibe mayores aumentos a nivel global o la tendencia va hacia la baja?
- El viernes sale un nuevo índice de precios de la FAO donde vamos a reportar el nuevo nivel de precios como consecuencia de la guerra. Ya hemos publicado una nota informativa, que tiene todos los datos actualizados hasta el viernes de la semana pasada. Lo que vamos a encontrar es que los precios han seguido subiendo.
- ¿Dónde se espera que habrá un mayor impacto?
- Hay un impacto de corto plazo en los países dependientes de las importaciones de Ucrania y de la Federación Rusa, que son generalmente los países del norte de África y algunos países del sur de Asia. El problema más serio no es este año, sino la cosecha del próximo y eso va a depender de la importación de fertilizantes. Y Latinoamérica depende mucho de estos importados, el efecto va a ser en todos los países de América. El único país que no depende es Trinidad y Tobago, que produce fertilizantes, el resto de los países son de Latinoamérica son importadores netos.
- ¿Qué acuerdos se pondrán en marcha con la Argentina?
- Estamos trabajando un plan de indicadores agrícolas y contra el hambre, y en un plan de cooperación que incluye sistemas de seguridad alimentaria y agrícolas sostenibles, más eficientes, inclusivos y sostenibles, con el objetivo de producir más con menos en el mediano plazo en las provincias. Es un trabajo estratégico que está focalizado en incrementar la producción, pero sin afectar la sostenibilidad. Luego acordamos los 82 millones de dólares financiados por el Fondo Verde Chino, para apoyar el plan nacional del manejo forestal e integral de los bosques, y el apoyo al plan nacional de riego. También estamos viendo la forma de apoyar al Gobierno en el desarrollo territorial, en base al enfoque “mano a mano” que tiene la FAO.
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