Una nueva investigación de opinión pública, realizada en julio y agosto del año pasado durante los primeros días de marzo de 2022, muestra cómo percibe la clase media el vínculo entre la dirigencia partidaria, los jueces, los sindicalistas y los empresarios, por un lado, y la corrupción y los privilegios, por el otro. Según los resultados de la investigación, ese grupo socio-económico asocia mayoritariamente a la clase política con ambos, aunque con variaciones de acuerdo a sus recientes apoyos partidarios.
Los trabajos fueron realizados por las consultoras Grupo de Opinión Pública y Trespuntozero, a nivel nacional, con un datos ponderados según sexo, edad, y nivel educativo, en una población mayor de 16 años residente en hogares particulares con acceso a internet desde PC hogareña o teléfono móvil inteligente.
Según la investigación de marzo, una abrumadora mayoría de la clase media considera que los sindicalistas con corruptos: el 84,7 por ciento lo vé así. Algo similar ocurre cuando se les pregunta por los políticos, con un 80 por ciento de miradas en ese sentido. Las cifras disminuyen cuando se trata de los jueces, aunque los valores son muy altos, con un 70 por ciento de encuestados que consideran que los jueces son corruptos. En la lista siguen los empresarios, con el 43 por ciento, y los periodistas, con el 38 por ciento.
Los focus group del estudio arrojaron que la opinión de los encuestados fue que “toda corrupción es política” y que “toda actividad concebida como corrupta toca en algún punto al Estado y la política”. “Esto no sólo se limita a hechos ilegales, sino que siempre que se emplee al Estado en favor de uno se está cometiendo un hecho de corrupción. La corrupción aparece siempre atentando contra las áreas más sensibles del Estado como pueden ser educación y salud”, consideraron.
En el estudio se citaron como ejemplo dos textuales recogidos en focus group. Un joven que votó al Frente de Todos, por ejemplo, dijo: “Yo entiendo la corrupción como abusar de los recursos del Estado en beneficio propio, como los Cafiero, que están en política hace 500 años”. Mientras que un adulto de Juntos por el Cambio agregó que, para él, la corrupción es “alterar los mecanismos del Estado para administrar los bienes, y cómo se hace trampa para apropiarse de este dinero y no invertirlo en salud ni educación”.
La investigación mostró que la primera palabra que se le viene a la cabeza a la mayoría de los encuestados de clase media cuando se le habla de corrupción es “político”; y, en segunda medida “Cristina”. En tercer lugar aparece “Kirchner”; en cuarto “Macri”; y en el quinto “kirchnerismo”.
En el capítulo del estudio sobre la consideración de los “privilegios” en la vida pública argentina, se realizó la siguiente pregunta a la población en general: “¿Quiénes considera que tienen privilegios en nuestro país?”. La mayoría contestó que son “los políticos y sus familiares” (45,3 por ciento); y en proporciones significativamente menores respondieron “Cristina Kirchner y su familia” (10 por ciento); “Los ricos y la clase alta” (8,8 por ciento); los jueces y el Poder Judicial (7,2 por ciento); “los políticos corruptos y delincuentes” (5,6); las personas que cobran planes sociales (3 por ciento); los sindicalistas (2 por ciento); los empresarios (1,8); Macri y sus aliados (1,6); los inmigrantes (0,9); el campo (0,5) y “los famosos” (0,4).
En el caso de la clase media, el mismo interrogante fue respondido de manera similar. La mayor parte contestó que son “los políticos y sus familiares” (45,7 por ciento); “Cristina Kirchner y su familia” (10,6 por ciento); “Los ricos y la clase alta” (9,6 por ciento); los jueces y el Poder Judicial (8,3 por ciento); “los políticos corruptos y delincuentes” (6,1); las personas que cobran planes sociales (3,2 por ciento); los sindicalistas (2,8 por ciento); los empresarios (2,8); Macri y sus aliados (1,2); los inmigrantes (0,7); “los famosos” (0,6) y el campo (0,5).
Al mismo tiempo, para el 66 por ciento de la clase media, el sector de los políticos goza de los mayores privilegios. En la escala siguen los jueces (17,4 por ciento); los sindicalistas (10,9 por ciento); y, en menor medida, los empresarios (2,8 por ciento).
Sin embargo, se ve una marcada diferencia en las apreciaciones según se trate de votantes del Frente de Todos o de Juntos por el Cambio. Aquellos que apoyaron a Mauricio Macri en las últimas elecciones consideran en una proporción mayor que los políticos tienen los mayores privilegios (un 74 por ciento), a diferencia de quienes apoyaron al actual oficialismo, donde un significativamente menor 53 por ciento tiene esa opinión. La misma tendencia tiene lugar cuando se habla de los sindicalistas (17 por ciento contra el 4 por ciento). Pero se registra lo contrario cuando se pregunta por los jueces: sólo un 6,6 por ciento de los votantes macristas cree que los magistrados gozan de los mayores privilegios, contra un 27 por ciento de frentetodistas.
Sí hay coincidencia entre ambos tipos de votantes en el caso de la pregunta: “¿Cuán de acuerdo estaría en quitar las jubilaciones de privilegio a jueces y diplomáticos?”. Tanto los que apoyaron a Macri como los que favorecieron a Alberto Fernández están muy o bastante de acuerdo con esta afirmación (82 y 80 por ciento, respectivamente).
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