En medio de cruces entre las distintas facciones que conforman el Frente de Todos, en la tierra de Cristina Kirchner se verá el primer gesto de unidad. Tanto es así que la Casa Rosada se siente con respaldo para avanzar con el proyecto de ley de modificación del Consejo de la Magistratura tal y como lo ideó, luego de las divisiones con las que enfrentó la votación por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Así es que el próximo jueves 31 de marzo el pleno de la Cámara de Senadores debatirá y el Frente de Todos, sin divisiones, avanzará en la búsqueda de la media sanción del proyecto de ley que deja afuera de la Conformación del Consejo de la Magistratura a la Corte Suprema de Justicia.
Así lo dejó en claro el propio Oscar Parrilli, presidente de la Comisión de Justicia y mano derecha de la Vicepresidenta de la Nación, quien a la hora de firmar el dictamen en la Comisión adelantó que “todo el bloque del Frente de Todos va a apoyar la medida”.
Con esa definición, la Casa Rosada sumó la tranquilidad de que los 13 senadores del Frente de Todos que votaron en contra del acuerdo con el Fondo acompañarán el proyecto por lo que tendrá los 35 votos que conforman el bloque.
Esta definición no significa el fin de las divisiones dentro del bloque de la Cámara alta. Simplemente es una “tregua” teniendo en cuenta que ambos sectores -el albertismo y el kirchnerismo- encontraron en esta oportunidad un enemigo en común: los jueces de la Corte Suprema de Justicia.
Es conocido el encono de Cristina Kirchner respecto de los cuatro magistrados que hoy ocupan los sillones de la presidencia del Máximo Tribunal. Por el lado del presidente Alberto Fernández eso quedó claro el pasado 1 de marzo cuando en su discurso de apertura de sesiones, a metros del palco en donde estaban sentados Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Luis Lorenzetti, los trató de “cómplices” del poder económico.
Días antes, el jefe de Estado había dado una nota en una radio y, a la hora de hablar del Tribunal, dijo que “con la Corte Suprema hay un problema de funcionamiento muy serio”.
“Por ahora es temporal. No se habló nada y nadie bajó una línea clara de cómo seguirá. Tengo la sensación que va a ser tema a tema por lo menos hasta que encuentren un punto de contacto entre Alberto y Cristina. En el bloque no hay mala relación, todo lo contrario, quedó clara la posición de cada uno de los sectores, pero aún no está resuelto”, explicó un senador que votó a favor del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Por el lado del sector cristinista, es decir los 13 senadores que se opusieron al acuerdo con el FMI, el razonamiento es el mismo. “Por ahora la idea es avanzar con el proyecto del Ejecutivo y apoyarlo en el recinto. No hay más que eso”, explicó una senadora de ese grupo.
Pero el punto principal es que al Ejecutivo el bloque, aunque sea en su totalidad, no le alcanza y necesita sumar los votos de los tres senadores que suelen acompañar al oficialismo, pero que en este caso aún hay dudas.
En principio necesita sumar a un senador más para obtener el quórum y eso estaría asegurado para el jueves que viene porque al recinto llegarán tres dictámenes: uno por el oficialismo, otro por Juntos por el Cambio y un tercero del senador por Río Negro Alberto Weretilneck.
Ese primer escollo está superado porque estarán presentes buena parte del oficialismo y de la oposición a la hora de sesionar. El problema es la paridad y lograr los tres votos necesarios para poder bloquear el proyecto de Juntos por el Cambio y darle media sanción.
El segundo escollo es lograr que Weretilneck no sólo baje su proyecto sino que acompañe el del Frente de Todos. “Weretilneck va con dictamen propio. Sin él y sin Solari en el recinto ¿qué haces?”, reconoció un hombre que tiene entre sus funciones lo que en la jerga parlamentaria se denomina el “poroteo”. “Hay números, pero en el recinto los necesitas”.
Solari firmó el dictamen de la mayoría, por lo que acompañaría el proyecto del oficialismo. El problema con Weretilneck no es necesariamente el proyecto propio sino la disputa en su provincia. La norma del rionegrino para reformar el Consejo de la Magistratura tiene un miembro de la Corte Suprema, pero no le deja el lugar de la presidencia al juez del Máximo Tribunal y, además, aboga por que se establezca un equilibrio de representación más federal. “El Consejo de la Magistratura es un órgano más parecido a un sistema unitario de gobierno que Federal. Posee una estructura centralista de funcionamiento y de toma de decisiones porque en su mayoría son de integrantes del AMBA”, explica.
Respecto al federalismo, en el oficialismo están abiertos a avanzar sobre modificaciones al proyecto original, pero el problema es que Weretilneck está enfrentado en su provincia con Martín Soria, el Ministro de Justicia de la Nación, y apoyar la iniciativa sería darle un “triunfo” al funcionario del Gabinete.
Por su parte, la senadora nacional por Córdoba Alejandra Vigo (Córdoba Federal) anticipó que no está a favor del proyecto del Frente de Todos. Además, planteó que no resulta claro si lo impulsa el Ejecutivo en su conjunto o un sector político del Gobierno. “En realidad no sabemos de qué parte del Ejecutivo proviene ese proyecto porque, con la división que existe, no lo escuché al presidente Fernández referirse a ese proyecto. Así que no se bien si es del Ejecutivo o es solamente un sector el que promueve esos cambios”, dijo.
“El tema del Consejo de la Magistratura está claramente enmarcado en la Constitución Nacional. Y en la iniciativa hay dos cuestiones que van a contramano de lo que la propia Constitución Nacional ha fijado. En primer lugar, no se puede soslayar la participación del Poder Judicial en el órgano para elegir a los jueces. La presidencia del organismo corresponde a la máxima autoridad del Poder Judicial. En Córdoba, y en la mayoría de las provincias, el Consejo de la Magistratura es presidido por el Tribunal Superior de Justicia”, agregó Vigo.
Y completó: “Además considero que plantea un gran desequilibrio en su composición y de la propia elección de los miembros, y por otro lado resulta discrecional. No incluye las academias nacionales de Derecho como las de Córdoba y Buenos Aires que impulsaron esta figura en la Constitución Nacional y trabajaron en las leyes de provincias en ese sentido. En el caso de la representación legislativa, tampoco reconoce la segunda minoría. Nos parece que no está orientado a conformar un Consejo de la Magistratura como tiene que tener Argentina”.
El jueves 31 de marzo nuevamente se enfrentarán el bloque de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos y la harán de una manera irreconciliable en lo que tiene que ver con los proyecto a discutir. La diferencia es sustancial entre los dos proyectos y se da en el rol que tiene que tener la Corte Suprema de Justicia.
En el proyecto de ley del Frente de Todos el Máximo Tribunal queda fuera del Consejo y el de Juntos por el Cambio establece exactamente lo contrario, ya que le reserva el lugar de presidente del Consejo que tiene entre sus funciones la de nombrar y remover jueces y fiscales al presidente de la Corte Suprema.
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