En tiempo récord, el gobierno nacional creó y eliminó la Subsecretaría de Resiliencia Argentina.
En un principio, la nueva oficina había sido creada con el objetivo de atenuar el impacto “globalmente catastrófico y subjetivamente traumático” provocado por la pandemia del COVID-19 en la sociedad, según se desprendía de una resolución que lleva la firma del jefe de Gabinete Juan Manzur.
La idea duró poco. El propio Manzur dejó sin efecto la creación de la subsecretaría y anunció que las tareas para las cuales había sido proyectada serán asumidas por el Ministerio de Salud. Sucede que una medida que implicaba una nueva extensión del Estado en momentos donde el Congreso debate un ajuste como consecuencia del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional generó una fuerte controversia que el Gobierno no está dispuesto a asumir en este momento.
La polémica disparó las consultas en buscadores sobre qué es la resiliencia. La Real Academia Española da dos definiciones. La primera pareciera ser la más apropiada para describir la frustrada intención oficialista: “Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.
Rápida de reflejos, la militancia kirchnerista no dejó pasar el tema y esta mañana recordó en redes sociales y grupos de Telegram que en la Ciudad de Buenos Aires funciona un área con características similares. Se trata de la Dirección de Resiliencia, a cargo de David Groisman, dependiente de la Secretaría General y Relaciones Internacionales, liderada por Fernando Straface.
Según surge de la web oficial del gobierno porteño, la oficina tiene como objetivo “impulsar una ciudad más integrada, sustentable, que apuesta a la equidad de género y que brinda oportunidades a todos sus vecinos, haciendo foco en la población más vulnerable”.
Tiene cinco ejes:
- Diversidad, género y convivencia: Promover el pleno desarrollo de las mujeres y la diversidad como un valor identitario.
- Innovación, talento y oportunidades: Educación inclusiva de calidad para los empleos del futuro y generación de oportunidades para la innovación y el desarrollo económico.
- Ambiente y sustentabilidad: Potenciar la infraestructura verde, energía sustentable y una política integral de residuos urbanos.
- Integración social y urbana: Mejorar el acceso a viviendas de calidad, la movilidad sostenible y promover la convivencia y el disfrute del espacio público.
- Seguridad y gestión de riesgos: Preparar a la Ciudad frente a los impactos del cambio climático, construir espacios más seguros y una ciudadanía informada para hacer frente a estos desafíos.
Según surge de su perfil de LinkedIn, Groisman asumió el cargo en 2015. Antes, trabajó en el Banco Mundial y fue coordinador del Programa de Política y Gestión de Gobierno de Cippec. Además, tuvo un cargo en la jefatura de Gabinete nacional entre 2006 y 2008, con Alberto Fernández como jefe.
Luego de la publicación de esta nota, voceros del gobierno porteño resaltaron que la oficina “no tiene ninguna relación con el humor social”. Además, difundieron un documento que describe: “Buenos Aires Resiliente es una línea de trabajo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con Global Resilient Cities Network (GRCN) para promover el intercambio de buenas prácticas y la cooperación entre ciudades de todo el mundo. En un contexto marcado por eventos naturales extremos cada vez más intensos y frecuentes, las ciudades buscan prepararse mejor para anticipar y mitigar los riesgos”.
Y agrega: “GRCN es la red de resiliencia urbana líder en el mundo que reúne conocimiento, alianzas y financiamiento a nivel mundial para que sus miembros avancen hacia centros urbanos más sostenibles. La membresía de la Ciudad de Buenos Aires a la red no implica una partida presupuestaria pública. Otras ciudades que integran la red y también desarrollaron sus estrategias de resiliencia son Nueva York, Londres, París, Ciudad de México, Barcelona, la Región Metropolitana de Santiago, y Santa Fe”.
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