En una charla íntima con Infobae, Juanchi, así lo llaman, habló de todo. Entre otras cosas, detalló cómo es su trabajo en el ministerio más “sensible” y “polémico” del país. Con la experiencia de haber sido, durante 6 años, intendente de Hurlingham, aseguró que la territorialidad es el primer mostrador de la democracia.
Llegó apenas hace 7 meses a esta cartera, pero él siente que está hace años. Consciente de las necesidades más urgentes de la gente y con un fuerte deseo de resignificar el valor del trabajo, Zabaleta reconoce su gran responsabilidad, la de ser el reparador y nexo entre una sociedad cada vez más empobrecida y un gobierno cada vez más erosionado por las internas propias.
De jeans y zapatillas, y con los minutos contados, el ministro recibió a Infobae en una amplia oficina cercana a su despacho, donde durante una hora respondió a todo. Se definió como un hombre común, un militante... Padre de 6 hijos y abuelo de Catalina, siente un absoluto acompañamiento de su esposa Carolina y de toda su familia: “Si ellos no estuvieran empujando el carro conmigo todo sería muy difícil”, dijo.
Acerca de las marchas y cortes constantes en la ciudad de Buenos Aires, asegura que un conflicto no se resuelve con otro conflicto. Ratificó tajante que no habrá más alta de planes sociales y que su objetivo es generar empleo.
Está convencido de que la inflación, la inseguridad, la educación y la salud son temas de Estado en donde hay que fijar bases claras, discutir e ir para adelante más allá de los cambios de gobierno. Al Presidente lo aprecia y respeta, y aseguró que lo más importante, es que tiene buenas intenciones.
—¿Dónde nos encontramos?
—Estamos en el piso 14 del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Aquí está el despacho del ministro, del jefe de Gabinete del ministerio y un equipo importante que también trabaja al lado nuestro, que tiene que ver con los reclamos que a mí me hacen cuando hacemos una recorrida, una actividad. Siempre hay un vecino, una vecina que te deja una carta en el bolsillo o en la mano. Esa carta, normalmente, tiene depositadas expectativas de esperanza, de resolver temas, y ahí entra el equipo que se encarga de atender esas cuestiones.
—Si le tuviera que explicar a un vecino o a una vecina cuál es su función en este ministerio, ¿cómo lo haría?
—Los ejes más importantes son: estar a cargo de toda la prestación alimentaria, la política alimentaria que se lleva a cabo en la República Argentina. Hay 11 millones de personas que reciben, a través de distintas políticas, llámese la Tarjeta Alimentar, que hoy se percibe como prestación alimentaria en la AUH, mamás con un hijo, mamás con dos hijos, mamás con más de dos hijos, en montos de $ 6000, $ 9000 y $12 000, y los módulos alimentarios para las familias. También se tiene en cuenta el sistema alimentario escolar donde comen, desayunan, almuerzan y meriendan las nenas y nenes de las escuelas públicas del país. Asimismo, tenemos a cargo la organización de barrios populares, las villas, los asentamientos.
Después, lo que es el Salario Social Complementario, que es el plan Potenciar Trabajo, en donde alrededor de 1 200 000 argentinas y argentinos reciben salario social complementario por parte del Estado. Estos trabajan 4 horas en unidades de gestión, en organizaciones sociales, iglesias, municipios, provincias, cooperativas, etc.
Esas son las políticas, los ejes más importantes que tiene de contención social y de abordaje integral este Ministerio.
—De intendente a ministro de Desarrollo Social. ¿Le costó mucho cambiar ese chip?
—No, todo lo contrario, no costó. Tuve la base de haber sido intendente 6 años en mi lugar en el mundo, en Hurlingham, la gestión me ha dado mucha, mucha experiencia en ese sentido. Yo soy un dirigente, un militante, un hombre común con responsabilidades importantes. Siempre caminé mucho, no he tenido un solo día de mi gestión en esos 6 años que no estuviese recorriendo un barrio o entrando a una panadería, o a un supermercado, o a un centro de jubilados, o una sociedad de fomento. Y cuando se percibe qué es lo que pasa por la cabeza de cada uno y cada una de las argentinas y los argentinos ayuda mucho, ayuda mucho a poder pensar, activar y desarrollar políticas públicas.
La territorialidad es importante en el rol, es el primer mostrador de la democracia, la primera trinchera de la democracia. El intendente es muy importante. Y eso me sirvió de mucho en esta etapa.
—¿Cuál fue el primer problema con el que se encontró cuando asumió?
— No, no miro los problemas, miro las soluciones, siempre.
—¿Cuál fue la primera solución que tuvo que llevar a la práctica?
—Poner a este Ministerio en el camino de la reconstrucción de la Argentina. Dejar de ser el ministerio de la emergencia para ser parte de un camino de reconstrucción. Para poner al trabajo como la centralidad de las políticas públicas en este ministerio. Estamos vinculando todos y cada uno de los programas del ministerio a la generación de empleo. Ese es el motivo y el primer objetivo que tenemos desde que llegamos el 10 de agosto. El 10 de marzo cumplimos 7 meses, que parecen 7 años. La intendencia es el primer mostrador, es la primera trinchera de la democracia
—¿Cómo se eligen a los beneficiarios de los planes sociales?
—No cobran planes, tienen un salario social complementario vinculado. Es un salario social complementario de 16.500 pesos que se lo intenta vincular durante 4 horas de trabajo por día, al empleo. Esto lo queremos aprovechar en el camino de la recuperación del empleo en la República Argentina. Hoy el gran desafío es sostener este camino de la economía popular, compuesto por aquellos sectores que quedaron fuera del sistema laboral formal y tienen su propio camino vinculado a la generación de empleo. Y, en definitiva, ver cómo acordando con el sector privado, con el sector gastronómico, el sector de la construcción, el sector rural, podemos ir vinculando cada beneficiario del plan al empleo genuino.
—¿Cómo se controlan los planes y hasta cuándo corresponde que se cobren?
—Mientras los argentinos y las argentinas necesitan de ese acompañamiento lo van a tener. Digo, hoy lo empezamos a vincular al empleo genuino y seguimos fortaleciendo la economía popular, pero en definitiva estos se auditan, tenemos auditorías que hace el ministerio a través de la Secretaría de Economía Social y hemos posibilitado también con una Resolución, la primera del año, del lunes 3 de enero, para que cada beneficiario pueda elegir dónde quiere trabajar. Hoy hay libertad de elegir. Hoy cada beneficiario y cada beneficiaria del Plan Potenciar, ingresando en la web puede elegir un nuevo camino laboral. O sea,mejorar las condiciones laborales.
—¿Qué reclaman los movimientos sociales cuando vienen al ministerio y cortan la avenida?
—Siempre digo que un conflicto no se resuelve con otro conflicto. No funciona así. Y por supuesto siempre en el marco del diálogo. Toda mi vida, en 40 años de militancia política, desde los 14 años, el diálogo para mí fue una característica. Y me gusta más en términos colectivos con los que no piensan como yo. A mí me gusta mucho más, disfruto mucho más y aprendo también sentándome con los que no piensan como yo.
Nosotros tenemos un grupo de funcionarios con los que nos sentamos junto con las organizaciones sociales más lejanas al gobierno, que no piensan como pensamos nosotros, y tratamos de reflexionar juntos, porque el taxista que maneja por la 9 de Julio o el automovilista también va a trabajar, también quiere ir a su casa. Los que van en el Metrobús en el colectivo van a trabajar y vienen de trabajar, quieren llegar temprano a su casa. Entonces estaría bueno que busquemos otra forma, que pensemos otra forma de protesta. No podemos jorobarle la vida a los que van a trabajar en un momento tan complicado de la Argentina cortando un puente.
—¿Qué reclaman específicamente?
—Me piden generalmente ampliación de planes sociales y ahí fuimos muy tajantes. Dijimos que no iba a haber más altas de planes sociales, porque íbamos a vincular todos esos recursos a la generación de empleo. Los íbamos a vincular a que pudiesen tener más máquinas, más herramientas, más materias primas para producir. Queremos reconvertir el plan social en todo lo que tiene que ver con el empleo genuino.
Para fortalecer la economía popular a muchos hombres, a muchas mujeres, que son cuenta propistas, queremos llevarlos a conseguir materia prima, máquinas, herramientas, a que cada organización, iglesias, municipios, nos presenten proyectos productivos y queel ministerio invierta en todos y cada uno de ellos.
—Como ciudadano, ¿cómo ve al país hoy?
—Como ciudadano y también como dirigente político, yo tengo responsabilidades. Lo veo saliendo, y espero que sea definitivo.
Creo que el gran desafío que tenemos en la dirigencia política, es que los que pensamos distinto podamos lograr que los argentinos y las argentinas vivan mejor, aun pensando distinto. Yo estoy convencido de que la inflación, la inseguridad, la educación, la salud, son temas de Estado, son temas donde hay que fijar bases. Bases claras de discusión e ir para adelante. Que más allá de los cambios de gobierno tengamos en claro que se trazan caminos que se van a respetar, porque no podemos ir para adelante y para atrás, para adelante y para atrás.
La Argentina estaba desendeudada y de golpe un gobierno viene y tiene 57.000 millones de dólares de deuda, y que en donde siendo intendente no vi que un solo dólar del endeudamiento del gobierno de Mauricio Macri haya ido a alguna línea de producción, a generar puestos de trabajo. Entonces, el gran desafío es ese, trazar una línea en donde pensando distinto nos pongamos de acuerdo en estos temas para que la Argentina crezca y,fundamentalmente, para que los argentinos y las argentinas dejen de sufrir.
—¿Qué opina acerca de que Máximo no apoye al Presidente?
—El Frente de Todos es un frente muy grande en donde lo que está claro es que las diferencias nos tienen que engrandecer.
—Pero, no los engrandecen.
—No, pero nos tienen que engrandecer. Entendiendo, en el caso puntual del acuerdo con el Fondo Monetario,… y nombrar al Fondo Monetario a mí me revuelve mucho las tripas. Yo pinté muchas veces, como militante, “No al Fondo Monetario”. Pintaba las paredes en ese momento con ferrite, que era un producto negro que había, que íbamos a buscar a las fábricas de neumáticos, y pintábamos “no al Fondo Monetario”, porque sabíamos que el Fondo Monetario siempre fue y va a ser un problema para los países en desarrollo. Pero es el mejor acuerdo posible, peor es el default. Peor es darle la espalda al mundo con una Argentina entrando al default. Esta política de no más planes sociales y más trabajo no funcionaría porque indudablemente un default llevaría a muchos más millones de argentinos y argentinas a situación de pobreza, a seguir golpeando a esa clase media y no mirar esa movilidad ascendente por la que trabajamos todos los días.
Por supuesto que hay un franco camino de recuperación pero que no alcanza. La Argentina tiene un problema muy grave con la inflación, que es multicausal. Pero que es un tema que hay que abordar y que hay que resolver, mientras vivamos con esta situación de inflación, no solamente los jubilados, sino también las trabajadoras y los trabajadores, los docentes y no docentes. Hoy siento, lo decía un colega ministro y tiene razón, siento que el sueldo, el salario y el poder adquisitivo se va por la canaleta de los precios y esto hay que resolverlo de inmediato.
Veo al país saliendo y espero que sea definitivo.
—¿Fue corredor de autos?
—No, fui copiloto de autos. Desde el 16 de febrero del año 1992 hasta el 11 de marzo del año 2001, junto a mi ídolo: Luis Minervino, Patita, un fenómeno, un piloto referente de una marca de Turismo Carretera: Chevrolet. Bueno, es un gusto, es la historia de mi vida, mi papá mecánico de toda la vida, fierrero también, bueno yo heredé esa pasión de él. La pasión por los fierros, la mecánica. Y también la política como una herramienta de servicio de transformación en el peronismo. Y bueno, ha sido muy lindo, una etapa de mi vida.
—En estos años de Gobierno, ¿cuál fue el volantazo más difícil de maniobrar?
—Me parece que estamos viendo el momento más difícil, pero, a su vez, de salida, de poder consolidar la recuperación de la Argentina, que es la etapa del endeudamiento. Digo, es una horca que tenemos en el cuello: el endeudamiento en la Argentina y el Presidente la está aflojando. Este es el momento más complicado para los argentinos y las argentinas.
—A la gente no le gusta que le mientan, ¿por qué miente el Presidente?
—No, el Presidente no miente, opina.
—Pero él dijo que no va a haber tarifazos. Lo dijo en la Apertura de la Asamblea Legislativa.
—No va a haber tarifazos.
—¿Qué va a haber?
—No va a haber tarifazo, va a haber aumento de tarifas vinculado a la evolución del salario. Les vamos a pedir un esfuerzo a los que más tienen no brindándoles subsidios. Tarifazo fue lo que vivimos nosotros durante el gobierno de Macri, yo era intendente. Los tarifazos de ese momento tenían el 1.000%, el 4.000%, cerraban empresas. Había pymes que no podían pagar la luz y el gas y cerraban. Y al cerrar una pyme en Villa Tesei quedaban vecinos y vecinas sin laburo. No esperen recetas de ajuste.
Cada vez que vino el Fondo planteaba bajas de jubilaciones, planteaba menos jubilados, planteaba reformas laborales, complicando la vida de los laburantes, planteaba achique del Estado para que se echaran trabajadoras y trabajadores del Estado. Eso no va a pasar. Claro que hay algunas cosas que hay que resolver y hay decisiones que hay que tomar y eso se va a hacer en materia de tarifas. Estamos en las antípodas del desastre de los tarifazos a los que nos vimos envueltos durante el gobierno de Mauricio Macri que, insisto, afectó indudablemente y muchísimo a la matriz productiva de la República Argentina, pero eso no va a pasar.
—¿Es amigo del Alberto Fernández? ¿Cómo lo ve en funciones?
—No, amigo es estar todo el día. Yo lo respeto, lo aprecio. Lo más importante a destacar de él es que tiene buenas intenciones para con los argentinos. Es un tipo con buenas intenciones. Es un tipo que tiene sendos problemas y los pretende resolver. Y también, con su estilo, los pretende resolver en el marco del diálogo. El diálogo no es siempre ponerse de acuerdo. El diálogo posiblemente sea discutir y fijar posiciones. Ahora, fijar posiciones no tiene que ir en contra de que a los argentinos y a las argentinas les vaya bien. Más allá de la amistad o no yo tengo mucha confianza en él. Tiene una vocación de servicio enorme y sabe cuáles son los problemas de los argentinos y trabaja todos los días para resolverlos.
—¿Cómo se lleva con la Vicepresidenta?
—He conversado en muchas oportunidades y es la referente más importante de nuestro espacio. Destaco lo que ha representado en nuestra etapa de la Argentina, en el sentido de un gobierno que ha generado derechos, igualdad, inclusión. Es un camino que tenemos que seguir.
—¿Alguna crítica para hacer de esta gestión? Por ejemplo, cuando el Presidente pidió un aplauso para Ginés Gonzales García cuando él mismo lo echó.
—Me parece que hay que empezar a dar vuelta de página sobre algunas situaciones, vuelta de página e insisto en esto. Hablar menos de nosotros y entre nosotros cuando hablo de la política y hay que hablar más de los argentinos. Hay que tratar, cuando tenemos la posibilidad de estar frente a una cámara o tener un micrófono, que los argentinos entiendan a dónde los queremos llevar.
—¿A dónde nos quieren llevar?
—Los queremos llevar a resolver los problemas de la inseguridad en el Conurbano, los queremos llevar juntos a resolver el tema de la inflación, queremos generar trabajo. Estamos viendo indicadores importantes, como en industria de la construcción, la industria automotriz. Más del 95 % de los puestos de trabajo perdidos durante la pandemia se han recuperado... No tengo que ser un comentarista de los problemas de los argentinos. Hay un 40 % de pobreza y hay un 10% de indigencia y ahí vamos a estar todos los días contándoles a los argentinos cómo lo hacemos.
—Fue intendente, ¿qué opina de la reelección o de la permanencia eterna de algunos intendentes en sus cargos?
—Primero no es una reelección indefinida. La gente vota. Nadie le pone un revólver en la cabeza a nadie, ni empuja a nadie a votar lo que no quiere. Hay un momento sublime en la democracia que es cuando las argentinas y los argentinos votan y deciden. Y yo creo que en la etapa que viene, en la etapa que viene en cada espacio político, los argentinos tienen que decidir mucho más, tienen que opinar mucho más en ese sentido. Pero no es indefinido. Habría que poner blanco sobre negro, una ley que se sancionó con mucho fuego de artificio mediático para terminar. Es un mandato más y se terminó. Y después, cada vecino y cada vecina, deciden a quién acompañar y a quién votar.
—Hablando de votos. ¿Por qué perdieron en las últimas elecciones?
—Yo siempre decía esto y me gusta repetirlo: en Hurlingham teníamos tres o cuatro vacunatorios. Uno era la Universidad Nacional de Hurlingham. Enfrente a la Universidad Nacional de Hurlingham hay verdulerías, carnicerías, y cuando los vecinos y las vecinas se vacunaban la sensación era de alegría. Pero después cuando ese vecino, esa vecina, contento con el carnet en la mano cruzaba a la verdulería y a la carnicería, se enojaba por el precio de la carne, por el precio de la verdura. Digo, nosotros tuvimos dificultades en ese sentido, recién lo dije. Y bueno, los argentinos votaron y no hay que enojarse un minuto cuando votan. Me parece que es el momento más importante que nos tiene que permitir corregir. Corregir e ir a los temas e ir al hueso de los temas que hacen hoy a las dificultades de cada vecino y de cada vecina.
Perdimos las elecciones porque el vecino, por un lado, tenía el carnet de la vacuna, pero no le alcanzaba para comprar carne y verdura
—¿Qué opina acerca del ofrecimiento de Alberto Fernández a Putin, sobre que quiere que Argentina sea la “puerta de entrada” de Rusia a América Latina?
—Bueno, Argentina tiene una responsabilidad en esta etapa de América Latina. Con este camino de desendeudamiento, de poder liderar el continente. Vemos un Chile con muchas expectativas, vemos un Brasil que puede volver, seguramente, a un camino de inclusión y de justicia social. Yo veo que hay que ocuparnos de estas cuestiones. Y somos una referencia en el continente. No somos enemigos de nadie. Está claro que el diálogo está abierto y que necesitamos que todos los países del mundo, que Estados Unidos, que la Unión Europea, acompañen y ayuden a un país que quiere, en definitiva, terminar con este endeudamiento.
—¿Qué opina de la comunicación y de la política exterior del Gobierno?
—El canciller es un amigo, un compañero, yo vine a la política hace mucho tiempo por lo que representó su abuelo en el camino de la renovación peronista. Lo aprecio, es un muy buen canciller. Es un hombre de diálogo. Me parece que es muy activo en toda esta etapa y está claro, estamos en un mundo en guerra y claramente condenando la invasión de Rusia sobre Ucrania, sin ninguna duda. Yo no titubeé un minuto en ese sentido. Condeno. No puede ser que en el siglo XXI la humanidad discuta de esta forma. No lo puede hacer. Que estemos matando inocentes como en la era de las cavernas. En esto tenemos que ser muy contundentes. Somos un país pacífico, somos un país que siempre ha discutido desde el punto de vista diplomático. Solo hemos sido, desgraciadamente, a partir de la decisión de un loco, parte de una guerra como fue la Guerra de Malvinas. Me parece que hay que ser muy contundentes en este sentido. Que la invasión de Rusia a Ucrania es grave y pedir por la paz en el mundo.
La invasión de Rusia a Ucrania es grave , hay que pedir por la paz en el mundo.
—¿En 2023 dónde se ve?
—No pienso tanto para adelante. Tengo una responsabilidad enorme que es estar administrando y trabajando en este ministerio resolviendo cuestiones todos los días.
—¿Cuál es su momento más feliz del día?
—Cuando apoyo la cabeza en la almohada y recuerdo algún momento en donde logramos que alguien sonriera porque tomamos una decisión que, bueno, lo ayudó a cambiar su situación de vida.
Me pasa todos los días, sí. Eso es bueno. Recorrer una cooperativa y ver que está creciendo y que el ministerio invirtió.
Todos los días hacemos algo que me posibilita apoyar la cabeza en la almohada y recordar que me llevé una sonrisa de alguien, no es poco.
—¿Cuál fue el peor día de su vida?
—El 12 de marzo del año 2012. Cuando secuestraron a la mamá de mis hijas y a mis hijas más grandes. Ese fue un volver a vivir. Yo siento que...
—¿Por qué? Perdón.
—Por esos secuestros exprés que había. Fueron secuestradas durante ocho horas. Y la verdad es que fue un momento muy pero muy difícil. Después de ese día yo siento como que volví a nacer. El 12 de marzo del 2012.
—Si pudiera recuperar algo de su vida, ¿qué elegiría?
—A mi abuela Flora.
—¿Por qué?
—Porque murió y porque yo no la nombro mucho, pero tengo enormes recuerdos de ella. La perdí cuando tenía 5 años, la mamá de mi papá. Y la verdad es que la recuerdo mucho. A pesar de haberla perdido a mis 5 años tengo recuerdos muy vivos de ella. Y sé que formó parte de mi crianza, porque mi vieja y mi viejo laburaron; siempre la llevo en un rincón de mi corazón.
—¿Qué cosas lo acompañan siempre?
—San Benito, San Jorge, San Miguel Arcángel. Estos los llevo hace muchos años. Muchas son estampitas que me dan los jubilados y las jubiladas de Hurlingham. Cada vez que vos vas ellos se caracterizan por esas cosas. Este rosario lo hicieron los catequistas artesanos de la parroquia La esperanza de William Morris. Cuando asumí el 10 de diciembre de 2015, antes de Navidad, fuimos a la despedida del año y me regalaron esto. Y después tengo este rosario que me lo regaló una jubilada que falleció por COVID. Y bueno, lo llevo conmigo. También tenemos un tamborcito con los santitos, con el Sagrado Corazón, con la Virgen María, con la Virgen del Rosario de San Nicolás, de la que yo soy devoto. Me acompañan, me ayudan mucho.
—¿Un sueño?
—Trabajo para las argentinas y los argentinos. Trabajo para todas y para todos.
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