Argentina observa a la distancia la invasión rusa a Ucrania. Sin perspectivas de ingresar en ningún conflicto bélico, el presupuesto destinado a gastos militares no fue una prioridad en la última década. Argentina invirtió menos que Brasil, Colombia y Chile en compra de equipamiento militar, armas y otros elementos para su defensa en los últimos diez años, según datos provistos por el Instituto Internacional de Investigación para la Paz (SIPRI, en inglés).
Pese a las escasas compras realizadas por Argentina, la alianza geopolítica de Cristina Kirchner con Vladimir Putin se tradujo en la adquisición de equipamiento militar ruso: durante su último mandato como presidenta se ejecutaron la compra de dos helicópteros y de cuatro buques de vigilancia, según documentos de SIPRI y fuentes especializadas consultadas por este medio. Pese a la afinidad del kirchnerismo con Rusia, los principales proveedores en materia de Defensa son empresas de Estados Unidos y Francia.
La Unidad de Datos de Infobae analizó las compras de equipamiento militar de Argentina y de sus países vecinos en la última década sobre los datos de SIPRI, una organización sin fines de lucro con sede en Estocolmo, que compuso una base global sobre adquisiciones militares. Los números ubican a Argentina en la mitad de tabla de América Latina.
El gasto militar latinoamericano está liderado por Colombia, un país marcado por la guerra que, a pesar de que cuenta con una población similar a la Argentina, destina más del doble de los fondos. También Brasil multiplica por seis el presupuesto militar local y, con menos margen, Chile también lo supera. “Es necesario hacer una inversión de USD 15.000 millones para ponernos a la altura”, resumió un ex funcionario de Defensa. Un número que parece irreal cuando los índices de pobreza acechan todos los meses.
¿Qué tipo de equipamiento militar compra Argentina? Las aeronaves, ya sean aviones o helicópteros, son las principales adquisiciones de la última década. Casi el 74% de los fondos destinados a Defensa en la última década fueron destinados a aeronaves, que suelen utilizarse para distintas tareas: desde vigilancia y reconocimiento hasta el entrenamiento de los pilotos de la Fuerza Aérea.
El período más intenso de compra de aviones y helicópteros ocurrió durante el macrismo, cuando se ejecutaron más del 60% del total de los fondos invertidos en aeronaves. “Las Fuerzas Armadas tienen una gran carencia de elementos básicos, por eso se adquirieron en los últimos años aviones como los Super Étendard franceses, que no sirven para un conflicto porque son viejos, pero que sí podrían ser útiles para que los pilotos argentinos se entrenen en un avión de combate”, explicó un ex integrante de Defensa.
Argentina pagó unos USD 10 millones por la compra de estos cinco aviones a la empresa francesa Dassault Aviation, sin contar los gastos de reparación de los vehículos que aterrizaron en 2019 en los hangares locales. También se compraron 12 aviones Beechcraft TC-12B Huron, con fines similares. El ministro de Defensa, Jorge Taiana, recibió el mes pasado una de las unidades encargadas al fabricante estadounidense, que serán distribuidas -su mayoría- a la Fuerza Aérea y a la Armada.
Helicópteros y barcos rusos
Las compras a proveedores de Estados Unidos, que es el principal fabricante a nivel mundial, se llevaron más de la mitad de los fondos argentinos destinados a equipamiento militar en los últimos diez años. Detrás aparecen las empresas francesas, que se quedaron con el 23% del presupuesto destinado a equipamiento militar.
Aunque está lejos de esas cifras, el kirchnerismo concretó compras militares a fabricantes rusos. Fueron al menos una decena de adquisiciones, aunque en su mayoría simbólicas excepto por la compra de dos helicópteros militares y cuatro buques. Las aeronaves llegaron al país en 2011, año en que Cristina Kirchner recibió al entonces primer ministro Dmitri Medvedev en Argentina, una visita histórica para las relaciones bilaterales que contó con el visto bueno de Putin.
El gobierno de entonces adquirió dos helicópteros MI-17 a la empresa estatal rusa Rosoboronexport por un total de 20 millones de euros, según los documentos que recolectó Sipri. Las aeronaves, que suelen utilizarse para tareas de logística, carga y rascates, fueron adquiridas para realizar operaciones en la base argentina de la Antártida, así como en tareas de salvamento, detalla el Sipri. Los helicópteros, que eran usados, pueden transportar unos 25 pasajeros y están preparados para soportar una carga externa de hasta cinco toneladas.
“Argentina tiene un sistema occidental de Defensa. No se puede cambiar el equipamiento por fabricantes rusos o chinos, porque eso requiere muchísimas capacitación y horas de entrenamiento. Además, aparecen problemas de incompatibilidad con otros instrumentos. Son armamentos y equipamientos muy sofisticados que llevan mucho tiempo para aprender a usarlos”, remarcó una alta fuente en temas militares. “Eso explica porqué, más allá de adquisiciones puntuales a Rusia o Israel, la mayoría de los proveedores sean de Estados Unidos o Francia”, agregó.
La última adquisición militar a proveedores rusos se ejecutó en 2015, cuando el entonces ministro Agustín Rossi compró cuatro buques aviso clase Neftegaz con 30 años de antigüedad. Los barcos se utilizan como apoyo en la campaña Antártica y también para tareas logísticas.
Más allá de estas dos grandes adquisiciones, el resto de las compras de armas a proveedores rusos fueron más simbólicos que estratégicos. Escopetas deportivas y de caza, pistolas, revólveres, y municiones para armas pequeñas que, en total, no superaron los USD 300.000. Las adquisiciones se acentuaron en los años 2004 y 2012, según pudo reconstruir Infobae.
Lejos de los números de Argentina, el principal comprador de armamento ruso en América Latina es Venezuela, lo que despertó la atención de Estados Unidos y otras potencias mundiales por la gran cantidad de armamento adquirido en una región sin conflictos bélicos. Perú y Nicaragua también suelen comprar armamento ruso.
La era Macri
Argentina invirtió en los últimos diez años cerca de USD 200 millones en equipamiento militar y armamento pesado, según los datos de SIPRI. Los desembolsos realizados desde el Estado en materia de Defensa tuvieron su momento de mayor ascenso durante el macrismo, según el análisis realizado por Infobae.
Aquella inversión en los helicópteros rusos, adquiridos entre 2010 y 2011, fue significativa para el segundo mandato de Cristina Kirchner, ya que representó el 25% del total de las inversiones en armamento de ese período, según los datos de Sipri.
El desembarco de Mauricio Macri en la Casa Rosada triplicó la inversión promedio por año en Defensa. Los años 2017 y 2019 fueron los picos en gastos en esa materia durante la última década. El 2020, el año de la pandemia, fue uno de los más bajos en desembolsos para equipamiento militar.
¿Cómo se procesó la información?
Para esta investigación se usó la Base de Datos de transferencia de armas del SIPRI, el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz.
Los datos estadísticos del SIPRI sobre transferencias de armas se relacionan con las entregas reales de las principales armas convencionales. Para permitir la comparación entre los datos sobre dichas entregas de diferentes armas e identificar tendencias generales, SIPRI desarrolló un sistema único para medir el volumen de las transferencias utilizando una variable denominada “valor indicador de tendencia” (TIV).
El TIV se basa en los costos de producción por unidad conocidos de un conjunto básico de armas y pretende representar la transferencia de recursos militares en lugar del valor financiero de la operación.
Estos datos están destinados a proporcionar una unidad común para permitir la medición de las tendencias en el flujo de armas a países y regiones particulares a lo largo del tiempo.
Si desea visualizar o descargar la hoja de cálculo, siga este enlace.
Con la colaboración especial de Fernando Morales
Procesamiento de datos: Daniela Czibener
Visualización de datos: Andrés Snitcofsky
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