Con la media sanción del acuerdo con el FMI que logró el Gobierno en Diputados gracias al acuerdo con Juntos por el Cambio -tras ceder a sus exigencias, consiguieron entre propios y ajenos 204 votos-, el oficialismo afina el “poroteo” de cara al tratamiento en el Senado del proyecto de ley para refinanciar la deuda externa, que empieza a debatirse el lunes en comisión, y está muy confiado en que logrará sancionar el proyecto sin problemas ni demoras, esta misma semana. Tiene apuro por la necesidad de cerrar con el Fondo a tiempo para recibir el desembolso que le permitiría pagar a tiempo el vencimiento del 22 de marzo.
Por estas horas, el ala moderada del Frente de Todos delinea una estrategia parlamentaria que apunta principalmente a lograr el debate sobre tablas el miércoles o el jueves, inclusive en caso de que Cristina Kirchner, que envía señales ambiguas respecto del pacto con el organismo, los complique con una movida legislativa en contra. Creen que sólo unos ocho senadores vinculados al kirchnerismo podrían poner trabas. Para evitar un revés a instancias de la Vicepresidenta, al igual que en la Cámara baja esta semana, para los próximos días apuestan al respaldo de un sector de los senadores del Frente de Todos, y especialmente de la oposición y de los aliados.
El Gobierno quiere tratar el proyecto, a más tardar, el miércoles, pero podría estirarse al jueves. Por eso, el viernes giró el texto únicamente a una comisión, la de Presupuesto y Hacienda, si bien podría haber propiciado el debate, también, en Legislación General. Lo evitó para salvaguardarse de toda dilación. Los senadores se reunirán el lunes a las 15, y escucharán al ministro de Economía, Martín Guzmán, al titular del Banco Central, Miguel Pesce; al representante de la Argentina ante el FMI, Sergio Chodos, en un encuentro espejo con el que tuvo lugar hace una semana en Diputados. Según el llamado formal, se pasará a un cuarto intermedio hasta mañana a las 16, cuando buscarán aprobar el dictamen para tratar el proyecto al día siguiente, o el posterior.
Según la letra del reglamento del Senado, los proyectos sólo pueden incluirse en la labor parlamentaria después de siete días “corridos”. Pero el oficialismo buscará eludir este período y adelantar el tratamiento proponiendo una moción para que se realice sobre tablas. Para eso, planea basarse en la salvedad detallada en el artículo 138 de la norma, que reza que “el Senado resolverá por los dos tercios de los miembros presentes la preferencia a otorgar a los proyectos remitidos por el Poder Ejecutivo con carácter de urgente luego de ser enunciados, determinando en su caso el plazo que se otorgue a las comisiones a que se destinen para que produzcan dictamen”.
El quórum, en la Cámara alta, se alcanza con 37 senadores. Por lo cual, teniendo en cuenta la exigencia de dos tercios de los presentes para acelerar el tratamiento, en principio el oficialismo debería reunir 24 legisladores. Hoy, el Gobierno da por descontado que, con el apoyo de los moderados propios, la oposición y los aliados, pueden alcanzar cómodamente este número. El bloque de Juntos por el Cambio, que conduce Alfredo Cornejo (UCR) le aportaría 27 votos -entre el bloque del Pro (cuyo presidente es Humberto Schiavoni) tiene 9, y el de la UCR (del radical Luis Naidenoff) cuenta con 18.
Altas fuentes de la oposición en el Senado confirmaron a Infobae que el acuerdo está prácticamente cerrado. “Probablemente el jueves estemos para acompañar. Pero no está confirmado. Estamos haciendo las consultas en los bloques. Hasta ahora nadie se ha manifestado en contra. Es probable que que el martes se dictamine y el jueves se vote”, dijo un importante senador, que señaló que esto no sería posible si se votara el programa económico.
La Casa Rosada planea convencer también a los senadores de los monobloques independientes, que sumarían otros cuatro. Mientras tanto, confían en que, dentro del bloque del Frente de Todos, 20 senadores estarían dispuestos, al menos, a apoyar el tratamiento exprés del proyecto. Y, en el mejor de los casos, a votar a favor. En total, el Gobierno está manejando la posibilidad de contar con 55 voluntades, entre propios y ajenos. Un número que supera los dos tercios de los miembros de la Cámara presentes que exige el reglamento.
Con estos guarismos, creen que la posibilidad de que los senadores que responden a Cristina Kirchner no den quórum y/o eviten aprobar la moción para el tratamiento sobre tablas no los perjudicaría. Ubican en ese espectro a Oscar Parrilli, Juliana Di Tullio, Anabel Fernández Sagasti, Claudio Martín Doñate, Daniel Bensusán, Mariano Recalde, Silvina Larraburu y Ana María Ianni. “El kirchnerismo dio libertad de acción, nos lo dijeron y es así. Tenemos el número”, dijeron desde el oficialismo.
En la Casa Rosada creen que desde las Legislativas del año pasado, y luego de que La Cámpora quedara “aislada” en la votación en Diputados, Cristina Kirchner perdió considerable peso en el Senado. De todas formas, tratan de desencriptar el significado de sus mensajes. Consideraron como una señal positiva la buena predisposición que mostró en los últimos días el presidente de la bancada oficialista en el Senado, José Mayans, que integra el entorno de Cristina Kirchner, para dialogar sobre el tratamiento en el Senado con el jefe de Gabinete, Juan Manzur, representante de Alberto Fernández en las negociaciones con los gobernadores.
En el mismo sentido leyeron el alineamiento que mostró el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, al reunirse con Alberto Fernández, esta semana, y darle aval al proyecto. El encuentro ocurrió apenas unos días después de que el dirigente cercano a la Vicepresidenta brindara una entrevista con el diario El País de España donde también favoreció el acuerdo con el FMI. En el entorno del funcionario camporista deslizaron ayer que sus palabras a la prensa extranjera, aunque fueron a contramano de la votación en contra de Máximo, habían sido consensuadas con su jefa política. Señalaron un dato que pasó desapercibido y que, aseguraron, no fue casual: “Wado” le dio la nota a Carlos E. Cué, el mismo periodista que entrevistó a Cristina Kirchner cuando era senadora, en 2017.
Sin embargo, el tuit que publicó ayer la Vicepresidenta en referencia al FMI -por primera vez desde diciembre, aunque entonces sus comentarios tampoco fueron definitorios- encendió las alertas en la Casa Rosada. En un video, Cristina Kirchner culpó al FMI por los destrozos que provocaron grupos violentos en su despacho, con piedrazos durante las protestas de sectores de izquierda frente al Congreso mientras se debatía el endeudamiento en Diputados, y cuestionó implícitamente el acuerdo firmado por Alberto Fernández con el FMI que en ese momento se debatía en Diputados. Unas horas después, el conjunto del interbloque del Frente de Todos publicó un comunicado de repudio.
Sin embargo hoy los dardos de la Vicepresidenta no parecen tener el mismo peso que hasta hace unos meses. Si bien en el entorno presidencial aseguraron que el spot tomó “por sorpresa al Presidente por el nivel de virulencia tanto de ella como de Máximo”, según dijo una fuente cercana al primer mandatario, no creen que pueda tener consecuencias en el principal objetivo del Gobierno. Están confiados en que podrán aprobar el proyecto de acuerdo con el FMI antes del viernes, para que se publique en el Boletín Oficial ese mismo día. A tiempo para que el ministro de Economía, Martín Guzmán, pueda enviar la ley al FMI, donde espera que el Directorio Ejecutivo del Fondo le dé el visto bueno final, y ejecute el primer desembolso, previsto en 9800 millones de dólares, que servirá para afrontar el acuciante vencimiento de 2800 millones del 22 de marzo. Es decir, exactamente dentro de una semana.
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