Tras una jornada de intensas negociaciones, el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, se reunirá con el presidente Alberto Fernández para definir si acepta los pedidos de la oposición de cambiar el proyecto o decide avanzar con el texto del acuerdo con el FMI según el plan original.
Desde el oficialismo calificaron los pedidos de la oposición como “razonables”, pero dejaron en claro que están dispuestos a realizar modificaciones siempre y cuando eso signifique la garantía de tener más votos. “La firma del dictamen de mayoría te da derecho a pedir modificaciones, pero no hay margen para la extorsión. Los pedidos son razonable si votan el acuerdo”, dijeron desde la bancada.
Ahora, el presidente de la Cámara se reunirá con Alberto Fernández para analizar la forma de llegar a una síntesis, ya que los diferentes bloques opositores coincidieron en las críticas, pero no presentaron una propuesta unificada. Más tamprano, Massa también habló con representantes del staff del FMI.
Si no hay acuerdo, desde el Frente de Todos no descartan la posibilidad de avanzar con el proyecto original. Incluso chicanean con la posibilidad de fracturar al interbloque de Juntos por el Cambio. “Si vamos al recinto a lo máximo que puede apostar la oposición es a rechazar el artículo 2, porque el refinanciamiento no lo van a votar en contra”, advirtió un diputado.
El cronograma que impulsa el Gobierno estipula que el jueves se trate el proyecto en el recinto. O el viernes, a más tardar. El apuro obedece a que el 22 de marzo Argentina tiene un vencimiento por USD 2.809 millones y el Banco Central no cuenta con los dólares suficientes para afrontarlo. El acuerdo debe estar aprobado para esa fecha y la única forma de lograrlo sería darle media sanción en los próximos días y que el Senado haga lo propio la semana que viene.
Hoy, durante el plenario de comisiones de Presupuesto y de Finanzas, los representantes de la CGT, los gobernadores y las cámaras empresarias defendieron el acuerdo y advirtieron que el default es el peor escenario para el país. Uno de los discursos más esperados fue el del radical Gerardo Morales, que llevó un poco de calma a las filas oficialistas.
“De acá tenemos que salir con ley, porque el default va a complicar la economía, y los que se joden son los más pobres”, dijo el gobernador jujeño, luego de criticar a los “sectores radicalizados del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio”. “Tenemos que tener la capacidad de dialogar y de llegar a acuerdos”, agregó el presidente de la UCR.
Casi en simultáneo, Massa abrió una ronda de reuniones con los presidentes de los diferentes bloques de la oposición. Los primeros fueron los representantes de Juntos por el Cambio: el radical Mario Negri (UCR), Juan Manuel López (Coalición Cívica) y Luciano Laspina (PRO), que ocupó el lugar de Cristian Ritondo.
El planteo opositor giró en torno a la redacción del articulado del proyecto, que detrás de la cuestión técnica esconde una profunda diferencia política. Juntos por el Cambio adelantó que no votará el artículo 1 del proyecto oficial porque “contiene referencias directas al programa económico”. En la misma línea, el artículo 2 alude a los anexos en donde están detalladas las política económicas que el Gobierno implementará en los próximos dos años. La oposición lo calificó como “invotable”.
“Nadie en la oposición quiere votar el programa económico de Guzmán en el que no cree ni siquiera buena parte del oficialismo”, resumieron desde el radicalismo.
Para salvar estas diferencias, Juntos por el Cambio propone -con algunos matices internos- un nuevo proyecto con un solo artículo que autorice al Poder Ejecutivo a avanzar con el refinanciamiento. Así, la oposición tomaría distancia del programa económico y no “quedaría pegada” con el ajuste que aseguran deberá implementar el Gobierno para cumplir con las metas.
Para aumentar la presión, Negri, Laspina y López le dijeron a Massa que el oficialismo no tiene los votos necesarios para aprobar el proyecto tal como pretende Martín Guzmán y adelantaron que si no hay acuerdo avanzarían en la comisión con un dictamen propio en minoría. Incluso advirtieron que una vez que el proyecto llegue al recinto podría impulsar cambios en el articulado, y podrían lograr la mayoría para imponerlos.
Los representantes de los bloques más chicos también se reunieron con Massa. Rodrigo De Loredo del bloque Evolución, Alejandro “Topo” Rodriguez del Interbloque Federal y Luis Di Giacomo del interbloque Provincias Unidas manifestaron sus dudas.
Desde el Interbloque Federal lamentaron que la redacción de los artículos “no ayude” a lograr acuerdos. En esa línea, pidieron empezar de cero con una hoja en blanco. También reclamaron que el Congreso no sea culpado por un eventual incumplimiento de los plazos. Provincias Unidas se mostró un poco más contundente y se sumó a las críticas al artículo 2, que remite al programa económico de Guzmán.
Del otro lado, Guzmán dejó en claro que, según su visión, no se puede votar el financiamiento y el programa económico por separado, ya que el segundo fue condición del primero durante las negociaciones con los técnicos del organismo. El Gobierno debe mostrar que la oposición acompaña el plan económico para así alcanzar las metas acordadas. Esta idea es rechazada de plano por la oposición.
Cualquier estrategia que adopte el Gobierno tendrá fuertes consecuencias políticas. Massa y Germán Martínez, presidente del bloque del Frente de Todos, tienen un mal antecedente que podría repetirse. Si deciden avanzar con el proyecto tal como está podría terminar en otro fracaso como el Presupuesto 2022. También podría resultar aprobado pero con un nivel muy bajo de consenso. Todo lo contrario a lo que busca Alberto Fernánez.
Por otro lado, aceptar los cambios significaría un debilitamiento de la posición de Guzmán dentro del Gobierno, ya que el ministro de Economía manifestó claramente que no está de acuerdo con el desdoblamiento que propone Juntos por el Cambio. Solo se justificaría si es el último recurso para lograr que la ley sea sancionada.
La Casa Rosada también podría recostarse en el apoyo de los gobernadores, que esta tarde se mostraron en sintonía con la necesidad de evitar el default. Aunque contar con la presión que los mandatarios provinciales puedan ejercer sobre los diputados de sus provincias parece una apuesta demasiado arriesgada.
El presidente de la comisión de Presupuesto, Carlos Heller, confirmó públicamente al cierre del plenario que el objetivo del oficialismo es sacar el dictamen este miércoles a última hora. Para que las autoridades de la Cámara puedan convocar a la sesión el jueves.
Desde Juntos por el Cambio adelantaron que están dispuestos a reunirse nuevamente con Massa si los convoca antes del plenario de comisiones. Mañana será otra jornada de negociaciones frenéticas.
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