“En la UOM siempre se vota por unanimidad”, sentenció alguna vez Lorenzo Miguel, el histórico caudillo metalúrgico. Fue un acto de “sincericidio” que demostró la importancia que le daba a la ausencia de competencia interna. “El Loro”, como lo llamaban, murió en 2002 luego de 32 años al frente del sindicato industrial más poderoso de la Argentina. Lo sucedió Antonio Caló, quien ya lleva 18 años como secretario general y desde ayer puso en juego otro mandato en las elecciones de su gremio, que se extenderán hasta este miércoles.
En realidad, el dirigente tiene su reelección asegurada: es el único candidato de la lista que se presentará para conducir la organización durante los próximos cuatro años y será elegido formalmente la semana que viene, cuando se reúna el colegio electoral de la UOM (los comicios son indirectos y cada una de las 54 seccionales elige sus autoridades y los electores que deciden la conducción nacional).
Lo que ya no rige en el sindicato metalúrgico es “el voto unánime” del viejo reinado miguelista: hay competencia interna en 11 seccionales, por lo que Caló (de 75 años, una acentuada militancia oficialista y actual secretario del Interior de la CGT) no podrá disimular que todavía hay dirigentes rebeldes que cuestionan su gestión y que podrían ponerse al frente de seccionales clave.
Durante la cuarentena obligatoria, con un parate que se llevó puestos de trabajo en la actividad metalúrgica, el líder de la UOM fue cuestionado por los aumentos salariales que pactó con las cámaras empresariales y que fueron considerados bajos. También lo criticaron por los convenios que habilitaron las suspensiones pagas con el 70% de los salarios, aunque esta medida, bajo el paraguas del acuerdo marco firmado entre la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Unión Industrial Argentina (UIA) se convirtió en una herramienta clave para que las empresas y los trabajadores pudieran afrontar las consecuencias recesivas de la pandemia.
Si bien los comicios no terminaron, las primeras proyecciones de los votos son muy favorables para Caló en su seccional, la de Capital, donde seguirá secundado por Roberto Bonetti y en cuya conducción habrá por primera vez una mujer (Sandra Santoro, cuarta vocal), pero se le estaría complicando en Quilmes, donde su aliado Francisco “Barba” Gutiérrez (con 38 años como líder de esa filial y secretario de Relaciones Internacionales de la UOM a nivel nacional) habría arrancado con menos apoyos que el opositor Adrián Pérez.
En la seccional Morón, su secretario general, Sergio Souto, uno de los dirigentes que cuestionan a Caló, quedó fuera de juego por la renuncia de tres integrantes de su lista: el estatuto del gremio establece que en esos casos la nómina no puede ser oficializada. Así, se habilitó el ascenso del opositor Rubén Andrada, su secretario adjunto, avalado por el líder de la UOM. Souto denunció maniobras para impedirle su reelección y organizó una inédita movilización ante la sede nacional del sindicato, en Alsina al 400.
Hugo Melo, titular de la seccional La Matanza, otro de los rebeldes de la UOM que objetó los aumentos salariales “a la baja” negociados por Caló, finalmente desistió de su reelección y ese gesto permitió que haya una lista de unidad encabezada por Esteban Cabello, protesorero de la filial. Antes de irse, Melo hizo declaraciones en las que volvió a criticar al líder nacional del gremio: “Se llegó hasta marzo a un 50,2% y seguramente la inflación será mayor, por lo que nos hubiese gustado que le ganemos a la inflación. Yo me estoy retirando de la UOM, pero me gustaría que se logre una negociación superior”, le dijo al portal Data Gremial.
Otra de las seccionales en donde hay conflictos internos es la de Avellaneda, de una importancia estratégica porque en la tradición metalúrgica de allí surgía el secretario adjunto de la UOM nacional (durante 19 años estuvo en manos de Luis Guerrero, un viejo opositor de Lorenzo Miguel) y de Capital, el secretario general. Tras el fallecimiento de su titular, Armando Leyes, el año pasado, lo sucedió Daniel Daporta, su adjunto, pero en estas elecciones competirá contra una lista piloteada por Felipe Anriquez, en medio de denuncias cruzadas por la designación de la Junta Electoral, irregularidades en la confección de los padrones y la supuesta intervención de Caló.
Donde no habrá sorpresas será en las elecciones de la seccional San Nicolás: la única lista está liderada por Naldo Brunelli, secretario adjunto y administrativo de la UOM nacional, que asumió su cargo en 1973. Eso significa que mantiene su puesto desde hace 49 años, cuando José Ignacio Rucci dejó ese lugar para encabezar la CGT y desde esa filial se opuso a la conducción de Lorenzo Miguel.
El nuevo tablero de la UOM, después de todo, no será demasiado distinto del actual, pero Caló tendrá por delante otro mandato de cuatro años al frente de un gremio en el que, luego de las décadas de poder verticalista de Miguel, ya nadie es indiscutible. Hay efervescencia en las bases, una incipiente renovación generacional y la certeza de que finalizaron aquellos tiempos de unanimidad.
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