El papa Francisco recibió al juez de la Corte Suprema argentina, Ricardo Lorenzetti, en una visita privada que se llevó a cabo en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano. Es el tercer encuentro entre ambos desde que Bergoglio asumió como Sumo Pontífice.
La reunión se llevó a cabo el pasado 24 de febrero, duró cerca de media hora y trascendió que la conversación estuvo enfocada exclusivamente en la cuestión ambiental. El magistrado argentino llegó al lugar del encuentro sobre el mediodía, ingresó a través de la denominada Puerta Santa Ana que da acceso al Vaticano y se retiró minutos antes de las 13, hora local.
Lorenzetti tiene un especial interés en el tema -ha publicado varios libros al respecto- y el Papa es una autoridad global en la materia: su Encíclica Laudato Si contiene un mensaje pastoral que no sólo se dirige a la cristiandad sino a la humanidad, y es considerado uno de los más importantes documentos teóricos del siglo XXI.
La charla giró alrededor de darle permanencia y organización a esa idea mundialmente reconocida, remarcando que se trata de un cambio económico, cultural y político ya que no hay salud humana sin salud de la naturaleza. En definitiva, se apunta a desestimar el concepto de que el ambientalismo es una moda enfocada en aspectos parciales o coyunturales.
Siguiendo los lineamientos del documento papal empezó a surgir una nueva economía, una nueva gobernabilidad y un nuevo idealismo ambiental. De hecho, en muchos países se advierte que el costo de seguir en la actual dirección supera el beneficio. Numerosos líderes mundiales, organizaciones no gubernamentales, y juventudes de todos los continentes ya se han plegado a esta iniciativa.
El magistrado argentino es miembro del Consejo de Gobierno de UNIDROIT, había viajado a Roma para la reunión habitual de ese organismo de Naciones Unidas que se encarga de la redacción de guías y tratados a nivel mundial en materia de contratos internacionales. Actualmente ha sido designado director del proyecto internacional para elaborar una “Guía sobre la estructura legal de empresas agrarias” de la que participan la FAO, IFAD y UNIDROIT.
El proyecto se encarga de promover el acceso a mercados basado en las nuevas tecnologías que impactan sobre la alimentación y el agro, el impacto del medio ambiente, las grandes cadenas internacionales de distribución, y fundamentalmente los pequeños y medianos productores de todo el mundo. Es un problema muy actual porque están cambiando los hábitos de consumo, nuevos desafíos tecnológicos como la creación de carne artificial, o el impacto del cambio climático, o el uso de tecnologías satelitales para el agro eficiente.