Se acortan los tiempos para votar en la Cámara de Diputados el proyecto de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero Juntos por el Cambio aún no pudo unificar una posición. El Gobierno quiere tenerlo aprobado entre el jueves y el viernes próximos. Por eso esta tarde, a las 19, en un Zoom, la Mesa Nacional de la coalición opositora tratará de consensuar una decisión. Será muy difícil: las posturas van desde el rechazo liso y llano del entendimiento hasta dar el quórum para votar en sintonía con el oficialismo.
La preocupación en JxC por el tema llevó a que se convirtiera casi en el único que circuló en los corrillos y charlas informales de dirigentes radicales y del PRO en la Fiesta de la Vendimia que se realiza este fin de semana en Mendoza. Allí, el gobernador Rodolfo Suárez y el senador Alfredo Cornejo, ambos de la UCR, recibieron a correligionarios como Gerardo Morales, Mario Negri, Facundo Manes, Martín Lousteau y Carolina Losada, y representantes del PRO como Rogelio Frigerio, Gerardo Milman y Fernando Straface.
En el partido que lidera Patricia Bullrich se concentran los más altos niveles de rechazo al acuerdo con el FMI dentro de Juntos por el Cambio. La titular de la agrupación y Mauricio Macri son los “halcones” que lideran la resistencia a lo firmado por el Gobierno. En un “primer borrador” de un documento del PRO que se redactó la semana pasada, con letra del economista y diputado Luciano Laspina, figuran críticas durísimas contra el entendimiento: “Es una bomba de tiempo que explotará en la cara del próximo gobierno. Posterga las reformas estructurales que el país necesita debatir con responsabilidad (laboral, impositiva, previsional y cambiaria), crea “un puente” al 2023 para la continuidad de las políticas económicas del kirchnerismo y le deja una bomba fiscal e inflacionaria al próximo gobierno”.
En el texto queda muy en claro que el PRO se opondrá a votar el acuerdo que quiere el oficialismo. En un párrafo, por ejemplo, sostiene que “sería inmoral avalar con nuestro apoyo explícito o nuestra prescindencia implícita políticas que sólo le sirven a un gobierno que quiere conservar un presente decadente a costa de una crisis futura”. En otra parte, advierte: “El apoyo institucional y político de Juntos por el Cambio a un eventual acuerdo debe estar supeditado a los principios y valores que defendemos como fuerza política. No puede convertirse en un “cheque en blanco” para un gobierno que ha dado muestras innumerables de su desprecio por el valor de la palabra. No se puede avalar con el voto una nueva crisis inflacionaria, ni un futuro default de la deuda doméstica, ni la continuidad de las políticas que nos depositaron en una larga estanflación y contra las cuales venimos batallando hace años”.
Desde el sector duro del PRO aclararon a Infobae que “no apuestan al default”, como afirman sus críticos internos, pero aseguraron que “votar el acuerdo tal como está es votar más impuestos, achicamiento económico y barrer los problemas debajo de la alfombra”. Es lo que le planteó Macri a Morales, el presidente de la UCR, en el encuentro de hace 48 horas en la localidad bonaerense de Martínez.
El titular del radicalismo es el principal promotor de darle una ayuda a Alberto Fernández colaborando con el quórum para habilitar el debate sobre el acuerdo con el FMI, aunque, como muchos de sus pares de JxC, cree que debe votarse solamente el financiamiento y no el programa que llevará adelante el Gobierno y que incluye el ajuste económico que la oposición no quiere suscribir.
Esa es la llave que podría destrabar los desacuerdos en Juntos por el Cambio y apuntalar una posición unificada: Cornejo es uno de los principales defensores del apoyo a un proyecto de ley de un solo artículo para autorizar el financiamiento. Es justamente lo que no quiere el ministro de Economía, Martín Guzmán: “Ahora algunos dicen ‘yo quiero el financiamiento, pero no me hagas votar las políticas’. No existe -dijo-. El financiamiento está asociado a un acuerdo de políticas económicas y financieras. Es una sola cosa”.
La Coalición Cívica, por su parte, se mantiene expectante para el Zoom de esta tarde: “Habrá que ver cómo están las posiciones de otros -afirmó a Infobae uno de sus máximos referentes-. Mantenemos una posición transparente y sin ningún tipo de especulación desde un principio. Además, presentamos un proyecto (se refiere a la iniciativa impulsada por 12 diputados de la agrupación, encabezados por Maximiliano Ferraro y Juan Manuel López, para concederle al Gobierno la facultad de cerrar un acuerdo con el FMI.
“Ante la fragilidad actual del país y la incertidumbre que se vive dentro del Parlamento, aportamos este proyecto como una herramienta de última instancia para prevenir un daño mayor y definitivo a la economía: la entrada en default y ser un país inviable”, explicó el partido fundado por Elisa Carrió. El proyecto, sin embargo, no despertó mucho entusiasmo en las filas de Juntos por el Cambio.
El documento completo del PRO
Si bien se trata de un “primer borrador” y no de un documento definitivo, a continuación se reproduce el texto completo que elaboró el PRO y que anticiparía el rechazo del partido al acuerdo con el FMI que firmó el Gobierno:
“El acuerdo con el FMI es una bomba de tiempo que explotará en la cara del próximo gobierno. Posterga las reformas estructurales que el país necesita debatir con responsabilidad (laboral, impositiva, previsional y cambiaria), crea “un puente” al 2023 para la continuidad de las políticas económicas del kirchnerismo y le deja una bomba fiscal e inflacionaria al próximo gobierno.
“El acuerdo con el FMI mantiene inalterado el corazón de la política económica kirchnerista: cepo cambiario, retenciones y trabas a la exportación, altos impuestos y regulaciones anti-empleo y anti-inversión. Así, la resolución de los problemas estructurales que arrastra la economía argentina desde hace años queda enteramente en cabeza de la próxima administración. El acuerdo posterga la discusión de las reformas que el país debe encarar: laboral, impositiva, previsional y el régimen cambiario. Por el contrario, el acuerdo convalida los pactos fiscales impulsados por el kirchnerismo para aumentar indiscriminadamente los impuestos provinciales. Nada se dice de la ineficiencia y el déficit creciente de las empresas públicas, el aumento de la presión impositiva y el recurso sistemático al endeudamiento en el mercado local que desplaza el crédito al sector privado. El acuerdo le pide un esfuerzo a los argentinos mediante la suba de tarifas mientras el Gobierno dilapida USD 700 millones al año en Aerolíneas Argentinas para subsidiar pasajes al exterior y mientras asistimos un “festival” de nuevos cargos políticos en el Estado que ya superan las 150.000 designaciones en dos años de gobierno.
“El acuerdo traslada la tarea fiscal más pesada al próximo gobierno. Aún si se cumpliesen las metas del acuerdo -que probablemente serán incumplidas-, el déficit primario culminaría 2 puntos del producto por encima del déficit que recibió este gobierno a pesar de un aumento de 3 puntos en la presión tributaria. Es decir, convalidaría un aumento de 5 puntos del PIB en el gasto público que no ha redundado en ningún beneficio para el conjunto de los argentinos.
“Dos tercios de la corrección fiscal que se necesita para llegar al equilibrio fiscal primario deberán ser ejecutados por la próxima administración. Entre 2022 y 2023 se propone una reducción del déficit fiscal de 1,1% del PIB mientras que en los primeros dos años del próximo gobierno se duplica la exigencia, con una reducción del déficit de 1,9% del PIB en 2024 y 2025. El agujero fiscal en estos dos años se financiará con deuda en el mercado local a tasas de interés exorbitantes, que ya superan el 50% anual.
“El acuerdo con el FMI sirve para evitar un default presente, pero siembra las semillas de una crisis futura. Según los parámetros del nuevo programa, los vencimientos de deuda en pesos en el mercado local pasarán del equivalente a USD 45.000 millones en 2021 (9,4% del PIB) a USD 105.000 millones en 2024 (16,5% del PIB). Se trata de vencimientos de deuda en pesos o indexada a la inflación o el tipo de cambio. Estos vencimientos de deuda equivalen a tres veces la base monetaria que proyecta el acuerdo para 2024 y generarán una presión creciente sobre la inflación y el tipo de cambio. Será imposible salir del cepo cambiario con tamaños vencimientos de deuda en pesos sin correr el riesgo de una explosión inflacionaria. Con cepo cambiario la Argentina está condenada a una estanflación permanente.
“Durante los 4 años de la administración del presidente Alberto Fernández, la deuda pública aumentará más de USD 90.000 millones (USD 65.000 millones ya ocurrieron en 2020 y 2021). si se cumple el acuerdo, la deuda pública total aumentaría al menos USD 25.000 millones en 2022 y 2023, que se sumarían al aumento de USD 40.000 millones de la deuda del Tesoro y a los USD 25.000 millones de mayor deuda del Banco Central acumulada en 2020 y 2021.
“La política económica que promueve el acuerdo es inflacionaria y cargará el peso del ajuste sobre el sector privado. El acuerdo no propone un programa anti-inflacionario sino que se limita a evitar una mayor distorsión en variables claves como el tipo de cambio oficial y las tarifas de servicios públicos, que pasarán a estar mayormente indexadas, perpetuando así una altísima inflación. Sin un programa de crecimiento para cambiar el modelo kirchnerista y sin un plan de estabilización, la economía seguirá en caída, la inflación en ascenso y el sector privado cargando con el mayor peso del ajuste. El Gobierno festeja que no habrá ajuste fiscal, pero omite decir que se financiará con más ajuste del sector privado.
“Argentina no puede desperdiciar dos años a la espera de un gobierno que comience a desandar el camino que nos llevó a un estancamiento crónico. Juntos por el Cambio tiene el deber de representar a millones de argentinos que sueñan con un futuro de progreso. Sería inmoral avalar con nuestro apoyo explícito, o nuestra prescindencia implícita, políticas que sólo le sirven a un gobierno que quiere conservar un presente decadente a costa de una crisis futura.
“El apoyo institucional y político de Juntos por el Cambio a un eventual acuerdo debe estar supeditado a los principios y valores que defendemos como fuerza política. No puede convertirse en un “cheque en blanco” para un gobierno que ha dado muestras innumerables de su desprecio por el valor de la palabra. No se puede avalar con el voto una nueva crisis inflacionaria, ni un futuro default de la deuda doméstica, ni la continuidad de las políticas que nos depositaron en una larga estanflación y contra las cuales venimos batallando hace años”.
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