El tiempo sigue corriendo y el Poder Ejecutivo todavía no envió al Congreso el proyecto del acuerdo con el FMI para la reestructuración de la deuda. Mientras tanto, en el bloque oficialista de la Cámara de Diputados aumenta la presión por el escaso margen para debatir el texto pero ya comenzó a tomar forma la hoja de ruta del trámite parlamentario. No obstante, las señales del ala kirchnerista y el desplante de parte de la oposición durante la Asamblea Legislativa profundizan la incertidumbre.
Tras el primer anuncio oficial del entendimiento con el organismo, el 28 de enero, el Ejecutivo contaba con enviar el proyecto durante las sesiones extraordinarias. Rápidamente ese plan fue descartado y se barajó la opción de enviarlo durante los últimos días de febrero para avanzar con el debate en comisión y así poder tratarlo en la primera semana de sesiones ordinarias. Eso tampoco se concretó y la expectativa estaba puesta en un eventual anuncio de Alberto Fernández durante el discurso de la Asamblea Legislativa.
Para sorpresa de muchos, el Presidente reconoció que el ministro de Economía Martín Guzmán todavía seguía negociando la “formalización” del acuerdo y aseguró que todo estaría concluido “a la brevedad”. La tarde del martes transcurrió sin más novedades y llegado el miércoles en la bancada oficialista todavía no se sabe nada. La ventana de tiempo de tres semanas parece reducirse a dos.
Cuando el texto finalmente llegue a los despachos de los diputados, el oficialismo planea organizar una serie de reuniones con funcionarios para que expliquen los detalles. También irán centrales obreras y cámaras empresarias para manifestar sus ideas y preocupaciones.
La primera reunión que planean organizar Germán Martínez -nuevo jefe de la bancada oficialista- y Sergio Massa es con el ministro de Economía, Martín Guzmán, con el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, y con el jefe de Gabinete Juan Manzur. Será en la comisión de Presupuesto ante representantes de todos los bloques.
Luego habrá un segundo encuentro con la CGT, la CTA, las cámaras empresarias y el Grupo de los 6 (UIA, Camarco, CAC, Adeba, SRA y la Bolsa de Comercio).
La tercera reunión podría generar polémica y seguramente requerirá algún tipo de acuerdo político previo. Irán economistas y, como ya manifestó en alguna oportunidad Germán Martínez, el oficialismo busca que los funcionarios del gobierno de Mauricio Macri que participaron de la toma de deuda también expongan sobre la negociación de 2018. “Los vamos a invitar, si no vienen será problema de ellos”, adelantaron a Infobae desde la bancada del Frente de Todos.
El 21 de marzo, en apenas 19 días, Argentina tiene un vencimiento por USD 2.809 millones con el organismo y el Banco Central no cuenta con los dólares suficientes para afrontarlo. En ese lapso, el proyecto debe pasar por ambas Cámaras y sus respectivas Comisiones, pero el oficialismo todavía no logra alinear a todo su bloque y la relación con la oposición tampoco da garantías.
Según reconocieron desde el Ministerio de Economía, todo el proceso se demoró por la falta de acuerdo en torno a la reducción de los subsidios y el consecuente aumento de tarifas que significaría. Sobre ese punto, Alberto Fernández juró ayer ante el Congreso que no habría “tarifazos”.
El texto del entendimiento con el FMI podría ser la llave para destrabar todo. La oposición exige desde hace meses conocer los detalles de la negociación para terminar de definir su posición. Si bien la UCR y la Coalición Cívica ya adelantaron que prestarán el quorum y no trabarán el proyecto para evitar el “mal mayor” del default, los sectores duros del PRO -que ayer se levantó de la sesión ante las críticas a Macri por la deuda- se muestran más reticentes. Aseguran que no apoyarán nuevos impuestos ni cláusulas que condicionen la gobernabilidad a partir de 2023. La demora del proyecto sólo habilita las especulaciones políticas y amplifica las tensiones internas.
Del lado del oficialismo el panorama tampoco luce prometedor. Máximo Kirchner no sólo renunció a la presidencia del bloque para mostrar su rechazo al acuerdo, sino que también se ausentó a la apertura de sesiones con una excusa casi provocadora, que sus hijos empezaba la escuela en Santa Cruz. Además pegaron el faltazo el ministro Eduardo “Wado” de Pedro -de gira por España- y el senador Oscar Parrilli, mano derecha de Cristina Kirchner. Durante el discurso, la Vicepresidenta tampoco se mostró muy efusiva con las palabras de Alberto Fernández.
Por su parte, Germán Martínez y Sergio Massa esperan el proyecto para encarar el “poroteo” (recuento de los votos). El rol de la Cámara baja será clave porque el Gobierno necesita que allí se encamine bien la discusión para que el trámite sea menos traumático en el Senado, donde los legisladores expresaron más dudas.
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