La dirigencia del PRO se endureció más luego de que Alberto Fernández atacó a Mauricio Macri en su discurso ante la Asamblea Legislativa para abrir el período de sesiones ordinarias del Congreso. Sin embargo, en un encuentro que mantuvo ayer su mesa chica, evitó oficializar su rechazo a los términos del acuerdo del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras concluyó que lo que trascendió hasta ahora sobre su contenido es “malo para el país” y se convertirá en una “bomba de tiempo” que afectará a la administración que asuma en 2023.
La reunión tuvo lugar en la casa de Macri, en la localidad bonaerense de Acassuso, y aunque en las dos horas que duró hubo fuertes cuestionamientos al entendimiento que negocia el ministro Martín Guzmán con el Fondo, los participantes se juramentaron en dejar trascender la parte más benévola de las conclusiones: el partido que preside Patricia Bullrich insistió en que primero quiere conocer el texto del acuerdo para analizarlo con más profundidad y afirmó que buscará hablar con la UCR y la Coalición Cívica para consensuar una posición conjunta sobre el tema. “Priorizamos la unidad de JxC, pero no queremos enredarnos en las pésimas decisiones del Gobierno”, advirtió uno de sus referentes.
La mesa chica del PRO coincidió en que es crucial para la Argentina evitar el default y en que, si finalmente se llega a esta instancia, la responsabilidad será del Gobierno porque tiene los votos necesarios en el Congreso para aprobar el acuerdo con el FMI sin necesidad de recurrir al apoyo de los legisladores de la oposición. “Sólo tienen que reunir el mismo número de diputados que avaló los cambios en el Impuesto a los Bienes Personales en diciembre pasado”, explicó a Infobae un dirigente de peso, con la certeza de que no será tan fácil llegar a ese objetivo por las fuertes diferencias que existen en el Frente de Todos.
El encuentro de ayer fue abierto por los informes de economistas del espacio: el ex ministro de Economía Hernán Lacunza, el diputado nacional Luciano Laspina y el ex presidente del Banco Central Guido Sandleris. Con matices, los tres coincidieron en que, según los detalles que trascendieron, el acuerdo con el FMI será perjudicial para la Argentina porque no permitirá superar los actuales problemas económicos e incluso se transformará en un serio condicionante para la gestión del próximo gobierno.
Uno de ellos calificó al entendimiento con el Fondo como “una bomba de tiempo”: estallará en 2023 porque no aportará soluciones para el empleo, las inversiones ni el sistema previsional, y no contempla una reforma estructural del Estado.
Luego de escuchar a los economistas, que pintaron un panorama nada optimista, habló cada uno de los dirigentes del PRO. Allí, en el espacioso living de la casa de Macri, además del anfitrión y de Bullrich, estuvieron Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo, Humberto Schiavoni, Omar De Marchi, Alvaro González y Federico Angelini.
El ex presidente y el jefe de Gobierno porteño escucharon atentamente a sus colegas, criticaron al Gobierno y destacaron que la postura que adopte el PRO sobre el acuerdo con el Fondo no debe poner en riesgo la unidad de Juntos por el Cambio.
Aun así, definieron que esperarán conocer los detalles del entendimiento antes de difundir su posición sobre el tema. “No es una buena práctica rechazar algo que no conocemos”, señaló uno de los concurrentes. Todos saben que ahora vendrá lo más complicado, que es consensuar una postura con sus socios de JxC. El radicalismo es más permeable a respaldar el acuerdo con el FMI, aunque busca evitar las sobreactuaciones y tratar de que el aval al ajuste económico esté a cargo de la Casa Rosada. La Coalición Cívica, en sintonía con su fundadora, Elisa Carrió, impulsa el apoyo al acuerdo para alejar el fantasma del default y permitir que Alberto Fernández no pierda posiciones que sean aprovechadas por Cristina Kirchner para avanzar.
A algunos de los presentes en la reunión de Acassuso les llamó la atención la dureza que mostró Vidal para cuestionar al oficialismo. Se mostró muy activa e insistió en que el acuerdo que firmará el Gobierno con el FMI es, lisa y llanamente, “malo”. Bullrich fue una de las que repitió que si la Argentina entra en default será responsabilidad del Frente de Todos. “Tenemos que volver a hablar con toda la coalición porque nos están dejando un gran problema a futuro”, señaló la jefa del PRO.
Ese es el principal desafío que le espera a Juntos por el Cambio. Las diferencias internas por el acuerdo con el Fondo están a la vista. Por eso machacarán con la necesidad de que el Frente de Todos unifique sus posturas, casi irreconciliables, para votar el entendimiento en el Congreso y hacerse cargo de las consecuencias de lo firmado. Es decir, del ajuste que viene.
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